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Hecha la ley y tristemente hecha la trampa

Redacción República
29 de septiembre, 2014

Para muchos analistas políticos el problema más grande es que en Guatemala no se respetan las leyes, y que de muy poco sirven más o mejores leyes, si estas simplemente no se van a cumplir.

Hay mucho que decir sobre las causas de dicho comportamiento, que dicho sea de paso, es una práctica común a todo nivel en nuestra sociedad. Empezando por la famosa frase que muchos hemos usado: “aquí no hay vía, pues si no hay la hacemos”. Luego seguimos con tirar basura, orinar en la calle, venderle licor a los menores de edad, no seguir la prohibición de no vender alcohol después de cierta hora, y tantos otros ejemplos.

También criticamos el actuar de los partidos políticos que encabezados por el Partido Patriota violan de forma descarada la ley electoral, aduciendo excusas que buscan hacer invalida la ley. Los políticos de turno dan ejemplos de cómo la ley es lo menos importante, por ejemplo; al no pasar por la ley de compras y contrataciones del Estado.

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Pero hay otros grupos que hacen trampas y me preocupan aún más; son los sectores de la sociedad civil organizada, muchos medios de comunicación y expertos en temas políticos y legales, pues son quienes debieran dar el ejemplo y pedir que se cumplan con las leyes y no buscar interpretaciones antojadizas de las mismas, y lo digo por el proceso de las comisiones de postulación.

Yo entiendo que hay tres grupos de actores importantes en el proceso de decidir quienes serán los próximos magistrados. La Constitución dice que son los decanos de derecho, los representantes de la CSJ y los representantes del colegio de abogados, quienes seleccionan a los futuros magistrados. Y veo que la lógica de poner a estos hombres y mujeres a tomar esa decisión, es por que se supone que son quienes más conocen del medio. Es una mezcla entre quien conoció a los profesionales del derecho como estudiantes, otros los conocen como litigantes y otros como participantes en las distintas actividades de la vida de los abogados. Y la ley dice muy claro que son ellos los que deben de decidir, y cuando toca tomar decisiones, nos guste o no, estas decisiones son subjetivas. Por supuesto se abre un compas de tiempo para intercambiar opiniones y oír cosas buenas y malas de candidatos que no conocen, pero la decisión sigue estando en manos de ellos. Y debemos respetarlos. Pero como no nos gusta respetar las leyes, para burlar la ley algunos se inventan tablas de gradación, meten a la CICIG a última hora y tantas otras quejas que buscan evitar respetar la decisión que estos señores tomen.

Luego vendrán los diputados y tendrán que votar por algunos de los que van a las listas previamente arregladas. Y votarán por quienes ellos prefieran, para eso los elegimos democráticamente. Y no se hará esperar la negativa de muchos hacia esa decisión, y buscar la trampa para burlar la ley.

¿Cuál es la solución? Para mi, vivir en un país de leyes es mejor que vivir en un país salta leyes. Debemos respetar la ley, y en este caso debe quedar claro qué candidatos son los preferidos de cada uno de los participantes, y si votaron por los peores pues que sean a quienes representan quienes les pidan explicaciones. El voto debe ser abierto, y hacer una selección por preferencias.

Si cumplir la ley no da buenos resultados, hay que cambiar la ley, no buscar chapuces a las leyes, no buscar dejar de cumplir la ley.

Hecha la ley y tristemente hecha la trampa

Redacción República
29 de septiembre, 2014

Para muchos analistas políticos el problema más grande es que en Guatemala no se respetan las leyes, y que de muy poco sirven más o mejores leyes, si estas simplemente no se van a cumplir.

Hay mucho que decir sobre las causas de dicho comportamiento, que dicho sea de paso, es una práctica común a todo nivel en nuestra sociedad. Empezando por la famosa frase que muchos hemos usado: “aquí no hay vía, pues si no hay la hacemos”. Luego seguimos con tirar basura, orinar en la calle, venderle licor a los menores de edad, no seguir la prohibición de no vender alcohol después de cierta hora, y tantos otros ejemplos.

También criticamos el actuar de los partidos políticos que encabezados por el Partido Patriota violan de forma descarada la ley electoral, aduciendo excusas que buscan hacer invalida la ley. Los políticos de turno dan ejemplos de cómo la ley es lo menos importante, por ejemplo; al no pasar por la ley de compras y contrataciones del Estado.

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Pero hay otros grupos que hacen trampas y me preocupan aún más; son los sectores de la sociedad civil organizada, muchos medios de comunicación y expertos en temas políticos y legales, pues son quienes debieran dar el ejemplo y pedir que se cumplan con las leyes y no buscar interpretaciones antojadizas de las mismas, y lo digo por el proceso de las comisiones de postulación.

Yo entiendo que hay tres grupos de actores importantes en el proceso de decidir quienes serán los próximos magistrados. La Constitución dice que son los decanos de derecho, los representantes de la CSJ y los representantes del colegio de abogados, quienes seleccionan a los futuros magistrados. Y veo que la lógica de poner a estos hombres y mujeres a tomar esa decisión, es por que se supone que son quienes más conocen del medio. Es una mezcla entre quien conoció a los profesionales del derecho como estudiantes, otros los conocen como litigantes y otros como participantes en las distintas actividades de la vida de los abogados. Y la ley dice muy claro que son ellos los que deben de decidir, y cuando toca tomar decisiones, nos guste o no, estas decisiones son subjetivas. Por supuesto se abre un compas de tiempo para intercambiar opiniones y oír cosas buenas y malas de candidatos que no conocen, pero la decisión sigue estando en manos de ellos. Y debemos respetarlos. Pero como no nos gusta respetar las leyes, para burlar la ley algunos se inventan tablas de gradación, meten a la CICIG a última hora y tantas otras quejas que buscan evitar respetar la decisión que estos señores tomen.

Luego vendrán los diputados y tendrán que votar por algunos de los que van a las listas previamente arregladas. Y votarán por quienes ellos prefieran, para eso los elegimos democráticamente. Y no se hará esperar la negativa de muchos hacia esa decisión, y buscar la trampa para burlar la ley.

¿Cuál es la solución? Para mi, vivir en un país de leyes es mejor que vivir en un país salta leyes. Debemos respetar la ley, y en este caso debe quedar claro qué candidatos son los preferidos de cada uno de los participantes, y si votaron por los peores pues que sean a quienes representan quienes les pidan explicaciones. El voto debe ser abierto, y hacer una selección por preferencias.

Si cumplir la ley no da buenos resultados, hay que cambiar la ley, no buscar chapuces a las leyes, no buscar dejar de cumplir la ley.