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Portillo: “¡Portillo está encerrado pero está libre!”

Redacción
22 de mayo, 2014

“¡Alfonso Portillo está encerrado pero está libre!”, afirmaba el expresidente guatemalteco en un “mensaje al pueblo de Guatemala” que emitió desde la celda en la Brigada Militar Mariscal Zavala en septiembre de 2011, a escasos días de las elecciones generales de ese año. En el mensaje llamaba a votar por los candidatos de la UCN.

Hoy su escenario ha sufrido algunos reveses. Hace apenas dos meses atrás, Alfonso Portillo reconoció su culpabilidad por los delitos de conspiración o asociación ilícita para el lavado de dinero, al haber recibido US$2.5 millones por soborno del Gobierno de Taiwán cuando era Presidente de la República de Guatemala, entre los años 2000 al 2004. “Soy culpable, su señoría”, afirmó con ayuda de un traductor el 18 de marzo de este año.

El 22 de mayo, un Juzgado Federal del Distrito Sur de Nueva York, Estados Unidos, condenó al ex Presidente a 5 años y 10 meses de prisión (70 meses) por conspiración para cometer lavado de dinero. Además, deberá reintegrar la cantidad que reconoció haber recibido de Taiwán.

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Después que el juez Robertt Patterson sentenció a Portillo, el expresidente publicó en su cuenta de twitter que a esa condena debe restársele los 52 meses de cárcel en Guatemala, menos 200 días por buena conducta, lo que indica que en 11 meses Portillo podría quedar libre. 
En marzo, el embajador de la República de China Taiwán, Adolfo Sun, envió una carta de respuesta que solicitó el Canciller Fernando Carrera sobre la declaración del expresidente Alfonso Portillo en el Tribunal estadounidense de haber recibido un soborno del gobierno de la isla. La misiva indica que ese dinero estaba destinado para proyectos educativos y no aclara por qué los cheques fueron emitidos a nombre del exmandatario. 
Portillo enfrentó acusaciones por corrupción y peculado. En el año 2008, la Procuraduría General de México, país donde había buscado refugio, lo extraditó a Guatemala para ser juzgado. Sin embargo, Portillo fue declarado inocente de los cargos en mayo de 2013 y fue extraditado a Estados Unidos. 
Un elemento relevante fue que ese mismo año, en el mes de octubre, Francisco Dall´Anese reconoció, entre líneas, durante un foro sobre seguridad y justicia celebrado en Honduras, la incapacidad del Ministerio Público y la CICIG de demostrar los delitos que imputaban a Portillo, por lo cual dejaban que fueran otros actores quienes lo juzgaran por una causa distinta. Dijo que de varios casos que llevaron a los tribunales sólo se perdió el del expresidente Portillo. Aunque el ex comisionado afirmaba que tenía pruebas sobre depósitos en las cuentas personales del ex presidente de fondos provenientes del Ministerio de la Defensa, en Guatemala no se pudo probar la comisión de delitos. Pero lo más relevante de la intervención de ese día de Dall´Anese fue al reconocer que luego del juicio perdido “diseñamos una estrategia consultada con el Embajador de los Estados Unidos, con la Fiscal General (Claudia Paz y Paz) y desistimos de la apelación parcialmente”. Según el excomisionado de CICIG, cuando se confirmó la sentencia absolutoria “se procedió a extraditar al presidente Portillo a los Estados Unidos donde esperamos se haga justicia, por otra causa distinta por la que se le seguía aquí en Guatemala”. (Escuche el audio)

Pero todos esos reveses no han significado que el perfil de Portillo pierda vigencia. Sus antecedentes demuestran, de alguna manera, ese tipo de liderazgo político que se ha desarrollado en Guatemala. Durante la campaña electoral que lo llevó al poder se jactaba de la muerte que habría dado a dos estudiantes de la Universidad Autónoma de Guerrero, en Chilpancingo, Guerrero, México, en 1982, en un incidente por el cual nunca enfrentó a la justicia. Ello lo colocó en el imaginario colectivo como el “hombre de mano dura” que necesitaba el país para solucionar todos los problemas. La historia demuestra que lejos de resolverse, siguen vigentes.
Hoy, diez años después que terminara su mandato presidencial, el nombre de Alfonso Portillo aún causa revuelo.

Antes de conocerse la sentencia existía gran expectativa por conocer la decisión del Tribunal de Nueva York; y, cuando finalmente es pública, las redes sociales se llenaron de comentarios a relacionados con el ex Presidente. 

Las reacciones en las redes sociales 
Algunos aprovecharon la coyuntura para expresarse con “humor ácido” respecto a la coyuntura en Guatemala:

Otros empezaron a visualizar un panorama electoral con el ex Presidente en el escenario: 


Otros, más críticos, analizaban el contexto: 
El caso de Portillo es uno más que muestra la borrosa frontera que en Guatemala parece casi inexistente para la clase política sobre la legalidad y la moralidad. Ya lo reconocía el ex Presidente en su confesión durante la justicia estadounidense: ‘Creo que es inmoral que el presidente de un país acepte dinero para continuar reconociendo a otro país, pero la inmoralidad no es lo mismo que ilegal’. Aun así, su nombre continúa levantando pasiones en el país. Parece inexistente la conciencia que el dinero malversado por cualquier funcionario/empleado público es propiedad de los contribuyentes.
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Portillo: “¡Portillo está encerrado pero está libre!”

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22 de mayo, 2014

“¡Alfonso Portillo está encerrado pero está libre!”, afirmaba el expresidente guatemalteco en un “mensaje al pueblo de Guatemala” que emitió desde la celda en la Brigada Militar Mariscal Zavala en septiembre de 2011, a escasos días de las elecciones generales de ese año. En el mensaje llamaba a votar por los candidatos de la UCN.

Hoy su escenario ha sufrido algunos reveses. Hace apenas dos meses atrás, Alfonso Portillo reconoció su culpabilidad por los delitos de conspiración o asociación ilícita para el lavado de dinero, al haber recibido US$2.5 millones por soborno del Gobierno de Taiwán cuando era Presidente de la República de Guatemala, entre los años 2000 al 2004. “Soy culpable, su señoría”, afirmó con ayuda de un traductor el 18 de marzo de este año.

El 22 de mayo, un Juzgado Federal del Distrito Sur de Nueva York, Estados Unidos, condenó al ex Presidente a 5 años y 10 meses de prisión (70 meses) por conspiración para cometer lavado de dinero. Además, deberá reintegrar la cantidad que reconoció haber recibido de Taiwán.

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Después que el juez Robertt Patterson sentenció a Portillo, el expresidente publicó en su cuenta de twitter que a esa condena debe restársele los 52 meses de cárcel en Guatemala, menos 200 días por buena conducta, lo que indica que en 11 meses Portillo podría quedar libre. 
En marzo, el embajador de la República de China Taiwán, Adolfo Sun, envió una carta de respuesta que solicitó el Canciller Fernando Carrera sobre la declaración del expresidente Alfonso Portillo en el Tribunal estadounidense de haber recibido un soborno del gobierno de la isla. La misiva indica que ese dinero estaba destinado para proyectos educativos y no aclara por qué los cheques fueron emitidos a nombre del exmandatario. 
Portillo enfrentó acusaciones por corrupción y peculado. En el año 2008, la Procuraduría General de México, país donde había buscado refugio, lo extraditó a Guatemala para ser juzgado. Sin embargo, Portillo fue declarado inocente de los cargos en mayo de 2013 y fue extraditado a Estados Unidos. 
Un elemento relevante fue que ese mismo año, en el mes de octubre, Francisco Dall´Anese reconoció, entre líneas, durante un foro sobre seguridad y justicia celebrado en Honduras, la incapacidad del Ministerio Público y la CICIG de demostrar los delitos que imputaban a Portillo, por lo cual dejaban que fueran otros actores quienes lo juzgaran por una causa distinta. Dijo que de varios casos que llevaron a los tribunales sólo se perdió el del expresidente Portillo. Aunque el ex comisionado afirmaba que tenía pruebas sobre depósitos en las cuentas personales del ex presidente de fondos provenientes del Ministerio de la Defensa, en Guatemala no se pudo probar la comisión de delitos. Pero lo más relevante de la intervención de ese día de Dall´Anese fue al reconocer que luego del juicio perdido “diseñamos una estrategia consultada con el Embajador de los Estados Unidos, con la Fiscal General (Claudia Paz y Paz) y desistimos de la apelación parcialmente”. Según el excomisionado de CICIG, cuando se confirmó la sentencia absolutoria “se procedió a extraditar al presidente Portillo a los Estados Unidos donde esperamos se haga justicia, por otra causa distinta por la que se le seguía aquí en Guatemala”. (Escuche el audio)

Pero todos esos reveses no han significado que el perfil de Portillo pierda vigencia. Sus antecedentes demuestran, de alguna manera, ese tipo de liderazgo político que se ha desarrollado en Guatemala. Durante la campaña electoral que lo llevó al poder se jactaba de la muerte que habría dado a dos estudiantes de la Universidad Autónoma de Guerrero, en Chilpancingo, Guerrero, México, en 1982, en un incidente por el cual nunca enfrentó a la justicia. Ello lo colocó en el imaginario colectivo como el “hombre de mano dura” que necesitaba el país para solucionar todos los problemas. La historia demuestra que lejos de resolverse, siguen vigentes.
Hoy, diez años después que terminara su mandato presidencial, el nombre de Alfonso Portillo aún causa revuelo.

Antes de conocerse la sentencia existía gran expectativa por conocer la decisión del Tribunal de Nueva York; y, cuando finalmente es pública, las redes sociales se llenaron de comentarios a relacionados con el ex Presidente. 

Las reacciones en las redes sociales 
Algunos aprovecharon la coyuntura para expresarse con “humor ácido” respecto a la coyuntura en Guatemala:

Otros empezaron a visualizar un panorama electoral con el ex Presidente en el escenario: 


Otros, más críticos, analizaban el contexto: 
El caso de Portillo es uno más que muestra la borrosa frontera que en Guatemala parece casi inexistente para la clase política sobre la legalidad y la moralidad. Ya lo reconocía el ex Presidente en su confesión durante la justicia estadounidense: ‘Creo que es inmoral que el presidente de un país acepte dinero para continuar reconociendo a otro país, pero la inmoralidad no es lo mismo que ilegal’. Aun así, su nombre continúa levantando pasiones en el país. Parece inexistente la conciencia que el dinero malversado por cualquier funcionario/empleado público es propiedad de los contribuyentes.