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Experiencia extranjera al servicio de ambiciones deportivas de Catar

Redacción República
31 de diciembre, 2013

Son médicos, entrenadores, estrategas, especialistas de todo tipo y llegados del mundo entero los que se han reunido en Catar para tratar de concretar las insaciables ambiciones deportivas del pequeño emirato.

Una bulimia deportiva la que siente este pequeño país del Golfo, rico en petróleo y gas, desde que obtuvo la organización del Mundial de Fútbol de 2022 y del campeonato mundial de balonmano en 2015.

Entre inquietud y reconocimiento, Europa también ha descubierto este país a través del fútbol, sea con la publicidad de la camiseta del Barcelona de Lionel Messi o con la adquisición del París SG de Zlatan Ibrahimovic.

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Es más desconocido, en cambio, los medios que está destinando Catar para mejorar sus resultados deportivos.

‘Tenemos dirigentes que nunca aceptan ser segundos. Cada vez que me confían un proyecto, estimo que si no puedo ser número uno, no debería existir’, dice a la AFP el doctor Mohammed Alsayrafi, jefe del laboratorio antidopaje de Catar.

Gran inversión en personal

El centro quiere convertirse en una referencia en el Golfo y busca la acreditación de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) para antes de un año. Para ponerlo en marcha han contratado al exjefe del laboratorio de Atenas.

‘La inversión en máquinas y el edificio supera los 150 millones de dólares. La inversión humana no tiene precio’, estimó Alsayrafi.

A escasos cientos de metros se levanta la clínica Aspetar para deportistas de alto nivel, a la que acuden profesionales tanto de Catar como del resto del mundo, a imagen de Ferydoon Zandi, jugador del equipo egipcio del Al Ahly e internacional iraní.

‘Muchos atletas vienen del extranjero para curarse porque sabe que las infraestructuras y los fisioterapeutas son buenos’, explica el futbolista. ‘El otro día, Shaquille O’Neal estuvo ante mí. Quería ver las instalaciones’.

París SG, Arsenal, Liverpool, Chelsea, así como la selección argelina, envían a sus jugadores allá, aseguró Hakim Chalabi, director del Programa Nacional de Medicina Deportiva y antiguo médico del PSG y del equipo de rubgy del Stade Français.

La cultura de la victoria

‘Es el Sillicon Valley de la medicina deportiva’, describe en referencia a la zona de California donde se concentran las grandes empresas tecnológicas.

‘Cuando se quiere ir hacia la excelencia, se debe tratar de encontrar a los mejores en cualquier sitio. La estrategia se define aquí. Después, hace falta (…) los medios humanos. Y vamos a buscarles allá donde están los mejores, ya sea en Catar o fuera’.

Un poco más lejos, se encuentra la inmensa Academia Aspire, centro de entrenamiento dedicado al fútbol y a 10 deportes individuales en los que Catar espera ganar medallas. Como en salto de altura, donde Mutaz Essa Barshim se colgó el bronce olímpico en Londres-2012 (2,29 m) y la plata en el Mundial de Moscú-2014 (2,38 m).

El español Iván Bravo, ex director de la estrategia en el Real Madrid, vela por su futuro. ‘Veo un convencimiento real de lo que puede aportar el deporte a este país. No creo que el deporte esté inculcado en la sociedad (catarí) como lo está en Europa. Es la apuesta del país’.

Y para lograrlo son imprescindibles los resultados. ‘Hace falta también algunos de esos iconos que todo el mundo busca’, opina.

Para muchos la apuesta, más que audaz, es irrealista. Catar tiene dos millones de habitantes, de los que sólo 300.000 son nacionales. Y pocos ven en esta escasa reserva una potencia deportiva mundial.

El emirato, sin embargo, hace oídos sordos a esas críticas, que se han multiplicado desde la obtención del Mundial-2022 y denuncian sin cesar la explotación de los obreros extranjeros, la corrupción, el clima inadecuado, la ausencia de fervor popular.

Aquellos que han sido convencidos por los cataríes para trabajar con ellos coinciden en que las condiciones financieras no son decisivas, sino que les ha seducido el proyecto.

‘Lo que están haciendo es plantar una semilla’, resume el estadounidense Barry White, ex jugador de baloncesto e internacional francés, que dirige el gimnasio del Aspetar.

‘El trabajo que nosotros hacemos es el de regar esta semilla todos los días a la espera de que germine y crezca de la forma que deseamos: es la cultura deportiva de la victoria’, resume.

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Experiencia extranjera al servicio de ambiciones deportivas de Catar

Redacción República
31 de diciembre, 2013

Son médicos, entrenadores, estrategas, especialistas de todo tipo y llegados del mundo entero los que se han reunido en Catar para tratar de concretar las insaciables ambiciones deportivas del pequeño emirato.

Una bulimia deportiva la que siente este pequeño país del Golfo, rico en petróleo y gas, desde que obtuvo la organización del Mundial de Fútbol de 2022 y del campeonato mundial de balonmano en 2015.

Entre inquietud y reconocimiento, Europa también ha descubierto este país a través del fútbol, sea con la publicidad de la camiseta del Barcelona de Lionel Messi o con la adquisición del París SG de Zlatan Ibrahimovic.

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Es más desconocido, en cambio, los medios que está destinando Catar para mejorar sus resultados deportivos.

‘Tenemos dirigentes que nunca aceptan ser segundos. Cada vez que me confían un proyecto, estimo que si no puedo ser número uno, no debería existir’, dice a la AFP el doctor Mohammed Alsayrafi, jefe del laboratorio antidopaje de Catar.

Gran inversión en personal

El centro quiere convertirse en una referencia en el Golfo y busca la acreditación de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) para antes de un año. Para ponerlo en marcha han contratado al exjefe del laboratorio de Atenas.

‘La inversión en máquinas y el edificio supera los 150 millones de dólares. La inversión humana no tiene precio’, estimó Alsayrafi.

A escasos cientos de metros se levanta la clínica Aspetar para deportistas de alto nivel, a la que acuden profesionales tanto de Catar como del resto del mundo, a imagen de Ferydoon Zandi, jugador del equipo egipcio del Al Ahly e internacional iraní.

‘Muchos atletas vienen del extranjero para curarse porque sabe que las infraestructuras y los fisioterapeutas son buenos’, explica el futbolista. ‘El otro día, Shaquille O’Neal estuvo ante mí. Quería ver las instalaciones’.

París SG, Arsenal, Liverpool, Chelsea, así como la selección argelina, envían a sus jugadores allá, aseguró Hakim Chalabi, director del Programa Nacional de Medicina Deportiva y antiguo médico del PSG y del equipo de rubgy del Stade Français.

La cultura de la victoria

‘Es el Sillicon Valley de la medicina deportiva’, describe en referencia a la zona de California donde se concentran las grandes empresas tecnológicas.

‘Cuando se quiere ir hacia la excelencia, se debe tratar de encontrar a los mejores en cualquier sitio. La estrategia se define aquí. Después, hace falta (…) los medios humanos. Y vamos a buscarles allá donde están los mejores, ya sea en Catar o fuera’.

Un poco más lejos, se encuentra la inmensa Academia Aspire, centro de entrenamiento dedicado al fútbol y a 10 deportes individuales en los que Catar espera ganar medallas. Como en salto de altura, donde Mutaz Essa Barshim se colgó el bronce olímpico en Londres-2012 (2,29 m) y la plata en el Mundial de Moscú-2014 (2,38 m).

El español Iván Bravo, ex director de la estrategia en el Real Madrid, vela por su futuro. ‘Veo un convencimiento real de lo que puede aportar el deporte a este país. No creo que el deporte esté inculcado en la sociedad (catarí) como lo está en Europa. Es la apuesta del país’.

Y para lograrlo son imprescindibles los resultados. ‘Hace falta también algunos de esos iconos que todo el mundo busca’, opina.

Para muchos la apuesta, más que audaz, es irrealista. Catar tiene dos millones de habitantes, de los que sólo 300.000 son nacionales. Y pocos ven en esta escasa reserva una potencia deportiva mundial.

El emirato, sin embargo, hace oídos sordos a esas críticas, que se han multiplicado desde la obtención del Mundial-2022 y denuncian sin cesar la explotación de los obreros extranjeros, la corrupción, el clima inadecuado, la ausencia de fervor popular.

Aquellos que han sido convencidos por los cataríes para trabajar con ellos coinciden en que las condiciones financieras no son decisivas, sino que les ha seducido el proyecto.

‘Lo que están haciendo es plantar una semilla’, resume el estadounidense Barry White, ex jugador de baloncesto e internacional francés, que dirige el gimnasio del Aspetar.

‘El trabajo que nosotros hacemos es el de regar esta semilla todos los días a la espera de que germine y crezca de la forma que deseamos: es la cultura deportiva de la victoria’, resume.