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Carrera política y nepotismo

Redacción República
05 de noviembre, 2014

Hace unos días circulaba la noticia que hacía público el salario
de nuestro señor presidente y lo comparaba con el de los presidentes de otros
países. La noticia recibió muchos
comentarios y críticas de la población porque el monto del salario superaba los
140 mil quetzales mensuales, siendo uno de los más altos en América Latina. Si
consideramos que el presidente de la república es electo popularmente para ser
el gerente y administrador de un país con un sin fin de necesidades y desafíos
por resolver como los altos índices de pobreza, desnutrición, salud, educación,
desempleo, etc; todo esto sumado a la
debilidad de nuestras instituciones y un sector justicia deficiente, vemos la necesidad
de elegir a un presidente con características similares a las de un súper héroe
para poder resolver todos éstos problemas y administrar al Estado de una forma
eficiente. El problema no es el salario,
sino la poca profesionalización, transparencia y eficiencia de los funcionarios
que llegan al poder. Mi objetivo no es emitir un juicio con respecto al salario
del presidente, sino plantear el cuestionamiento de si es posible hablar de una
carrera política y profesional dentro del sector público ó si estamos
destinados al nepotismo que ha caracterizado el nombramiento de los cargos
públicos importantes donde se toman las decisiones que definen el rumbo del
país.


A veces parece irónico como una multinacional puede hacer llegar
sus productos o servicios de manera eficiente hasta los poblados más recónditos
del país, mientras que algunos ministerios que proveen servicios de vital
importancia para la población como lo son el Ministerio de Salud y el
Ministerio de Educación, no tienen la capacidad de mantener y proveer de
suministros de manera eficiente a sus centros de atención. Esto me lleva a
pensar que muchos problemas que tiene el Estado son problemas de gestión y se
podrían resolver si nuestro sistema tuviera los incentivos adecuados para
atraer y retener talentos en la administración pública. Hoy en día muchos de estos talentos compiten
por plazas en el sector privado que ofrece un plan de carrera, estabilidad
laboral, prestigio, mejores salarios y un clima organizacional agradable,
mientras que aspirar a una plaza en el sector público cada ves es menos
atractivo y se ha vuelto sinónimo de corrupción y desprestigio.


La carencia de una ley de servicio civil efectiva que garantice
una carrera administrativa genera los incentivos para que el nepotismo sea el
principal mecanismo de contratación en el Estado. Necesitamos un sistema de
contratación en donde los puestos se alcancen a través de la meritocracia y se
practique el sistema de competencia, con salarios atractivos para atraer a los
talentos idóneos que ejerzan los puestos dentro de la gestión pública con
eficiencia. Al mismo tiempo necesitamos que las universidades se comprometan
con el país generando carreras que logren formar profesionales que conozcan a
fondo el funcionamiento del estado, como ya lo esta logrando Escuela de
Gobierno, que a más de un año de su inauguración, se está consolidando como una
esfuerzo académico que busca que busca la profesionalización de actuales y
futuros servidores públicos, para que estos profesionales sean tomadores de
decisiones eficaces para la gestión estatal y logren restablecer la
gobernabilidad del país, logrando con ello una Guatemala mucho mejor.

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Redacción República
05 de noviembre, 2014

Hace unos días circulaba la noticia que hacía público el salario
de nuestro señor presidente y lo comparaba con el de los presidentes de otros
países. La noticia recibió muchos
comentarios y críticas de la población porque el monto del salario superaba los
140 mil quetzales mensuales, siendo uno de los más altos en América Latina. Si
consideramos que el presidente de la república es electo popularmente para ser
el gerente y administrador de un país con un sin fin de necesidades y desafíos
por resolver como los altos índices de pobreza, desnutrición, salud, educación,
desempleo, etc; todo esto sumado a la
debilidad de nuestras instituciones y un sector justicia deficiente, vemos la necesidad
de elegir a un presidente con características similares a las de un súper héroe
para poder resolver todos éstos problemas y administrar al Estado de una forma
eficiente. El problema no es el salario,
sino la poca profesionalización, transparencia y eficiencia de los funcionarios
que llegan al poder. Mi objetivo no es emitir un juicio con respecto al salario
del presidente, sino plantear el cuestionamiento de si es posible hablar de una
carrera política y profesional dentro del sector público ó si estamos
destinados al nepotismo que ha caracterizado el nombramiento de los cargos
públicos importantes donde se toman las decisiones que definen el rumbo del
país.


A veces parece irónico como una multinacional puede hacer llegar
sus productos o servicios de manera eficiente hasta los poblados más recónditos
del país, mientras que algunos ministerios que proveen servicios de vital
importancia para la población como lo son el Ministerio de Salud y el
Ministerio de Educación, no tienen la capacidad de mantener y proveer de
suministros de manera eficiente a sus centros de atención. Esto me lleva a
pensar que muchos problemas que tiene el Estado son problemas de gestión y se
podrían resolver si nuestro sistema tuviera los incentivos adecuados para
atraer y retener talentos en la administración pública. Hoy en día muchos de estos talentos compiten
por plazas en el sector privado que ofrece un plan de carrera, estabilidad
laboral, prestigio, mejores salarios y un clima organizacional agradable,
mientras que aspirar a una plaza en el sector público cada ves es menos
atractivo y se ha vuelto sinónimo de corrupción y desprestigio.


La carencia de una ley de servicio civil efectiva que garantice
una carrera administrativa genera los incentivos para que el nepotismo sea el
principal mecanismo de contratación en el Estado. Necesitamos un sistema de
contratación en donde los puestos se alcancen a través de la meritocracia y se
practique el sistema de competencia, con salarios atractivos para atraer a los
talentos idóneos que ejerzan los puestos dentro de la gestión pública con
eficiencia. Al mismo tiempo necesitamos que las universidades se comprometan
con el país generando carreras que logren formar profesionales que conozcan a
fondo el funcionamiento del estado, como ya lo esta logrando Escuela de
Gobierno, que a más de un año de su inauguración, se está consolidando como una
esfuerzo académico que busca que busca la profesionalización de actuales y
futuros servidores públicos, para que estos profesionales sean tomadores de
decisiones eficaces para la gestión estatal y logren restablecer la
gobernabilidad del país, logrando con ello una Guatemala mucho mejor.

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