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15 años de infortunios. Parte I

Redacción
19 de agosto, 2014

Se acaban de cumplir, el 9
de agosto, los 15 años del gobierno del autoritario “dueño” de Rusia y de los
rusos Vladímir Putin. Hace 15 años, en 1999, para sorpresa de todos los
ciudadanos rusos, el entonces Presidente Borís Yeltsin nombra a Putin el primer
ministro, cargo que lo hará saltar hacia el puesto máximo. Ahí comienza la así
llamada “era de Putin” en la historia contemporánea rusa.

En diciembre de aquel año
Yeltsin renuncia al poder y nombra como Presidente provisional a Putin quien en
mayo del año siguiente se convierte en el Presidente electo, y en 2005 y 2012
es reelecto por la abrumadora mayoría de los ciudadanos de Rusia. Dado que la
Constitución de la Federación de Rusia permite solo dos plazos presidenciales
consecutivos, desde el año 2008 al 2012 Putin funge como Primer Ministro
mientras que el puesto de la presidencia es ocupado por su títere Dmitry
Medvedev.

Pero, ¿quién era y quién es
Putin? En 1991, el año más turbulento en la historia de la Rusia actual, Putin
llega a la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores de la Alcaldía Mayor
de San Petersburgo. Entra en las esferas políticas gracias a sus relaciones de
amistad con el entonces Alcalde de esta ciudad báltica, Anatoliy Sobchak, a
quien, posteriormente, traiciona.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

En 1996, también gracias a
sus relaciones personales, ocupa el cargo de vice-gerente de la Presidencia de
Rusia (se ocupa de suministros), en 1998 se convierte en el vicejefe de la
Administración del Presidente de donde, en 1998, pasa a ser Director del Servicio
Federal de Seguridad (ex KGB). Durante todos estos cargos Putin permanecía
fuera del foco público. Los medios de comunicación no le dedicaban ninguna
atención en parte debido a la difícil situación económica del país en aquella
época y en parte debido a los escándalos públicos y la guerra en Chechenia.

Como herencia de su
antecesor, Putin recibe un país dividido como nunca, tanto a nivel político
como económico. A todo ello se le añaden las ideas separatistas de las
repúblicas caucásicas, de los Urales y siberianas, donde la población en su
mayoría pertenece a otras etnias, distintas a la rusa. Las políticas seudoliberales
de Yeltsin y de sus asesores no habían obtenido los resultados esperados, la
economía se seguía sumergiendo en un caos de incompetencia absoluta y de la
mafiosidad de las absurdamente grandes estructuras estatales.

Sin embargo, Putin y sus
asesores aprovechan las características propias de la mayoría de los rusos para
ganar sus simpatías. Desgraciadamente, muchos siglos de esclavitud (en todos
los sentidos de la palabra) convirtieron el pueblo en una masa, en el
proletariado incapaz de tomar sus propias decisiones y de pensar por sí mismo.
Esta característica, que no había tomado en cuenta Yeltsin, le confirió tanto
poder a Putin que se convirtió en la obsesión de mucha gente.

Lo primero que hizo el
nuevo presidente fue comenzar a dominar los medios de comunicación y a los
periodistas, a través de los procesos judiciales en contra de los
dueños-opositores de la prensa y por vía de la “nacionalización capitalista”,
es decir, el estado obligó a los propietarios de los medios de comunicación, al
igual que de muchas empresas grandes, a venderle las acciones en cantidades
suficientes para el control total. A través de esta estrategia el pueblo
comenzó a recibir la información necesaria para el gobierno (“el que domina la
información, domina el mundo”), y así pudo llevar a cabo todos los procesos en
contra de los empresarios a los que llamaron oligarcas.

Al apropiarse de las
industrias, sobre todo extractivas, el gobierno, por ende, logró recaudar más
ganancias financieras para mantenerse y para compartir, en grado mínimo, con el
pueblo: se construyeron algunas carreteras, se subió el sueldo mínimo y las
pensiones, etc. En pocas palabras, se contentó al pueblo, aunque este ni se dio
cuenta de que le subieron impuestos y los precios subieron mucho más que los
sueldos.

Durante el segundo mandato
del susodicho presidente de Rusia sorpresivamente crecieron los precios del
petróleo y del gas, productos más importantes del subsuelo del país, lo que
ayudó a pagar una gran parte de la deuda nacional. El gobierno aprovechó esta
subida de precio para convencer al pueblo de que todo este bienestar que cayó
sobre Rusia es el logro personal del señor Presidente y que todo el mundo
envidia a Rusia y a los rusos.


Continuará


[email protected]


15 años de infortunios. Parte I

Redacción
19 de agosto, 2014

Se acaban de cumplir, el 9
de agosto, los 15 años del gobierno del autoritario “dueño” de Rusia y de los
rusos Vladímir Putin. Hace 15 años, en 1999, para sorpresa de todos los
ciudadanos rusos, el entonces Presidente Borís Yeltsin nombra a Putin el primer
ministro, cargo que lo hará saltar hacia el puesto máximo. Ahí comienza la así
llamada “era de Putin” en la historia contemporánea rusa.

En diciembre de aquel año
Yeltsin renuncia al poder y nombra como Presidente provisional a Putin quien en
mayo del año siguiente se convierte en el Presidente electo, y en 2005 y 2012
es reelecto por la abrumadora mayoría de los ciudadanos de Rusia. Dado que la
Constitución de la Federación de Rusia permite solo dos plazos presidenciales
consecutivos, desde el año 2008 al 2012 Putin funge como Primer Ministro
mientras que el puesto de la presidencia es ocupado por su títere Dmitry
Medvedev.

Pero, ¿quién era y quién es
Putin? En 1991, el año más turbulento en la historia de la Rusia actual, Putin
llega a la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores de la Alcaldía Mayor
de San Petersburgo. Entra en las esferas políticas gracias a sus relaciones de
amistad con el entonces Alcalde de esta ciudad báltica, Anatoliy Sobchak, a
quien, posteriormente, traiciona.

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En 1996, también gracias a
sus relaciones personales, ocupa el cargo de vice-gerente de la Presidencia de
Rusia (se ocupa de suministros), en 1998 se convierte en el vicejefe de la
Administración del Presidente de donde, en 1998, pasa a ser Director del Servicio
Federal de Seguridad (ex KGB). Durante todos estos cargos Putin permanecía
fuera del foco público. Los medios de comunicación no le dedicaban ninguna
atención en parte debido a la difícil situación económica del país en aquella
época y en parte debido a los escándalos públicos y la guerra en Chechenia.

Como herencia de su
antecesor, Putin recibe un país dividido como nunca, tanto a nivel político
como económico. A todo ello se le añaden las ideas separatistas de las
repúblicas caucásicas, de los Urales y siberianas, donde la población en su
mayoría pertenece a otras etnias, distintas a la rusa. Las políticas seudoliberales
de Yeltsin y de sus asesores no habían obtenido los resultados esperados, la
economía se seguía sumergiendo en un caos de incompetencia absoluta y de la
mafiosidad de las absurdamente grandes estructuras estatales.

Sin embargo, Putin y sus
asesores aprovechan las características propias de la mayoría de los rusos para
ganar sus simpatías. Desgraciadamente, muchos siglos de esclavitud (en todos
los sentidos de la palabra) convirtieron el pueblo en una masa, en el
proletariado incapaz de tomar sus propias decisiones y de pensar por sí mismo.
Esta característica, que no había tomado en cuenta Yeltsin, le confirió tanto
poder a Putin que se convirtió en la obsesión de mucha gente.

Lo primero que hizo el
nuevo presidente fue comenzar a dominar los medios de comunicación y a los
periodistas, a través de los procesos judiciales en contra de los
dueños-opositores de la prensa y por vía de la “nacionalización capitalista”,
es decir, el estado obligó a los propietarios de los medios de comunicación, al
igual que de muchas empresas grandes, a venderle las acciones en cantidades
suficientes para el control total. A través de esta estrategia el pueblo
comenzó a recibir la información necesaria para el gobierno (“el que domina la
información, domina el mundo”), y así pudo llevar a cabo todos los procesos en
contra de los empresarios a los que llamaron oligarcas.

Al apropiarse de las
industrias, sobre todo extractivas, el gobierno, por ende, logró recaudar más
ganancias financieras para mantenerse y para compartir, en grado mínimo, con el
pueblo: se construyeron algunas carreteras, se subió el sueldo mínimo y las
pensiones, etc. En pocas palabras, se contentó al pueblo, aunque este ni se dio
cuenta de que le subieron impuestos y los precios subieron mucho más que los
sueldos.

Durante el segundo mandato
del susodicho presidente de Rusia sorpresivamente crecieron los precios del
petróleo y del gas, productos más importantes del subsuelo del país, lo que
ayudó a pagar una gran parte de la deuda nacional. El gobierno aprovechó esta
subida de precio para convencer al pueblo de que todo este bienestar que cayó
sobre Rusia es el logro personal del señor Presidente y que todo el mundo
envidia a Rusia y a los rusos.


Continuará


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