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El legado de Paco Cuevas

Redacción República
14 de noviembre, 2014

La renuncia de Francisco Cuevas como
Secretario de Comunicación invita a realizar una reflexión sobre su gestión y
sus legados.

Naturalmente, el
encargado de la comunicación de Gobierno se convierte en un actor central en
esa tensión entre el poder y la prensa. El problema radica en lo asimétrico de
la relación, pues el poder cuenta con los incentivos y los recursos para
coartar a la prensa. Tradicionalmente, los métodos preferidos eran la censura y
la persecución. Pero conforme el espíritu democrático se ha consolidado, las
formas de presión se volvieron más sutiles. Atrás quedaron los días en los que
el Gobierno clausuró el noticiero Aquí el
Mundo
. En cambio, el PAN recurrió a la asfixia financiera contra Crónica; el FRG al terrorismo fiscal; y
la UNE utilizó la pauta oficial para premiar o sancionar a los medios según su
línea editorial.

Administrar esa relación fue la
tarea que Otto Pérez le encargó a Paco
Cuevas. Y efectivamente, el exsecretario utilizó los recursos a su alcance para
manejar su trato con la prensa. El acceso a un multimillonario presupuesto le
permitió potenciar la imagen de Pérez Molina, vía campañas de comunicación y el
programa “De Frente con el Presidente”, que le ha permitido mantener niveles
récord de aprobación, aún a pesar del desgaste de Gobierno. De igual manera,
Cuevas explotó diversos distractores para desviar la atención de temas
polémicos. En abril 2013, el reportaje sobre el patrimonio de la Vice pasó a
segundo plano tras la difusión de aquellos videos del ex-Presidente del IGSS. Y
a principios del 2014, el “harinazo” sirvió de excusa para olvidar el conflicto
con José Rubén Zamora y las críticas por los magros resultados de medio
término.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

No obstante, el perfeccionamiento
en la utilización de formas activas y pasivas de coacción será el legado del
exsecretario. En materia financiera, el PP utilizó la pauta oficial para premiar
o castigar a los medios. También recurrió a la presión contra anunciantes para
asfixiar financieramente a la prensa crítica. A ello agreguemos el boicot web,
y las denuncias contra el Presidente de ElPeriódico
por su línea fiscalizadora. Pero además, el Gobierno recurrió a formas de
coacción pasiva para controlar a los medios y formadores de opinión, como el centro
de monitoreo en el piso 13 del INGUAT o el espionaje en las redacciones. Mientras
que la existencia de un grupo de reporteros que se dedicaba a desviar las
preguntas en las ruedas de prensa del Presidente a materias menos espinosas, o
que familiares de periodistas laboraran en la Secretaría, fueron tácticas
utilizadas para fomentar coberturas más amigables hacia el Gobierno.

Su legado negativo fue haber
llevado a niveles inimaginables aquella frase de Álvaro Arzú: “A la prensa se
le pega o se le paga”. Cuevas empeoró los incentivos patrimoniales hacia los
medios, además que inauguró y perfeccionó mecanismos para que el poder intente acallar
a la prensa.

El legado de Paco Cuevas

Redacción República
14 de noviembre, 2014

La renuncia de Francisco Cuevas como
Secretario de Comunicación invita a realizar una reflexión sobre su gestión y
sus legados.

Naturalmente, el
encargado de la comunicación de Gobierno se convierte en un actor central en
esa tensión entre el poder y la prensa. El problema radica en lo asimétrico de
la relación, pues el poder cuenta con los incentivos y los recursos para
coartar a la prensa. Tradicionalmente, los métodos preferidos eran la censura y
la persecución. Pero conforme el espíritu democrático se ha consolidado, las
formas de presión se volvieron más sutiles. Atrás quedaron los días en los que
el Gobierno clausuró el noticiero Aquí el
Mundo
. En cambio, el PAN recurrió a la asfixia financiera contra Crónica; el FRG al terrorismo fiscal; y
la UNE utilizó la pauta oficial para premiar o sancionar a los medios según su
línea editorial.

Administrar esa relación fue la
tarea que Otto Pérez le encargó a Paco
Cuevas. Y efectivamente, el exsecretario utilizó los recursos a su alcance para
manejar su trato con la prensa. El acceso a un multimillonario presupuesto le
permitió potenciar la imagen de Pérez Molina, vía campañas de comunicación y el
programa “De Frente con el Presidente”, que le ha permitido mantener niveles
récord de aprobación, aún a pesar del desgaste de Gobierno. De igual manera,
Cuevas explotó diversos distractores para desviar la atención de temas
polémicos. En abril 2013, el reportaje sobre el patrimonio de la Vice pasó a
segundo plano tras la difusión de aquellos videos del ex-Presidente del IGSS. Y
a principios del 2014, el “harinazo” sirvió de excusa para olvidar el conflicto
con José Rubén Zamora y las críticas por los magros resultados de medio
término.

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No obstante, el perfeccionamiento
en la utilización de formas activas y pasivas de coacción será el legado del
exsecretario. En materia financiera, el PP utilizó la pauta oficial para premiar
o castigar a los medios. También recurrió a la presión contra anunciantes para
asfixiar financieramente a la prensa crítica. A ello agreguemos el boicot web,
y las denuncias contra el Presidente de ElPeriódico
por su línea fiscalizadora. Pero además, el Gobierno recurrió a formas de
coacción pasiva para controlar a los medios y formadores de opinión, como el centro
de monitoreo en el piso 13 del INGUAT o el espionaje en las redacciones. Mientras
que la existencia de un grupo de reporteros que se dedicaba a desviar las
preguntas en las ruedas de prensa del Presidente a materias menos espinosas, o
que familiares de periodistas laboraran en la Secretaría, fueron tácticas
utilizadas para fomentar coberturas más amigables hacia el Gobierno.

Su legado negativo fue haber
llevado a niveles inimaginables aquella frase de Álvaro Arzú: “A la prensa se
le pega o se le paga”. Cuevas empeoró los incentivos patrimoniales hacia los
medios, además que inauguró y perfeccionó mecanismos para que el poder intente acallar
a la prensa.