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Alas de libertad

Redacción
06 de junio, 2014

Venezuela no deja de sorprender al mundo. Y, lamentablemente, lo hace a menudo con noticias poco alentadoras para quienes defienden la causa de la libertad. Abordaremos en esta ocasión la situación de las líneas aéreas y los pasajes de avión en el país. 

¿Cómo explicarle al mundo que un pasaje ida y vuelta desde Caracas hasta la ciudad de Miami tiene un costo aproximado de 2000 US$? Con una cifra semejante uno pudiera irse de safari a África, de tour de quince años por las islas griegas o trasladarse a la ciudad de Pekín a comprar baratijas en el Mercado de la Seda. Pero no en la Venezuela socialista, donde viajar se ha convertido en toda una proeza, acompañada a su vez de las infaltables irregularidades e inconsistencias propias de un régimen ajeno a la libertad. 
¿Qué ocasiona la distorsión de los boletos de avión y las líneas aéreas en Venezuela? Si nos atenemos a la vocería del gobierno, la crisis se debe al mundial de fútbol que se celebrará en Brasil. Los voceros señalan la demanda de vuelos se ha incrementado hacia la nación carioca a causa de la magna cita deportiva, dejando huérfana de aeroplanos a la desvalida Venezuela. 
Una explicación más responsable -que es lo mínimo uno pudiera esperar de los funcionarios que representan al gobierno- nos lleva a entender que la crisis de aerolíneas y pasajes tiene su origen en la errada política económica que desarrolla el gobierno y, concretamente, en el sistema de control cambiario de divisas imperante en el país. 
En resumidas cuentas: el gobierno venezolano no tiene divisas para pagar la deuda comercial que tiene con las líneas aéreas y tiene sometido a un férreo control de precios el valor de los pasajes. Con ello, las líneas aéreas -al igual que sucede con el resto de los factores económicos del país- generan pérdidas y su negocio simplemente se hace insostenible: o las líneas aéreas quiebran o se marchan del país. 
Durante años, gracias al control de cambios, el gobierno venezolano subsidió divisas a tasas de cambio artificialmente bajas para que los venezolanos viajaran alrededor del mundo. Numerosos abusos, distorsiones y malas prácticas se cometieron a causa de este control. Lo más triste del caso, es que muchos opositores presuntamente adversos al régimen socialista se vanagloriaban de hacer uso de estas divisas como si le hubiesen hecho una jugarreta al régimen ante tantos abusos padecidos. 
Pero la ficción de felicidad terminó y, como era de preverse, con resultados desastrosos. De tener los aeropuertos abarrotados de viajeros regresando con sus maletas cargadas con perfumes y dispositivos tecnológicos, hoy prácticamente ningún venezolano tiene el poder adquisitivo para comprar un boleto de avión hacia el destino internacional más modesto. Y no podemos dejar de mencionar el deterioro generalizado que presentan los aeropuertos locales, su funcionamiento y la flota aérea. 
Más allá de culpar a las líneas aéreas como sector responsable de la crisis de turno, es imperativo que el gobierno entienda que su política cambiaria está llevando a Venezuela a la periferia del mundo civilizado y al centro de la barbarie. Solo eliminando el control de cambio y de precios el servicio de las líneas aéreas volverá a la normalidad. 
A algunos esto les disgustará porque implica el fin de los subsidios. Con ello viajar representará trabajo y esfuerzo, no dádiva y viveza. Para otros levantar el control es abrir las puertas hacia una sociedad libre, contraria al totalitarismo y la hegemonía de dominio que dicho sistema propone. Por increíble que parezca, los enemigos de la libertad no están en un solo lado.

Alas de libertad

Redacción
06 de junio, 2014

Venezuela no deja de sorprender al mundo. Y, lamentablemente, lo hace a menudo con noticias poco alentadoras para quienes defienden la causa de la libertad. Abordaremos en esta ocasión la situación de las líneas aéreas y los pasajes de avión en el país. 

¿Cómo explicarle al mundo que un pasaje ida y vuelta desde Caracas hasta la ciudad de Miami tiene un costo aproximado de 2000 US$? Con una cifra semejante uno pudiera irse de safari a África, de tour de quince años por las islas griegas o trasladarse a la ciudad de Pekín a comprar baratijas en el Mercado de la Seda. Pero no en la Venezuela socialista, donde viajar se ha convertido en toda una proeza, acompañada a su vez de las infaltables irregularidades e inconsistencias propias de un régimen ajeno a la libertad. 
¿Qué ocasiona la distorsión de los boletos de avión y las líneas aéreas en Venezuela? Si nos atenemos a la vocería del gobierno, la crisis se debe al mundial de fútbol que se celebrará en Brasil. Los voceros señalan la demanda de vuelos se ha incrementado hacia la nación carioca a causa de la magna cita deportiva, dejando huérfana de aeroplanos a la desvalida Venezuela. 
Una explicación más responsable -que es lo mínimo uno pudiera esperar de los funcionarios que representan al gobierno- nos lleva a entender que la crisis de aerolíneas y pasajes tiene su origen en la errada política económica que desarrolla el gobierno y, concretamente, en el sistema de control cambiario de divisas imperante en el país. 
En resumidas cuentas: el gobierno venezolano no tiene divisas para pagar la deuda comercial que tiene con las líneas aéreas y tiene sometido a un férreo control de precios el valor de los pasajes. Con ello, las líneas aéreas -al igual que sucede con el resto de los factores económicos del país- generan pérdidas y su negocio simplemente se hace insostenible: o las líneas aéreas quiebran o se marchan del país. 
Durante años, gracias al control de cambios, el gobierno venezolano subsidió divisas a tasas de cambio artificialmente bajas para que los venezolanos viajaran alrededor del mundo. Numerosos abusos, distorsiones y malas prácticas se cometieron a causa de este control. Lo más triste del caso, es que muchos opositores presuntamente adversos al régimen socialista se vanagloriaban de hacer uso de estas divisas como si le hubiesen hecho una jugarreta al régimen ante tantos abusos padecidos. 
Pero la ficción de felicidad terminó y, como era de preverse, con resultados desastrosos. De tener los aeropuertos abarrotados de viajeros regresando con sus maletas cargadas con perfumes y dispositivos tecnológicos, hoy prácticamente ningún venezolano tiene el poder adquisitivo para comprar un boleto de avión hacia el destino internacional más modesto. Y no podemos dejar de mencionar el deterioro generalizado que presentan los aeropuertos locales, su funcionamiento y la flota aérea. 
Más allá de culpar a las líneas aéreas como sector responsable de la crisis de turno, es imperativo que el gobierno entienda que su política cambiaria está llevando a Venezuela a la periferia del mundo civilizado y al centro de la barbarie. Solo eliminando el control de cambio y de precios el servicio de las líneas aéreas volverá a la normalidad. 
A algunos esto les disgustará porque implica el fin de los subsidios. Con ello viajar representará trabajo y esfuerzo, no dádiva y viveza. Para otros levantar el control es abrir las puertas hacia una sociedad libre, contraria al totalitarismo y la hegemonía de dominio que dicho sistema propone. Por increíble que parezca, los enemigos de la libertad no están en un solo lado.