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La crisis de los países emergentes amenaza con propagarse

Redacción República
30 de enero, 2014

La vieja máxima de que lo que ocurre en los países emergentes se queda en los emergentes ha pasado a mejor vida. Hoy, si los problemas financieros de algunas de esas economías se agravaran, rápidamente se convertirían en nuevas amenazas para los países desarrollados.

Los analistas criticaban este jueves que la Reserva Federal estadounidense (Fed) ni siquiera mencionara las preocupaciones de los emergentes al justificar su decisión de seguir reduciendo los estímulos monetarios. La Fed ‘pone en segundo plano la volatilidad de los mercados’, a la que ‘no menciona’, apuntan los analistas de Barclay’s.

La gigantesca repatriación de capitales, sobre todo a EEUU, que provoca fuertes depreciaciones de las monedas en Argentina, Turquía, India, Rusia o Sudáfrica, se debe en gran medida a la política de restricción monetaria de la primera economía mundial.

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La mayoría de los bancos centrales trata de contener esa sangría subiendo los tipos de interés o con medidas para atraer esos fondos vitales para países que suelen vivir ‘a crédito’, originando gigantescas deudas.

El ejemplo reciente más espectacular ha sido el de Turquía, donde la lira ha perdido en seis meses un tercio de su valor, lo cual ha llevado al banco central a duplicar sus tasas. Sin ningún resultado hasta el momento.

Sudáfrica también endureció su política monetaria, al igual que India, y Rusia ha tratado de apoyar el rublo.

Los economistas no olvidan que durante la gran crisis de divisas que sacudió Asia a partir del verano de 1997, los problemas prácticamente quedaron confinados a la región.

El miércoles, José Viñals, director del departamento de mercados y capitales financieros del Fondo Monetario Internacional (FMI), aseguró que ‘no hay movimiento de pánico’ global, sino una ‘combinación de factores particulares’ en cada país.

Los analistas de Goldman Sachs son de la misma opinión y aseguran que si hubiera contagio, ‘sería de corto plazo’ y, sobre todo, de tipo financiero.

El lobby bancario internacional, el IIF, apuesta por un ‘rebote progresivo de los flujos de capital en 2014 y 2015’, aunque alerta de que los emergentes siguen en una zona de riesgo, por lo que se espera que los inversores sean ‘cada vez más selectivos’.

Sin embargo, cada vez hay más economistas que temen un contagio a las economías desarrolladas.

Los ‘emergentes europeos’, en primera línea

Eso se debe, en primer lugar, a que el peso de los emergentes en la economía mundial no ha parado de aumentar. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la parte de los países desarrollados en la producción de la riqueza mundial, que era del 60% en 2000, cayó al 51% en 2010 y para 2030 se calcula que se reduzca al 43%.

Las restricciones monetarias en algunos países ‘tendrán un impacto muy negativo en las inversiones y en el consumo’, ya que el crédito se encarece e incide en la demanda de productos fabricados en los países desarrollados, explica Philippe Martin, profesor en el Instituto de Ciencias Políticas de París.

‘Pero supongamos que los bancos centrales deciden en algún momento dejar de apoyar las monedas: las empresas de esos países, a menudo endeudadas en divisas extranjeras, se dispararían’, con el consiguiente riesgo de quiebras en cadena, alerta.

‘Entonces el contagio vendría mediante el comercio internacional’, que ‘quizá no sea gigantesto, pero tampoco despreciable’, dice Martin. ‘Realmente no es el momento -en la zona euro- de perder 0,2 puntos del crecimiento’, agrega. ‘De alguna manera, en la zona euro también tenemos países emergentes’, afirma.

Por eso, el economista también teme otro canal de transmisión ‘mucho más imprevisible’, como es la aversión al riesgo que suelen desarrollar los inversores. Si estos se retiran de Turquía o Sudáfrica, también pueden hacerlo de Portugal o España. ‘Y corremos el riesgo de volver al escenario catástrofe de una vuelta de la crisis de la zona euro’.

Philippe Waechter, director de estudios económicos de Natixis AM, habla de ‘un efecto de freno’ vinculado a las dificultades de los emergentes, así como de riesgos para muchas multinacionales europeas y estadounidenses que ‘han desarrollado su producción y pueden debilitarse’.

Recuerda, no obstante, que en la crisis de las monedas asiáticas, ‘aunque la caída fue brutal, la recuperación fue rápida. En esta ocasión, se tratará de distinguir los países que van a recuperarse rápidamente, adaptarse rápidamente, y los otros’.


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La crisis de los países emergentes amenaza con propagarse

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30 de enero, 2014

La vieja máxima de que lo que ocurre en los países emergentes se queda en los emergentes ha pasado a mejor vida. Hoy, si los problemas financieros de algunas de esas economías se agravaran, rápidamente se convertirían en nuevas amenazas para los países desarrollados.

Los analistas criticaban este jueves que la Reserva Federal estadounidense (Fed) ni siquiera mencionara las preocupaciones de los emergentes al justificar su decisión de seguir reduciendo los estímulos monetarios. La Fed ‘pone en segundo plano la volatilidad de los mercados’, a la que ‘no menciona’, apuntan los analistas de Barclay’s.

La gigantesca repatriación de capitales, sobre todo a EEUU, que provoca fuertes depreciaciones de las monedas en Argentina, Turquía, India, Rusia o Sudáfrica, se debe en gran medida a la política de restricción monetaria de la primera economía mundial.

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La mayoría de los bancos centrales trata de contener esa sangría subiendo los tipos de interés o con medidas para atraer esos fondos vitales para países que suelen vivir ‘a crédito’, originando gigantescas deudas.

El ejemplo reciente más espectacular ha sido el de Turquía, donde la lira ha perdido en seis meses un tercio de su valor, lo cual ha llevado al banco central a duplicar sus tasas. Sin ningún resultado hasta el momento.

Sudáfrica también endureció su política monetaria, al igual que India, y Rusia ha tratado de apoyar el rublo.

Los economistas no olvidan que durante la gran crisis de divisas que sacudió Asia a partir del verano de 1997, los problemas prácticamente quedaron confinados a la región.

El miércoles, José Viñals, director del departamento de mercados y capitales financieros del Fondo Monetario Internacional (FMI), aseguró que ‘no hay movimiento de pánico’ global, sino una ‘combinación de factores particulares’ en cada país.

Los analistas de Goldman Sachs son de la misma opinión y aseguran que si hubiera contagio, ‘sería de corto plazo’ y, sobre todo, de tipo financiero.

El lobby bancario internacional, el IIF, apuesta por un ‘rebote progresivo de los flujos de capital en 2014 y 2015’, aunque alerta de que los emergentes siguen en una zona de riesgo, por lo que se espera que los inversores sean ‘cada vez más selectivos’.

Sin embargo, cada vez hay más economistas que temen un contagio a las economías desarrolladas.

Los ‘emergentes europeos’, en primera línea

Eso se debe, en primer lugar, a que el peso de los emergentes en la economía mundial no ha parado de aumentar. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la parte de los países desarrollados en la producción de la riqueza mundial, que era del 60% en 2000, cayó al 51% en 2010 y para 2030 se calcula que se reduzca al 43%.

Las restricciones monetarias en algunos países ‘tendrán un impacto muy negativo en las inversiones y en el consumo’, ya que el crédito se encarece e incide en la demanda de productos fabricados en los países desarrollados, explica Philippe Martin, profesor en el Instituto de Ciencias Políticas de París.

‘Pero supongamos que los bancos centrales deciden en algún momento dejar de apoyar las monedas: las empresas de esos países, a menudo endeudadas en divisas extranjeras, se dispararían’, con el consiguiente riesgo de quiebras en cadena, alerta.

‘Entonces el contagio vendría mediante el comercio internacional’, que ‘quizá no sea gigantesto, pero tampoco despreciable’, dice Martin. ‘Realmente no es el momento -en la zona euro- de perder 0,2 puntos del crecimiento’, agrega. ‘De alguna manera, en la zona euro también tenemos países emergentes’, afirma.

Por eso, el economista también teme otro canal de transmisión ‘mucho más imprevisible’, como es la aversión al riesgo que suelen desarrollar los inversores. Si estos se retiran de Turquía o Sudáfrica, también pueden hacerlo de Portugal o España. ‘Y corremos el riesgo de volver al escenario catástrofe de una vuelta de la crisis de la zona euro’.

Philippe Waechter, director de estudios económicos de Natixis AM, habla de ‘un efecto de freno’ vinculado a las dificultades de los emergentes, así como de riesgos para muchas multinacionales europeas y estadounidenses que ‘han desarrollado su producción y pueden debilitarse’.

Recuerda, no obstante, que en la crisis de las monedas asiáticas, ‘aunque la caída fue brutal, la recuperación fue rápida. En esta ocasión, se tratará de distinguir los países que van a recuperarse rápidamente, adaptarse rápidamente, y los otros’.