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La respuesta pacifista a la crisis en Iraq

Redacción
02 de julio, 2014

La reacción de muchos liberales a la situación de crisis que se vive en Iraq hoy por hoy es preocupante. Ante las matanzas del salvaje terrorismo islámico en el medio oriente, las críticas se dirigen a cualquier propuesta de enfrentar lo que se niega a toda costa que constituye una amenaza a la civilización occidental. El pacifista liberal se la pasa criticando la noción de enfrentar su enemigo de muerte, el terrorista islámico fundamentalista que propaga su movimiento solo por la fuerza, y que ve al liberalismo como su enemigo mortal, mientras el liberal pretende que el dialogo convenza a este especial tipo de fascista en las bondades de la tolerancia. Lo que el pacifista quiere, ante todo, es negar que lo que se enfrenta es un enemigo existencial, aunque sea dicho desde su propia boca. Hablamos de la gente que se queja por las medidas de seguridad que se tiene que pasar en los aeropuertos de EE.UU., pero que nunca dicen una palabra por quienes que meten bombas en sus valijas, zapatos, calzones, etc. 

En este sentido, el pacifista liberal muestra su ingenuidad en todo asunto de realpolitik, haciendo, como le encanta hacer, referencia a lo que debe ser siempre antes de lo que es. Si bien esto se reduce en una explicación de por qué los liberales nunca han logrado mayor relevancia política, no da mucho confort a quienes tenemos sentimientos morales y principios liberales, los cuales no estamos dispuestos a sacrificar por una pureza académica aprobada por intelectuales que jamás han tenido que molestarse por poner el liberalismo en práctica en condiciones de adversidad, mucho menos defenderla ante totalitarios de todo tipo. 
Lo que el pacifista liberal no comprende es que el liberalismo solo sobrevivirá y expandirá en un mundo liberal. Negarlo es mas que absurdo, dado que el surgimiento histórico del campo liberal a nivel mundial en los últimos dos siglos coincide con la ascendencia de una superpotencia mas liberal que no, Estados Unidos. Si bien no es, ni ha sido, un régimen perfecto, solo un falso intelectual negaría el efecto positivo que ha tenido para el liberalismo a nivel global que su propuesta básica ha sido por lo menos parte del paquete propagandístico de la mayor potencia en la historia del ser humano en el planeta. Si bien es cierto que el liberalismo no se debe propagar a la fuerza, esa lección no se daría en países donde fue impuesto por fuerza de armas, como Alemania, Corea del Sur, y Japón. El efecto histórico neto ha sido positivo, es seguro decir. 
Aun aceptando la premisa que EE.UU. no debió terminar en 2003 la guerra contra Iraq que su dictador Saddam Hussein empezó en 1991 con la invasión de Kuwait, hoy por hoy, la verdad es que Iraq se descompone hoy por varias razones que poco tienen que ver con George W. Bush y las razones que llevo a EE.UU. a quitar del poder a ese brutal asesino que utilizó todo tipo de opresión para mantenerese en el poder, incluyendo el uso confirmado contra su población kurda de armas químicas, que todo el mundo le encanta hoy decir que jamás tuvo. Si bien es cierto que los problemas de Iraq no se darían hoy si simplemente se hubiera dejado en el poder al dictador Saddam Hussein, es igual de cierto que todos los problemas que aflijan a Iraq hoy en 2014, ninguno aplicaba en enero, 2009, cuando Barack Hussein Obama tomó poder. Obama asumió el poder teniendo la única tarea de firmar la paz y asegurar la victoria sobre la mayor amenaza contra la paz mundial, el terrorismo islámico. 
En pocas palabras, aquí están las razones de la ingobernabilidad de Iraq. Estados Unidos derrotó y derrumbó al dictador totalitario que lideraba ese país, e imponía su voluntad por una fuerza brutal. La consecuencia no intencionada de eso es que surgieron muchos competidores por el poder, ninguno de ellos liberales por cierto. En todo Medio Oriente, por cierto, la mayoría pacífica musulmán ha sido completamente irrelevante, ante una minoría islámica violenta que tiene la plena intención de imponer su visión retrógrada de Islam a la pura fuerza. Sin embargo, habiendo sacado del poder al dictador, EE.UU. tenia razon e interés de preocuparse del tipo de gobierno que seguía. En un error fatal, EE.UU. permitió que el gobierno chiita de Iraq posguerra excluyera a los iraquíes sunis. Esto le resto legitimidad al gobierno instalado por EE.UU. y valentía y compromismo por quienes tendrían que pelear por él. Esta exclusión sirvió de pretexto para los terroristas, que de democrátas liberales no tenían nada. 
Lo que debió haber hecho EE.UU. es obligar a su gobierno protegido de Nouri al-Maliki, Primer Ministro de Iraq ha aceptar a otros musulmanes de la secta suni. Pero esto dependía de la amenaza creible de EE.UU. de cortarle la ayuda al gobierno iraquí que EE.UU. mismo puso en el poder. Con mucha razon, al-Maliki nunca creyó que el Presidente de EE.UU. lo abandonaría por completo. Resulta muy ironico, pero esto fue una muy mala lectura del gobierno de EE.UU. bajo el mandato del Presidente Barack Hussein Obama. Fue válido pensarlo, pero no por válido, cierto. 
Irónicamente, los iraquíes nunca contaron con un Presidente de EE.UU. tan inexperto y poco comprometido con el prestigio y marca país como Barack Hussein Obama. Solo alguien como tal podría abandonar creíblemente toda la estrategia Americana de mostrar preocupación y compromiso por el Medio Oriente, asi como la inversión en tesoro y sangre Americana. Pero eso fue lo que enfrentaba las autoridades corruptas de Iraq, quienes querían mantenerse en el poder a la exclusión de otros sectores y sectas que componen ese país, y quienes creían que EE.UU. jamás abandonaría su país. Curiosamente, el legado de Obama pudiera ser que el apoyo de EE.UU. no es incondicional, pero eso sería tema de otro artículo. 
Reclamos que el terrorismo islámico solo nace de las intervenciones yanqui no reconocen la realidad de la amenaza islámica. Ataques de terroristas islámicos ocurren en países como Pakistan, Nigeria, Somalia, donde no hay presencia militar Americana. Los secuestros masivos y esclavitud de niñas nigerianas ocurren a manos de islámicos en ausencia de tropas Americanas. A la fecha, no se oye ninguna propuesta de los pacifistas de cómo se pueden rescatar a las niñas secuestradas, de la esclavitud a las que han sido sometidas a manos de sus propios hermanos islamistas, en nombre de su propia religión. La contestación del pacifista liberal que los secuestros de niñas menores de edad y otros actos de terrorismo que no son asuntos suyos suena falso, dado que ha tenido mucho que decir acerca de los ataques de EE.UU. sobre estos bárbaros de la modernidad.

La respuesta pacifista a la crisis en Iraq

Redacción
02 de julio, 2014

La reacción de muchos liberales a la situación de crisis que se vive en Iraq hoy por hoy es preocupante. Ante las matanzas del salvaje terrorismo islámico en el medio oriente, las críticas se dirigen a cualquier propuesta de enfrentar lo que se niega a toda costa que constituye una amenaza a la civilización occidental. El pacifista liberal se la pasa criticando la noción de enfrentar su enemigo de muerte, el terrorista islámico fundamentalista que propaga su movimiento solo por la fuerza, y que ve al liberalismo como su enemigo mortal, mientras el liberal pretende que el dialogo convenza a este especial tipo de fascista en las bondades de la tolerancia. Lo que el pacifista quiere, ante todo, es negar que lo que se enfrenta es un enemigo existencial, aunque sea dicho desde su propia boca. Hablamos de la gente que se queja por las medidas de seguridad que se tiene que pasar en los aeropuertos de EE.UU., pero que nunca dicen una palabra por quienes que meten bombas en sus valijas, zapatos, calzones, etc. 

En este sentido, el pacifista liberal muestra su ingenuidad en todo asunto de realpolitik, haciendo, como le encanta hacer, referencia a lo que debe ser siempre antes de lo que es. Si bien esto se reduce en una explicación de por qué los liberales nunca han logrado mayor relevancia política, no da mucho confort a quienes tenemos sentimientos morales y principios liberales, los cuales no estamos dispuestos a sacrificar por una pureza académica aprobada por intelectuales que jamás han tenido que molestarse por poner el liberalismo en práctica en condiciones de adversidad, mucho menos defenderla ante totalitarios de todo tipo. 
Lo que el pacifista liberal no comprende es que el liberalismo solo sobrevivirá y expandirá en un mundo liberal. Negarlo es mas que absurdo, dado que el surgimiento histórico del campo liberal a nivel mundial en los últimos dos siglos coincide con la ascendencia de una superpotencia mas liberal que no, Estados Unidos. Si bien no es, ni ha sido, un régimen perfecto, solo un falso intelectual negaría el efecto positivo que ha tenido para el liberalismo a nivel global que su propuesta básica ha sido por lo menos parte del paquete propagandístico de la mayor potencia en la historia del ser humano en el planeta. Si bien es cierto que el liberalismo no se debe propagar a la fuerza, esa lección no se daría en países donde fue impuesto por fuerza de armas, como Alemania, Corea del Sur, y Japón. El efecto histórico neto ha sido positivo, es seguro decir. 
Aun aceptando la premisa que EE.UU. no debió terminar en 2003 la guerra contra Iraq que su dictador Saddam Hussein empezó en 1991 con la invasión de Kuwait, hoy por hoy, la verdad es que Iraq se descompone hoy por varias razones que poco tienen que ver con George W. Bush y las razones que llevo a EE.UU. a quitar del poder a ese brutal asesino que utilizó todo tipo de opresión para mantenerese en el poder, incluyendo el uso confirmado contra su población kurda de armas químicas, que todo el mundo le encanta hoy decir que jamás tuvo. Si bien es cierto que los problemas de Iraq no se darían hoy si simplemente se hubiera dejado en el poder al dictador Saddam Hussein, es igual de cierto que todos los problemas que aflijan a Iraq hoy en 2014, ninguno aplicaba en enero, 2009, cuando Barack Hussein Obama tomó poder. Obama asumió el poder teniendo la única tarea de firmar la paz y asegurar la victoria sobre la mayor amenaza contra la paz mundial, el terrorismo islámico. 
En pocas palabras, aquí están las razones de la ingobernabilidad de Iraq. Estados Unidos derrotó y derrumbó al dictador totalitario que lideraba ese país, e imponía su voluntad por una fuerza brutal. La consecuencia no intencionada de eso es que surgieron muchos competidores por el poder, ninguno de ellos liberales por cierto. En todo Medio Oriente, por cierto, la mayoría pacífica musulmán ha sido completamente irrelevante, ante una minoría islámica violenta que tiene la plena intención de imponer su visión retrógrada de Islam a la pura fuerza. Sin embargo, habiendo sacado del poder al dictador, EE.UU. tenia razon e interés de preocuparse del tipo de gobierno que seguía. En un error fatal, EE.UU. permitió que el gobierno chiita de Iraq posguerra excluyera a los iraquíes sunis. Esto le resto legitimidad al gobierno instalado por EE.UU. y valentía y compromismo por quienes tendrían que pelear por él. Esta exclusión sirvió de pretexto para los terroristas, que de democrátas liberales no tenían nada. 
Lo que debió haber hecho EE.UU. es obligar a su gobierno protegido de Nouri al-Maliki, Primer Ministro de Iraq ha aceptar a otros musulmanes de la secta suni. Pero esto dependía de la amenaza creible de EE.UU. de cortarle la ayuda al gobierno iraquí que EE.UU. mismo puso en el poder. Con mucha razon, al-Maliki nunca creyó que el Presidente de EE.UU. lo abandonaría por completo. Resulta muy ironico, pero esto fue una muy mala lectura del gobierno de EE.UU. bajo el mandato del Presidente Barack Hussein Obama. Fue válido pensarlo, pero no por válido, cierto. 
Irónicamente, los iraquíes nunca contaron con un Presidente de EE.UU. tan inexperto y poco comprometido con el prestigio y marca país como Barack Hussein Obama. Solo alguien como tal podría abandonar creíblemente toda la estrategia Americana de mostrar preocupación y compromiso por el Medio Oriente, asi como la inversión en tesoro y sangre Americana. Pero eso fue lo que enfrentaba las autoridades corruptas de Iraq, quienes querían mantenerse en el poder a la exclusión de otros sectores y sectas que componen ese país, y quienes creían que EE.UU. jamás abandonaría su país. Curiosamente, el legado de Obama pudiera ser que el apoyo de EE.UU. no es incondicional, pero eso sería tema de otro artículo. 
Reclamos que el terrorismo islámico solo nace de las intervenciones yanqui no reconocen la realidad de la amenaza islámica. Ataques de terroristas islámicos ocurren en países como Pakistan, Nigeria, Somalia, donde no hay presencia militar Americana. Los secuestros masivos y esclavitud de niñas nigerianas ocurren a manos de islámicos en ausencia de tropas Americanas. A la fecha, no se oye ninguna propuesta de los pacifistas de cómo se pueden rescatar a las niñas secuestradas, de la esclavitud a las que han sido sometidas a manos de sus propios hermanos islamistas, en nombre de su propia religión. La contestación del pacifista liberal que los secuestros de niñas menores de edad y otros actos de terrorismo que no son asuntos suyos suena falso, dado que ha tenido mucho que decir acerca de los ataques de EE.UU. sobre estos bárbaros de la modernidad.