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El mundo al revés

Redacción
24 de junio, 2014

Tal parece que el fenómeno El Niño que se ha intensificado en los últimos veinte años, ha provocado cambios tanto en la salud mental de los políticos como en los preceptos morales, sociales e históricos de una gran parte de la población mundial. En otras palabras, el mundo se ha puesto patas arriba. Lo que por lógica y ética es – y debe ser – malo y reprobable por los seres racionales, se empieza a considerar bueno y plausible. Lo que en los individuos con criterio provoca rechazo y vergüenza, en la masa provoca orgullo y satisfacción. Y peor aun: lo que debe ser juzgado y condenado, ahora es un trabajo “digno” y “respetable”. 

En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común los serese humanos buscan la libertad y allá sería impensable que en un país que sufrió 70 años de la dictadura más sangrienta la gente buscara a otro “amo”. Pero en este mundo al revés hay una Rusia poblada en su mayoría por la masa descerebrada que implora a gritos la restauración de la dictadura, suplican para que el loco que la gobierna la siga maltratando. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común sería imposible que Hitler volviera siquiera asomarse en la política mientras que en este mundo al revés los hay varios, que se jactan de la “democracia” en sus feudos: los fascistas Putin y Maduro que resultan ser más nefastos y esquizofrénicos que Hilter y Mussollini. Y solo en el mundo al revés un fascista como Putin que ataca constantemente a sus vecinos puede llamar “fascistas” a aquellos que defienden sus patrias. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común los delincuentes y terroristas están tras las rejas. O, en el peor de los casos, aun están esperando ser procesados por los secuestros, asesinatos, asaltos, robos, destrucciones de la propiedad privada y estatal. Pero en el mundo al revés los terroristas y asesinos son “defensores y defensoras de los derechos humanos”, reciben premios Nóbel de la Paz, se autodenominan “escritores” y “periodistas”, escupen los productos de sus mentes podridas en la prensa en Guatemala, llegan a ser presidentes en Argentina, Nicaragua y El Salvador, abren sus negocios (oenegés y flacsos) con el dinero ajeno sin dar un palo al agua. En vez de estar tras las rejas, ocupan cargos de fiscales. En vez de pagar el daño causado a la sociedad y al país, viven de las millonadas, producto de extorsión al estado (a los contribuyentes) como “resarcimiento por la desaparición” del primer esposo-terrorista de su esposa. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común la historia es la mejor prueba de que las empresas estatizadas siempre (¡siempre!) son saqueadas por la gentuza politiquera y populista. Lo producido por las empresas estatizadas siempre (¡siempre!) es sinónimo de “estiércol” pero con el precio del estiércol pasado por las manos del rey Midas. Pero en el mundo al revés los campesinos, manipulados por los “defensores de los derechos humanos” (véase el párrafo anterior), exigen la estatización de la energía eléctrica, creyendo, en su ingenuidad criminal, que va a ser gratuita. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común los países ricos “enseñan a pescar” a los países que no han tenido la misma suerte por alguna que otra razón del destino. Incluso, el mago Carlos Marx, que viviía en su mundo de luz y color, aseguraba que el socialismo es la siguiente étapa del desarrollo después del capitalismo. La etapa más exitosa, próspera y justa. Por lo tanto, según las conjeturas del nigromante germánico, las sociedades socialistas debían tirar como animales de carga a las sociedades capitalistas para sacarlas de su “desgracia individualista”. Dicho de otra manera, los gringos deberían salir nadando de su infierno y esclavitud a la isla de “la libertad”. Se equivocó claramente. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común los niños son fruto del amor de sus padres. En aquel lejano universo la cantidad de niños es señal de prosperidad; los niños son traídos al mundo con la clara visión de la posibilidad de ofrecerles una niñez feliz, un futuro prometedor y una educación. Pero en este mundo matraca los niños parecen ser el fruto del odio y la carga pesada para sus progenitores. La cantidad de los niños en la gran parte de las familias es el símbolo de la pobreza, el cheque seguro para los efímeros programas de la “cohesión social”. O, si se les envía solos a los odiadios EEUU, son una fuente de ingresos a secas. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común… 
[email protected]

El mundo al revés

Redacción
24 de junio, 2014

Tal parece que el fenómeno El Niño que se ha intensificado en los últimos veinte años, ha provocado cambios tanto en la salud mental de los políticos como en los preceptos morales, sociales e históricos de una gran parte de la población mundial. En otras palabras, el mundo se ha puesto patas arriba. Lo que por lógica y ética es – y debe ser – malo y reprobable por los seres racionales, se empieza a considerar bueno y plausible. Lo que en los individuos con criterio provoca rechazo y vergüenza, en la masa provoca orgullo y satisfacción. Y peor aun: lo que debe ser juzgado y condenado, ahora es un trabajo “digno” y “respetable”. 

En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común los serese humanos buscan la libertad y allá sería impensable que en un país que sufrió 70 años de la dictadura más sangrienta la gente buscara a otro “amo”. Pero en este mundo al revés hay una Rusia poblada en su mayoría por la masa descerebrada que implora a gritos la restauración de la dictadura, suplican para que el loco que la gobierna la siga maltratando. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común sería imposible que Hitler volviera siquiera asomarse en la política mientras que en este mundo al revés los hay varios, que se jactan de la “democracia” en sus feudos: los fascistas Putin y Maduro que resultan ser más nefastos y esquizofrénicos que Hilter y Mussollini. Y solo en el mundo al revés un fascista como Putin que ataca constantemente a sus vecinos puede llamar “fascistas” a aquellos que defienden sus patrias. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común los delincuentes y terroristas están tras las rejas. O, en el peor de los casos, aun están esperando ser procesados por los secuestros, asesinatos, asaltos, robos, destrucciones de la propiedad privada y estatal. Pero en el mundo al revés los terroristas y asesinos son “defensores y defensoras de los derechos humanos”, reciben premios Nóbel de la Paz, se autodenominan “escritores” y “periodistas”, escupen los productos de sus mentes podridas en la prensa en Guatemala, llegan a ser presidentes en Argentina, Nicaragua y El Salvador, abren sus negocios (oenegés y flacsos) con el dinero ajeno sin dar un palo al agua. En vez de estar tras las rejas, ocupan cargos de fiscales. En vez de pagar el daño causado a la sociedad y al país, viven de las millonadas, producto de extorsión al estado (a los contribuyentes) como “resarcimiento por la desaparición” del primer esposo-terrorista de su esposa. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común la historia es la mejor prueba de que las empresas estatizadas siempre (¡siempre!) son saqueadas por la gentuza politiquera y populista. Lo producido por las empresas estatizadas siempre (¡siempre!) es sinónimo de “estiércol” pero con el precio del estiércol pasado por las manos del rey Midas. Pero en el mundo al revés los campesinos, manipulados por los “defensores de los derechos humanos” (véase el párrafo anterior), exigen la estatización de la energía eléctrica, creyendo, en su ingenuidad criminal, que va a ser gratuita. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común los países ricos “enseñan a pescar” a los países que no han tenido la misma suerte por alguna que otra razón del destino. Incluso, el mago Carlos Marx, que viviía en su mundo de luz y color, aseguraba que el socialismo es la siguiente étapa del desarrollo después del capitalismo. La etapa más exitosa, próspera y justa. Por lo tanto, según las conjeturas del nigromante germánico, las sociedades socialistas debían tirar como animales de carga a las sociedades capitalistas para sacarlas de su “desgracia individualista”. Dicho de otra manera, los gringos deberían salir nadando de su infierno y esclavitud a la isla de “la libertad”. Se equivocó claramente. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común los niños son fruto del amor de sus padres. En aquel lejano universo la cantidad de niños es señal de prosperidad; los niños son traídos al mundo con la clara visión de la posibilidad de ofrecerles una niñez feliz, un futuro prometedor y una educación. Pero en este mundo matraca los niños parecen ser el fruto del odio y la carga pesada para sus progenitores. La cantidad de los niños en la gran parte de las familias es el símbolo de la pobreza, el cheque seguro para los efímeros programas de la “cohesión social”. O, si se les envía solos a los odiadios EEUU, son una fuente de ingresos a secas. 
En el maravilloso mundo de la lógica y el sentido común… 
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