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Con Tareck El Aissami, Maduro purga, a lo Stalin

.
Sebastián Gennari
11 de abril, 2024

Las autoridades venezolanas han detenido a Tareck El Aissami, otrora poderoso ministro chavista de Petróleo y presidente de PDVSA, la petrolera estatal. El presidente Nicolás Maduro lo acusa de “traición a la patria”. Se trata, hasta donde se dice, de un caso de corrupción.  

  • El Aissami también ha sido imputado por legitimación de capitales, apropiación o distracción del patrimonio público, “alardeamiento” o valimiento de relaciones o influencias y asociación ilícita. La Fiscalía, sin el más mínimo simulacro de presunción de inocencia, prometió una “sanción ejemplar”.
  • Simón Zerpa, un antiguo ministro de Economía y Finanzas, y Samark López, empresario y testaferro de El Aissami, también fueron detenidos. Ambos son –también– chavistas de raigambre que han sido sancionados por EE. UU.
  • acusa de ser partícipes de la trama PDVSA-Cripto. Todo sugiere que El Aissami lideró una extensa banda de políticos y empresarios corruptos que vendía crudo venezolano a cambio de criptomonedas.A todos se les

Entre líneas. El espectáculo de la captura de El Aissami puede resultar confuso e incómodo, mas no sorprendente. Hasta esta semana, El Aissami llevaba un año desaparecido; en un momento fue miembro del politburó del régimen, pero desde marzo de 2023 parecía estar sujeto a una suerte de damnatio memoriae.

  • La novedad, por tanto, no es la exclusión política del exministro, sino la confirmación de su captura. No es el primero en caer durante esta purga: el caso PDVSA-Cripto ha llevado a la detención de 54 personas, muchas de ellas figuras políticas prominentes, algunas del círculo de El Aissami.
  • Se habla de la sustracción de hasta US$21,000M de las arcas públicas. Venezuela, cabe recordar, no atraviesa una época de bonanza, pero la trama empezó en 2017, cuando la situación era auténticamente nefasta, corría peligro la existencia del Estado y emigraban millones.
  • La riña ideológica. Los detenidos son miembros de la “boliburguesía”, la élite bolivariana del chavismo. A ojos de Maduro y su entorno, este es el debido castigo por haber hurtado cantidades tan obscenas que por momentos pareció probable la caída del régimen.No se trata, por tanto, de un

Perfil. El Aissami, quien llegó a ser denominado el “zar del petróleo”, es chavista desde hace más de 20 años. Conquistó las más altas cumbres del régimen, entrando como diputado raso en 2005 y terminando como “superministro” —vicepresidente sectorial de Economía y ministro de Petróleo— antes de consumarse su muerte política.

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  • Siempre se dijo incorruptible: en tanto que “revolucionario antiimperialista”, decía contar con una “moral intacta”. Chávez y Maduro lo respaldaron en su momento, considerándolo un buen patriota y socialista. El hecho de ser árabe y, además, baazista, lo imbuía de caché revolucionario.

¿Por qué importa? Las guerras intestinas del régimen venezolano podrían parecer intrascendentes. Lo son, al menos en cierta medida. El Gobierno mantiene su vigor e incluso ha logrado que la Casa Blanca, a pesar de la consternación de los republicanos, levante algunas sanciones sobre el petróleo venezolano.

  • Y no se puede decir que la oposición levante cabeza. Después de la pantomima del Gobierno interino de Juan Guaidó, María Corina Machado se ha erguido como líder. Maduro, haciendo caso omiso de lo acordado en Barbados con EE. UU., inhabilitó su candidatura presidencial.
  • Por si fuera poco, Manuel Rosales, gobernador del Estado Zulia, ha jurado lealtad a Machado, pero sólo a Machado, y no a cualquier otro candidato. Ante la imposibilidad de una candidatura de Machado, cabe la posibilidad de una oposición dividida de cara a las elecciones de julio.
  • En todo caso, el arresto de El Aissami es una demostración de fuerza por parte de Maduro. Superadas las dificultades económicas más engorrosas, sólo le queda limpiar la casa internamente, para así poder pasar a asegurarse un lustro más en el poder.
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Con Tareck El Aissami, Maduro purga, a lo Stalin

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Sebastián Gennari
11 de abril, 2024

Las autoridades venezolanas han detenido a Tareck El Aissami, otrora poderoso ministro chavista de Petróleo y presidente de PDVSA, la petrolera estatal. El presidente Nicolás Maduro lo acusa de “traición a la patria”. Se trata, hasta donde se dice, de un caso de corrupción.  

  • El Aissami también ha sido imputado por legitimación de capitales, apropiación o distracción del patrimonio público, “alardeamiento” o valimiento de relaciones o influencias y asociación ilícita. La Fiscalía, sin el más mínimo simulacro de presunción de inocencia, prometió una “sanción ejemplar”.
  • Simón Zerpa, un antiguo ministro de Economía y Finanzas, y Samark López, empresario y testaferro de El Aissami, también fueron detenidos. Ambos son –también– chavistas de raigambre que han sido sancionados por EE. UU.
  • acusa de ser partícipes de la trama PDVSA-Cripto. Todo sugiere que El Aissami lideró una extensa banda de políticos y empresarios corruptos que vendía crudo venezolano a cambio de criptomonedas.A todos se les

Entre líneas. El espectáculo de la captura de El Aissami puede resultar confuso e incómodo, mas no sorprendente. Hasta esta semana, El Aissami llevaba un año desaparecido; en un momento fue miembro del politburó del régimen, pero desde marzo de 2023 parecía estar sujeto a una suerte de damnatio memoriae.

  • La novedad, por tanto, no es la exclusión política del exministro, sino la confirmación de su captura. No es el primero en caer durante esta purga: el caso PDVSA-Cripto ha llevado a la detención de 54 personas, muchas de ellas figuras políticas prominentes, algunas del círculo de El Aissami.
  • Se habla de la sustracción de hasta US$21,000M de las arcas públicas. Venezuela, cabe recordar, no atraviesa una época de bonanza, pero la trama empezó en 2017, cuando la situación era auténticamente nefasta, corría peligro la existencia del Estado y emigraban millones.
  • La riña ideológica. Los detenidos son miembros de la “boliburguesía”, la élite bolivariana del chavismo. A ojos de Maduro y su entorno, este es el debido castigo por haber hurtado cantidades tan obscenas que por momentos pareció probable la caída del régimen.No se trata, por tanto, de un

Perfil. El Aissami, quien llegó a ser denominado el “zar del petróleo”, es chavista desde hace más de 20 años. Conquistó las más altas cumbres del régimen, entrando como diputado raso en 2005 y terminando como “superministro” —vicepresidente sectorial de Economía y ministro de Petróleo— antes de consumarse su muerte política.

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  • Siempre se dijo incorruptible: en tanto que “revolucionario antiimperialista”, decía contar con una “moral intacta”. Chávez y Maduro lo respaldaron en su momento, considerándolo un buen patriota y socialista. El hecho de ser árabe y, además, baazista, lo imbuía de caché revolucionario.

¿Por qué importa? Las guerras intestinas del régimen venezolano podrían parecer intrascendentes. Lo son, al menos en cierta medida. El Gobierno mantiene su vigor e incluso ha logrado que la Casa Blanca, a pesar de la consternación de los republicanos, levante algunas sanciones sobre el petróleo venezolano.

  • Y no se puede decir que la oposición levante cabeza. Después de la pantomima del Gobierno interino de Juan Guaidó, María Corina Machado se ha erguido como líder. Maduro, haciendo caso omiso de lo acordado en Barbados con EE. UU., inhabilitó su candidatura presidencial.
  • Por si fuera poco, Manuel Rosales, gobernador del Estado Zulia, ha jurado lealtad a Machado, pero sólo a Machado, y no a cualquier otro candidato. Ante la imposibilidad de una candidatura de Machado, cabe la posibilidad de una oposición dividida de cara a las elecciones de julio.
  • En todo caso, el arresto de El Aissami es una demostración de fuerza por parte de Maduro. Superadas las dificultades económicas más engorrosas, sólo le queda limpiar la casa internamente, para así poder pasar a asegurarse un lustro más en el poder.