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El Salón de Alta Relojería de Ginebra ignora el tiempo de la crisis

Redacción República
22 de enero, 2014

Los relojes de lujo se venden cada día más y, aun cuando China ya no es el principal motor de crecimiento, los profesionales del sector de la Alta Relojería, reunidos como todos los años en su Salón Internacional de Ginebra, parecen ignorar el tiempo de la crisis.

Las marcas de lujo del sector relojero mundial registran un crecimiento del 12% de sus ventas, según su informe 2014 (WorldWatchReport), publicado al inaugurarse el Salón Internacional de la Alta Relojería (SIHH).

Pese a una ligera desaceleración, ‘el interés en China por las marcas de lujo sigue siendo elevado’.

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Como un signo de este optimismo por los relojes finos, nuevas marcas aparecen o renacen. Este año, la casa Ferdinand Berthoud, propiedad del grupo Chopard, reabrirá.

El salón, que se lleva a cabo del 20 al 24 de enero, atrae a más de 13.000 visitantes, exclusivamente profesionales. Dieciséis relojeros de lujo, 12 de los cuales pertenecen al grupo Richemont, exponen sus bellos objetos.

En la casa Officine Panerai, todos los ejemplares de una edición especial de reloj de bolsillo, en oro blanco u oro rosado, fueron vendidos el primer día. ‘Se trata de 100 piezas, todas se vendieron, a un precio de 59.000 euros la unidad’, indica a la AFP un portavoz del relojero italiano, a quien le gusta recordar que la marca se hizo célebre por sus relojes fabricados especialmente para los comandos de la marina real durante la Segunda Guerra Mundial.

Estos relojes de bolsillo, destinados a una clientela de coleccionistas y conocedores, sirven también para bucear, garantizados hasta 50 metros de profundidad.

El salón de Ginebra está reservado a las grandes marcas, como Cartier, Van Cleef, Vacheron-Constantin o Jaeger-LeCoultre, que no están presentes en Baselworld, el principal salón mundial de la joyería y la relojería, que se lleva a cabo en la primavera en Basilea.

En el SIHH, Cartier, el mayor expositor, presenta una novedad, el Calibre Diver, su primer reloj de buceo, impermeable a 300 metros. ‘Es un compromiso entre las exigencias técnicas de un reloj de buceo y la estética propia de Cartier’, explica un responsable de la marca, al presentar el objeto, propuesto por 5.550 euros.

Según las cifras de octubre-diciembre de 2013 de Richemont, las ventas en China, que durante mucho tiempo conocieron una fuerte progresión, aumentaron un 3% durante ese periodo y un 4% a lo largo de 9 meses (abril-diciembre).

El diseñador de moda estadounidense Ralph Lauren, que se lanzó en la alta relojería en 2009, asociándose con Richemont, presenta igualmente sus últimas creaciones, que atraen sobre todo a una clientela japonesa y estadounidense.

En la marca Piaget, la gran novedad en 2014 es el reloj mecánico más delgado del mundo, con un espesor de 3,65 milímetros, un desafío técnico, que necesitó 3 años de investigaciones, según un responsable.

Con el fin de seducir a una clientela refinada, que considera los relojes una inversión diversificada, los relojeros se muestran imaginativos, multiplicando infinitamente las complicaciones, los diseños o las funciones de sus aparatos.

La casa Richard Mille, uno de los raros relojeros independientes presentes en el Salón, vio su volumen de negocios aumentar un 20% en 2013, a 132 millones de francos suizos (110 millones de euros), según una entrevista con su dirigente publicada el martes por el diario suizo Agefi.

En 2013, Richard Mille produjo un poco menos de 3.000 relojes, pero en dos años, su precio medio pasó de 100.000 (109.800 dólares) a 150.000 francos suizos (164.800 dólares).

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Los relojes de lujo se venden cada día más y, aun cuando China ya no es el principal motor de crecimiento, los profesionales del sector de la Alta Relojería, reunidos como todos los años en su Salón Internacional de Ginebra, parecen ignorar el tiempo de la crisis.

Las marcas de lujo del sector relojero mundial registran un crecimiento del 12% de sus ventas, según su informe 2014 (WorldWatchReport), publicado al inaugurarse el Salón Internacional de la Alta Relojería (SIHH).

Pese a una ligera desaceleración, ‘el interés en China por las marcas de lujo sigue siendo elevado’.

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Como un signo de este optimismo por los relojes finos, nuevas marcas aparecen o renacen. Este año, la casa Ferdinand Berthoud, propiedad del grupo Chopard, reabrirá.

El salón, que se lleva a cabo del 20 al 24 de enero, atrae a más de 13.000 visitantes, exclusivamente profesionales. Dieciséis relojeros de lujo, 12 de los cuales pertenecen al grupo Richemont, exponen sus bellos objetos.

En la casa Officine Panerai, todos los ejemplares de una edición especial de reloj de bolsillo, en oro blanco u oro rosado, fueron vendidos el primer día. ‘Se trata de 100 piezas, todas se vendieron, a un precio de 59.000 euros la unidad’, indica a la AFP un portavoz del relojero italiano, a quien le gusta recordar que la marca se hizo célebre por sus relojes fabricados especialmente para los comandos de la marina real durante la Segunda Guerra Mundial.

Estos relojes de bolsillo, destinados a una clientela de coleccionistas y conocedores, sirven también para bucear, garantizados hasta 50 metros de profundidad.

El salón de Ginebra está reservado a las grandes marcas, como Cartier, Van Cleef, Vacheron-Constantin o Jaeger-LeCoultre, que no están presentes en Baselworld, el principal salón mundial de la joyería y la relojería, que se lleva a cabo en la primavera en Basilea.

En el SIHH, Cartier, el mayor expositor, presenta una novedad, el Calibre Diver, su primer reloj de buceo, impermeable a 300 metros. ‘Es un compromiso entre las exigencias técnicas de un reloj de buceo y la estética propia de Cartier’, explica un responsable de la marca, al presentar el objeto, propuesto por 5.550 euros.

Según las cifras de octubre-diciembre de 2013 de Richemont, las ventas en China, que durante mucho tiempo conocieron una fuerte progresión, aumentaron un 3% durante ese periodo y un 4% a lo largo de 9 meses (abril-diciembre).

El diseñador de moda estadounidense Ralph Lauren, que se lanzó en la alta relojería en 2009, asociándose con Richemont, presenta igualmente sus últimas creaciones, que atraen sobre todo a una clientela japonesa y estadounidense.

En la marca Piaget, la gran novedad en 2014 es el reloj mecánico más delgado del mundo, con un espesor de 3,65 milímetros, un desafío técnico, que necesitó 3 años de investigaciones, según un responsable.

Con el fin de seducir a una clientela refinada, que considera los relojes una inversión diversificada, los relojeros se muestran imaginativos, multiplicando infinitamente las complicaciones, los diseños o las funciones de sus aparatos.

La casa Richard Mille, uno de los raros relojeros independientes presentes en el Salón, vio su volumen de negocios aumentar un 20% en 2013, a 132 millones de francos suizos (110 millones de euros), según una entrevista con su dirigente publicada el martes por el diario suizo Agefi.

En 2013, Richard Mille produjo un poco menos de 3.000 relojes, pero en dos años, su precio medio pasó de 100.000 (109.800 dólares) a 150.000 francos suizos (164.800 dólares).