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¡Campeones!

Redacción
13 de julio, 2014
Tenía el propósito de continuar mi reflexión sobre las causas y soluciones alternas al problema de la deforestación en Guatemala pero al tener la oportunidad de publicar hoy, un día después de la final de la copa del mundo, permítaseme postergar mi opinión sobre temas ambientales y hacer unas reflexiones pertinentes al momento. 
Ha finalizado entonces Brasil 2014 y todo queda en momentos vividos, de desconsuelo para los perdedores y de satisfacción para los campeones. Queda también para algunos cierta depresión y para otros la esperanza difusa de tener que esperar 4 años más. Sea cual fuere tu reacción, la vida continua y para conformidad de muchos, incluyéndome, el fútbol también. 
Lo importante, por ahora, es mantener la sensatez y darnos la oportunidad de repensar nuestras premisas. En lo personal me preocupa sobremanera que muchos guatemaltecos al ver el gran papel realizado por Costa Rica, México y Estados Unidos, todos países miembros de Concacaf, resulten con ilusiones perversas, tales como: elevar la inversión estatal en el fútbol de Guatemala, ya que eso es en buena parte lo que ha llevado por ejemplo a Costa Rica a estar entre los primeros 8 del mundo. 
Ciertamente, Guatemala tendrá que bregar ahora entre gigantes pero debemos tener muy claro que precisamente lo que hace daño al deporte chapín es la intervención estatal, por mucho llena de corrupción, clientelismo e ineficiencia. Ciertamente también Costa Rica es el país centroamericano que más invierte recursos estatales en su fútbol pero ello no quiere decir que sea lo correcto, recordemos que contrario a lo planteado por Maquiavelo el fin no justifica los medios. Yo también quisiera que Guatemala sobresaliera en el fútbol y en lo deportivo a nivel general pero no creo que seguir manteniendo un Ministerio de Cultura y Deportes y sus respectivas federaciones sea el camino correcto. Creo, que el deporte, así como el arte y la cultura, es una esfera privada de las personas y por tanto no corresponde al gobierno tutelarla. En un sistema bajo el cual se reconoce esta premisa de gobierno limitado, cada federación surgiría espontáneamente de acuerdo al número y capacidad financiera de los socios, patrocinadores e interesados. Los clubes serían igualmente privados, administrándose bajo el sistema de pérdidas y ganancias; cada cual seguro tendría su propio estadio o recinto deportivo, con un sistema de seguridad competente a las condiciones particulares. Un sistema bajo esta naturaleza aseguraría mayor inversión y competitividad y más probablemente mejores oportunidades para clasificar a los mundiales y ganar a los grandes. 
Nuestro análisis debe trascender. Hay mucho aún por cuestionar entorno al fútbol mundial. La FIFA no está exenta de señalamientos de corrupción, Brasil probablemente no se recupere económicamente y emocionalmente luego de la estrepitosa caída ante Alemania, el amaño de partidos, la elección de futuras sedes y el régimen casi despótico de la máxima autoridad deben ser temas de profundo análisis para no pecar de ingenuos.

¡Campeones!

Redacción
13 de julio, 2014
Tenía el propósito de continuar mi reflexión sobre las causas y soluciones alternas al problema de la deforestación en Guatemala pero al tener la oportunidad de publicar hoy, un día después de la final de la copa del mundo, permítaseme postergar mi opinión sobre temas ambientales y hacer unas reflexiones pertinentes al momento. 
Ha finalizado entonces Brasil 2014 y todo queda en momentos vividos, de desconsuelo para los perdedores y de satisfacción para los campeones. Queda también para algunos cierta depresión y para otros la esperanza difusa de tener que esperar 4 años más. Sea cual fuere tu reacción, la vida continua y para conformidad de muchos, incluyéndome, el fútbol también. 
Lo importante, por ahora, es mantener la sensatez y darnos la oportunidad de repensar nuestras premisas. En lo personal me preocupa sobremanera que muchos guatemaltecos al ver el gran papel realizado por Costa Rica, México y Estados Unidos, todos países miembros de Concacaf, resulten con ilusiones perversas, tales como: elevar la inversión estatal en el fútbol de Guatemala, ya que eso es en buena parte lo que ha llevado por ejemplo a Costa Rica a estar entre los primeros 8 del mundo. 
Ciertamente, Guatemala tendrá que bregar ahora entre gigantes pero debemos tener muy claro que precisamente lo que hace daño al deporte chapín es la intervención estatal, por mucho llena de corrupción, clientelismo e ineficiencia. Ciertamente también Costa Rica es el país centroamericano que más invierte recursos estatales en su fútbol pero ello no quiere decir que sea lo correcto, recordemos que contrario a lo planteado por Maquiavelo el fin no justifica los medios. Yo también quisiera que Guatemala sobresaliera en el fútbol y en lo deportivo a nivel general pero no creo que seguir manteniendo un Ministerio de Cultura y Deportes y sus respectivas federaciones sea el camino correcto. Creo, que el deporte, así como el arte y la cultura, es una esfera privada de las personas y por tanto no corresponde al gobierno tutelarla. En un sistema bajo el cual se reconoce esta premisa de gobierno limitado, cada federación surgiría espontáneamente de acuerdo al número y capacidad financiera de los socios, patrocinadores e interesados. Los clubes serían igualmente privados, administrándose bajo el sistema de pérdidas y ganancias; cada cual seguro tendría su propio estadio o recinto deportivo, con un sistema de seguridad competente a las condiciones particulares. Un sistema bajo esta naturaleza aseguraría mayor inversión y competitividad y más probablemente mejores oportunidades para clasificar a los mundiales y ganar a los grandes. 
Nuestro análisis debe trascender. Hay mucho aún por cuestionar entorno al fútbol mundial. La FIFA no está exenta de señalamientos de corrupción, Brasil probablemente no se recupere económicamente y emocionalmente luego de la estrepitosa caída ante Alemania, el amaño de partidos, la elección de futuras sedes y el régimen casi despótico de la máxima autoridad deben ser temas de profundo análisis para no pecar de ingenuos.