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El emprendimiento de película

Redacción República
11 de noviembre, 2014

Escuchaba
el otro día la comparación entre el emprendedor y los mundos que presenta una popular
película. En esta película se habla de
varios tipos de mundos entre los que se mueven constantemente los seres que
viven allí. Dentro de esos mundos se
destacan dos: el mundo de los sueños y
el mundo real. Una de las diferencias
entre ambos mundos es la existencia de la gravedad.

Escuchaba a
un emprendedor muy exitoso hacer esta comparación. Podía notar la ilusión que le llenaba cuando
hablaba del mundo de los sueños. Decía,
como si estuviera abriendo su pensamiento, que un emprendedor vive en ese mundo
de los sueños. Está allí, y para él cada
uno de esos sueños o visiones del mundo que imagina son prácticamente
realidades. Lo ve tan claro, se
entusiasma de ver sus ideas en acción. Pensaba
yo, mientras escuchaba, en la comparación con un artista, que mientras está
haciendo su obra de arte, él ya tiene en la mente la imagen de la obra
terminada. Y es por eso que toma con
intensidad su paleta de colores y da cada pincelada con trazos seguros.

Por el otro
lado, decía, se encuentra el mundo real.
Ese mundo en el que tendrá que ejecutar cada uno de sus sueños. Será el mundo en el que producirá todos los
resultados.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Un buen
emprendedor será aquel que pueda moverse continuamente entre ambos mundos, que
pueda conectarse con la ilusión que le produce el mundo de los sueños, pero con
el compromiso necesario para actuar hasta ver esos sueños ejecutados.

El
emprendedor que olvida por completo la gravedad y se queda atrapado en el mundo
de los sueños, cambiará de nombre… será un soñador. El emprendedor que por el contrario, olvide
el mundo de los sueños, y esté completamente enfocado en el mundo real, también
cambiará de nombre y será un implementador.
Pero para seguir llamándose emprendedor necesita oscilar continuamente
entre ambos mundos y conectar en su diario vivir dos verbos: soñar y actuar.

Deberá
adquirir habilidades importantes para plasmar lo que él ve con tanta claridad,
deberá fortalecer la capacidad de comunicarlo a otros, pues es la única forma
en que hará un puente entre ambos mundos, y además de todas las acciones que
realice deberá adquirir la capacidad de aprender rápidamente para poder ajustar
lo que imagina.

Pareciera
ser que estamos describiendo a un personaje extraño, pero a la vez, a un ser
mágico que continuamente está creando imágenes de un mundo que él mismo puede
construir.

Si piensas
en emprendedores que conoces, cuando te cuentan sus ideas de negocio, pareciera
sentirse la ola de energía que crea esa visión que ellos tienen. La ilusión que transmiten se conecta a sus
primeros socios, inversionistas, clientes y empleados. Eso les hace moverse poco a poco en el mundo
real. Y por el otro lado nos sorprende
su enfoque y diligencia con las acciones acertadas para alcanzar los resultados
que esperan.

Cómo te
consideras: ¿un soñador, un
implementador o un emprendedor? Piensa
si oscilas fácilmente entre estos dos mundos, o si con facilidad te detienes
demasiado tiempo en alguno de ellos y eso no te permite avanzar a la velocidad
que necesitas.

La persona
que lo decía, fue el creador de la primera plataforma de crowdfunding del mundo, y actualmente la más grande. Casi podemos imaginar lo que vio en su mente
antes de empezar con un modelo de negocio inexistente, y como la energía de su
mundo de los sueños fue suficiente para sobrepasar la gravedad y cualquier
obstáculo que tuvo que romper para hacer lo que un día claramente vio. No hay
duda que un emprendedor exitoso necesita mantener un balance activo entre soñar
y actuar.

El emprendimiento de película

Redacción República
11 de noviembre, 2014

Escuchaba
el otro día la comparación entre el emprendedor y los mundos que presenta una popular
película. En esta película se habla de
varios tipos de mundos entre los que se mueven constantemente los seres que
viven allí. Dentro de esos mundos se
destacan dos: el mundo de los sueños y
el mundo real. Una de las diferencias
entre ambos mundos es la existencia de la gravedad.

Escuchaba a
un emprendedor muy exitoso hacer esta comparación. Podía notar la ilusión que le llenaba cuando
hablaba del mundo de los sueños. Decía,
como si estuviera abriendo su pensamiento, que un emprendedor vive en ese mundo
de los sueños. Está allí, y para él cada
uno de esos sueños o visiones del mundo que imagina son prácticamente
realidades. Lo ve tan claro, se
entusiasma de ver sus ideas en acción. Pensaba
yo, mientras escuchaba, en la comparación con un artista, que mientras está
haciendo su obra de arte, él ya tiene en la mente la imagen de la obra
terminada. Y es por eso que toma con
intensidad su paleta de colores y da cada pincelada con trazos seguros.

Por el otro
lado, decía, se encuentra el mundo real.
Ese mundo en el que tendrá que ejecutar cada uno de sus sueños. Será el mundo en el que producirá todos los
resultados.

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Un buen
emprendedor será aquel que pueda moverse continuamente entre ambos mundos, que
pueda conectarse con la ilusión que le produce el mundo de los sueños, pero con
el compromiso necesario para actuar hasta ver esos sueños ejecutados.

El
emprendedor que olvida por completo la gravedad y se queda atrapado en el mundo
de los sueños, cambiará de nombre… será un soñador. El emprendedor que por el contrario, olvide
el mundo de los sueños, y esté completamente enfocado en el mundo real, también
cambiará de nombre y será un implementador.
Pero para seguir llamándose emprendedor necesita oscilar continuamente
entre ambos mundos y conectar en su diario vivir dos verbos: soñar y actuar.

Deberá
adquirir habilidades importantes para plasmar lo que él ve con tanta claridad,
deberá fortalecer la capacidad de comunicarlo a otros, pues es la única forma
en que hará un puente entre ambos mundos, y además de todas las acciones que
realice deberá adquirir la capacidad de aprender rápidamente para poder ajustar
lo que imagina.

Pareciera
ser que estamos describiendo a un personaje extraño, pero a la vez, a un ser
mágico que continuamente está creando imágenes de un mundo que él mismo puede
construir.

Si piensas
en emprendedores que conoces, cuando te cuentan sus ideas de negocio, pareciera
sentirse la ola de energía que crea esa visión que ellos tienen. La ilusión que transmiten se conecta a sus
primeros socios, inversionistas, clientes y empleados. Eso les hace moverse poco a poco en el mundo
real. Y por el otro lado nos sorprende
su enfoque y diligencia con las acciones acertadas para alcanzar los resultados
que esperan.

Cómo te
consideras: ¿un soñador, un
implementador o un emprendedor? Piensa
si oscilas fácilmente entre estos dos mundos, o si con facilidad te detienes
demasiado tiempo en alguno de ellos y eso no te permite avanzar a la velocidad
que necesitas.

La persona
que lo decía, fue el creador de la primera plataforma de crowdfunding del mundo, y actualmente la más grande. Casi podemos imaginar lo que vio en su mente
antes de empezar con un modelo de negocio inexistente, y como la energía de su
mundo de los sueños fue suficiente para sobrepasar la gravedad y cualquier
obstáculo que tuvo que romper para hacer lo que un día claramente vio. No hay
duda que un emprendedor exitoso necesita mantener un balance activo entre soñar
y actuar.