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Los ciclistas que corren un Tour de Francia viven 6 años más, según un estudio

Redacción República
03 de septiembre, 2013

Los ciclistas profesionales que toman parte en el Tour de Francia viven de media seis años más que el común de los mortales, pese a los problemas de dopaje y las muertes prematuras de corredores como Tom Simpson, Marco Pantani o Laurent Fignon, según investigadores franceses.

Estos sorprendentes resultados fueron presentados este martes en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología que se celebra hasta el miércoles en Amsterdam y se basa en el estudio de los 786 ciclistas franceses que participaron en la carrera desde 1947, cuando se reanudó la prueba tras la Segunda Guerra Mundial.

En el periodo estudiado (1947-2012) ‘la mortalidad (por cualquier causa) es estos deportistas de alto nivel es un 41% inferior a la del resto de hombres que viven en Francia’, dijo a la AFP el Profesor Jean-François Toussaint del Instituto de Investigación Médica sobre el Deporte (IRMES), que ha realizado el estudio junto a los investigadores Eloi Marijon y Grégoire Rey.

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‘También hemos estudiado el dopaje a lo largo del tiempo y no hay ninguna diferencia de mortalidad’, aseguró el experto, pese a que admitió que ‘para el periodo más reciente, desde inicios de los años 1990, los de la entrada masiva de EPO y de la hormona de crecimiento que explotó con el asunto Festina y la confesión de Lance Armstrong, no se tiene suficiente perspectiva a largo plazo’.

‘Por el momento, no hay un impacto medible’ en la última generación de atletas, ‘de ahí la necesidad de continuar el estudio’.

Los franceses representan un 30% de todos los participantes en el Tour que han terminado al menos una vez la carrera ciclista.

Del total de ciclistas estudiados (786), habían fallecido, a 1 de septiembre de 2012, 208 (26%), de los que dos tercios habían muerto por causas cancerígenas o cardiovasculares, según los autores del estudio, que precisaron que se conocen la totalidad de las causas de mortalidad desde 1968.

En total, la esperanza de vida de estos ciclistas es como media unos 6,3 años superior al del resto de la población masculina.

‘Este aumento de la esperanza de vida es válido para todas las franjas de edad, salvo para lo smenores de 30 años, que tienen la misma tasa de mortalidad que el resto de población’, como consecuencia de los riesgos traumáticos (accidentes, caídas, etc), señaló Toussaint.

No obstante, los autores destacaron que los participantes en un Tour forman parte de una selección de atletas de élite con buena salud.

Según los autores del estudio, el resultado se explica por la relación entre la forma física y la esperanza de vida: muchos de los corredores siguen practicando deporte después de su retirada como profesionales y pocos fuman.

Faltaría por encontrar si existe también alguna predisposición genética que alargue la vida de estos atletas.

Los efectos potenciales del dopaje han sido analizados midiendo la tasa de mortalidad en tres periodos: de los años 1950-1960 (época del apogeo de las anfetaminas) a los años 1970-1980 (esteroides anabolizantes) la mortalidad no varió.

Pese a las nuevas formas de dopaje en las dos últimas décadas (EPO y hormona de crecimiento), la longevidad de los deportistas franceses tampoco se ha reducido, pese a que los investigadores advirtieron que es imposble estimar el periodo de vida de los ciclistas de esta última época.

Según Toussaint, ahora se debería confirmar los resultados haciendo un estudio similar con los ciclistas de otros países.

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Los ciclistas que corren un Tour de Francia viven 6 años más, según un estudio

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03 de septiembre, 2013

Los ciclistas profesionales que toman parte en el Tour de Francia viven de media seis años más que el común de los mortales, pese a los problemas de dopaje y las muertes prematuras de corredores como Tom Simpson, Marco Pantani o Laurent Fignon, según investigadores franceses.

Estos sorprendentes resultados fueron presentados este martes en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología que se celebra hasta el miércoles en Amsterdam y se basa en el estudio de los 786 ciclistas franceses que participaron en la carrera desde 1947, cuando se reanudó la prueba tras la Segunda Guerra Mundial.

En el periodo estudiado (1947-2012) ‘la mortalidad (por cualquier causa) es estos deportistas de alto nivel es un 41% inferior a la del resto de hombres que viven en Francia’, dijo a la AFP el Profesor Jean-François Toussaint del Instituto de Investigación Médica sobre el Deporte (IRMES), que ha realizado el estudio junto a los investigadores Eloi Marijon y Grégoire Rey.

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‘También hemos estudiado el dopaje a lo largo del tiempo y no hay ninguna diferencia de mortalidad’, aseguró el experto, pese a que admitió que ‘para el periodo más reciente, desde inicios de los años 1990, los de la entrada masiva de EPO y de la hormona de crecimiento que explotó con el asunto Festina y la confesión de Lance Armstrong, no se tiene suficiente perspectiva a largo plazo’.

‘Por el momento, no hay un impacto medible’ en la última generación de atletas, ‘de ahí la necesidad de continuar el estudio’.

Los franceses representan un 30% de todos los participantes en el Tour que han terminado al menos una vez la carrera ciclista.

Del total de ciclistas estudiados (786), habían fallecido, a 1 de septiembre de 2012, 208 (26%), de los que dos tercios habían muerto por causas cancerígenas o cardiovasculares, según los autores del estudio, que precisaron que se conocen la totalidad de las causas de mortalidad desde 1968.

En total, la esperanza de vida de estos ciclistas es como media unos 6,3 años superior al del resto de la población masculina.

‘Este aumento de la esperanza de vida es válido para todas las franjas de edad, salvo para lo smenores de 30 años, que tienen la misma tasa de mortalidad que el resto de población’, como consecuencia de los riesgos traumáticos (accidentes, caídas, etc), señaló Toussaint.

No obstante, los autores destacaron que los participantes en un Tour forman parte de una selección de atletas de élite con buena salud.

Según los autores del estudio, el resultado se explica por la relación entre la forma física y la esperanza de vida: muchos de los corredores siguen practicando deporte después de su retirada como profesionales y pocos fuman.

Faltaría por encontrar si existe también alguna predisposición genética que alargue la vida de estos atletas.

Los efectos potenciales del dopaje han sido analizados midiendo la tasa de mortalidad en tres periodos: de los años 1950-1960 (época del apogeo de las anfetaminas) a los años 1970-1980 (esteroides anabolizantes) la mortalidad no varió.

Pese a las nuevas formas de dopaje en las dos últimas décadas (EPO y hormona de crecimiento), la longevidad de los deportistas franceses tampoco se ha reducido, pese a que los investigadores advirtieron que es imposble estimar el periodo de vida de los ciclistas de esta última época.

Según Toussaint, ahora se debería confirmar los resultados haciendo un estudio similar con los ciclistas de otros países.