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Mitos del socialismo cubano. Parte I

Redacción
28 de octubre, 2014

Desde
el 1 de enero de 1959, cuando Fidel Castro con sus “gestas revolucionarias”
entró en La Habana y se apropió del poder, el gobierno ilegítimo de Cuba no se
cansa de mentir y de crear mitos. Se puede decir que todo el enfoque de la gran
campaña mediática del “socialismo” cubano se ha enfocado en crear la opinión
pública internacional. No obstante, tanto los cubanos de la isla como los que
lograron huir, saben mejor que nadie la verdadera realidad que se vive día a
día en ese infierno castroide.

La
gran mentira comenzó con las promesas de Castro de realizar las elecciones
democráticas en marzo de aquel lejano 1959. Fue de las razones por las que la
mayoría de los cubanos, cansados de las atrocidades del dictador Batista,
apoyaron la revolución. Pasaron meses, marzo-abril-mayo, y Castro no dijo ni
pío ni mu de la entrega del poder, que ocupó, a un gobierno elegido en un
sufragio universal. Es cuando comienzan las mayores atrocidades cometidas por
los Castro y su perro guardián Ernesto Guevara contra sus opositores y
detractores. Y es cuando una gran cantidad de los cubanos entiende que otra vez
fueron engañados por otro vil politiquero.

No
vale la pena recordar toda la historia de los últimos 55 años de la Cuba bajo
el yugo castrista – que de socialismo no tiene absolutamente nada – pero sí es
importante abrir los ojos y reconocer que la mayoría de los “logros cubanos”
son una cortina de humo, mentiras de las más descaradas. Comenzando con el
famoso “embargo” y llegando hasta la “igualdad social”.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Al
instalarse en el poder, Castro cambia su retórica antibatista y poco a poco,
pero cada vez con mayor intensidad, introduce el concepto del “carácter
antiimperialista” de la revolución y del sistema político cubano. Sistema que,
finalmente, se somete a las condiciones impuestas por la URSS (el mayor
imperialista del siglo XX) con todas las consecuencias. La figura de enemigo
acérrimo, feroz y que, además, está a 90 millas, le cae como el anillo al dedo
a Castro. Es bien sabido que la base de la manipulación en la política consiste
en la unión contra un enemigo común. Y si no lo hay, se inventa. De allí, “el
pueblo unido…”

Al
expropiar las propiedades tanto de los estadounidenses como de los propios
empresarios cubanos – bajo la eterno mamarracho de “los opresores que explotan
a los trabajadores” – Castro supera al propio Batista contra quien luchó. La
expropiación se realiza con la consigna de pagar el precio justo a los
empresarios, sin embargo, hasta la fecha, no se ha pagado ni un centavo.
Llamemos las cosas por su nombre: los Castro y sus secuaces robaron las
propiedades ajenas. Y al ladrón se le castiga. De allí el justo y merecido
embargo comercial que impusieron los EEUU a Cuba en 1962. Por cierto, mucho
antes de las vociferaciones “antiimperialistas” del usurpador Castro.

A
los cubanos se le hace creer que los gringos envidian tanto al socialismo que
impusieron este embargo. Y, como sabemos, la mentira repetida mil veces se
convierte en la verdad. Hay que recordar que con los demás países del mundo
Cuba siempre ha podido tener comercio libremente (de hecho, las economías tan
potentes como Canadá, por ejemplo) nunca han dejado de tener relaciones
comerciales con Cuba.

No
obstante, el embargo le permite a los Castro seguir teniendo a los cubanos
unidos en el rebaño, cuyo pastor es ya decrépito impostor, y reforzar el
control de la economía (o lo que quedó de ella) cual un negocio particular en
manos del propio Castro. El despropósito típico de los regímenes totalitarios
socialistas es sobrevivir a costa de los demás, sobre todo, del capitalismo. ¿O
acaso pretendía Castro luchar contra el capitalismo con los recursos del
capitalismo? Al fin y al cabo, ¿no es un principio básico que la economía
socialista debe ser autosuficiente?

Y
no se puede olvidar de que la inexistente economía socialista cubana siempre ha
chupado de los demás: primero, de la URSS que podía permitirse al principio
venderle a Cuba todo lo necesario a precios varias veces más baratos que,
incluso, su costo de producción, y, a la vez, comprarle a Cuba su azúcar – que
la URSS ni necesitaba siquiera – a precios varias veces más altos que en el
mercado internacional.

En
los 90, cuando la URSS cayó por su propio peso, los cubanos se la pasaron mal.
Se les había acabado la ayuda “solidaria” que duró 30 años sin dar ningún
efecto positivo, sin crear industrias, sin desarrollara la agricultura. El
hambre general en la isla estaba a punto de hacer caer a los Castro. Chávez fue
la salvación. Las donaciones de petróleo venezolano, que Cuba recibe gratis
pero revende en el mercado internacional, están a punto de terminar.

http://esblog.panampost.com/author/anton-toursinov/

Mitos del socialismo cubano. Parte I

Redacción
28 de octubre, 2014

Desde
el 1 de enero de 1959, cuando Fidel Castro con sus “gestas revolucionarias”
entró en La Habana y se apropió del poder, el gobierno ilegítimo de Cuba no se
cansa de mentir y de crear mitos. Se puede decir que todo el enfoque de la gran
campaña mediática del “socialismo” cubano se ha enfocado en crear la opinión
pública internacional. No obstante, tanto los cubanos de la isla como los que
lograron huir, saben mejor que nadie la verdadera realidad que se vive día a
día en ese infierno castroide.

La
gran mentira comenzó con las promesas de Castro de realizar las elecciones
democráticas en marzo de aquel lejano 1959. Fue de las razones por las que la
mayoría de los cubanos, cansados de las atrocidades del dictador Batista,
apoyaron la revolución. Pasaron meses, marzo-abril-mayo, y Castro no dijo ni
pío ni mu de la entrega del poder, que ocupó, a un gobierno elegido en un
sufragio universal. Es cuando comienzan las mayores atrocidades cometidas por
los Castro y su perro guardián Ernesto Guevara contra sus opositores y
detractores. Y es cuando una gran cantidad de los cubanos entiende que otra vez
fueron engañados por otro vil politiquero.

No
vale la pena recordar toda la historia de los últimos 55 años de la Cuba bajo
el yugo castrista – que de socialismo no tiene absolutamente nada – pero sí es
importante abrir los ojos y reconocer que la mayoría de los “logros cubanos”
son una cortina de humo, mentiras de las más descaradas. Comenzando con el
famoso “embargo” y llegando hasta la “igualdad social”.

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instalarse en el poder, Castro cambia su retórica antibatista y poco a poco,
pero cada vez con mayor intensidad, introduce el concepto del “carácter
antiimperialista” de la revolución y del sistema político cubano. Sistema que,
finalmente, se somete a las condiciones impuestas por la URSS (el mayor
imperialista del siglo XX) con todas las consecuencias. La figura de enemigo
acérrimo, feroz y que, además, está a 90 millas, le cae como el anillo al dedo
a Castro. Es bien sabido que la base de la manipulación en la política consiste
en la unión contra un enemigo común. Y si no lo hay, se inventa. De allí, “el
pueblo unido…”

Al
expropiar las propiedades tanto de los estadounidenses como de los propios
empresarios cubanos – bajo la eterno mamarracho de “los opresores que explotan
a los trabajadores” – Castro supera al propio Batista contra quien luchó. La
expropiación se realiza con la consigna de pagar el precio justo a los
empresarios, sin embargo, hasta la fecha, no se ha pagado ni un centavo.
Llamemos las cosas por su nombre: los Castro y sus secuaces robaron las
propiedades ajenas. Y al ladrón se le castiga. De allí el justo y merecido
embargo comercial que impusieron los EEUU a Cuba en 1962. Por cierto, mucho
antes de las vociferaciones “antiimperialistas” del usurpador Castro.

A
los cubanos se le hace creer que los gringos envidian tanto al socialismo que
impusieron este embargo. Y, como sabemos, la mentira repetida mil veces se
convierte en la verdad. Hay que recordar que con los demás países del mundo
Cuba siempre ha podido tener comercio libremente (de hecho, las economías tan
potentes como Canadá, por ejemplo) nunca han dejado de tener relaciones
comerciales con Cuba.

No
obstante, el embargo le permite a los Castro seguir teniendo a los cubanos
unidos en el rebaño, cuyo pastor es ya decrépito impostor, y reforzar el
control de la economía (o lo que quedó de ella) cual un negocio particular en
manos del propio Castro. El despropósito típico de los regímenes totalitarios
socialistas es sobrevivir a costa de los demás, sobre todo, del capitalismo. ¿O
acaso pretendía Castro luchar contra el capitalismo con los recursos del
capitalismo? Al fin y al cabo, ¿no es un principio básico que la economía
socialista debe ser autosuficiente?

Y
no se puede olvidar de que la inexistente economía socialista cubana siempre ha
chupado de los demás: primero, de la URSS que podía permitirse al principio
venderle a Cuba todo lo necesario a precios varias veces más baratos que,
incluso, su costo de producción, y, a la vez, comprarle a Cuba su azúcar – que
la URSS ni necesitaba siquiera – a precios varias veces más altos que en el
mercado internacional.

En
los 90, cuando la URSS cayó por su propio peso, los cubanos se la pasaron mal.
Se les había acabado la ayuda “solidaria” que duró 30 años sin dar ningún
efecto positivo, sin crear industrias, sin desarrollara la agricultura. El
hambre general en la isla estaba a punto de hacer caer a los Castro. Chávez fue
la salvación. Las donaciones de petróleo venezolano, que Cuba recibe gratis
pero revende en el mercado internacional, están a punto de terminar.

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