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Las inconstitucionalidades del Presidente

Nicholas Virzi
20 de noviembre, 2014

Estados Unidos está próximo a sufrir una crisis constitucional por los delitos que pueda cometer el Presidente Obama con sus ordenes ejecutivas prometidas en beneficio de millones de migrantes ilegales.  Una amnistía masiva a favor de quienes han faltados a las reglas de inmigración que otros migrantes han tenido que respetar, por años, no compone ningún aspecto del problema multidimensional, sino que lo agrava en todos ellos.  Una amnistía solo dispararía la inmigración ilegal, como lo hizo con el caso de niños migrantes.  Si Obama otorga amnistía para millones de ilegales, solo incentivará una nueva invasión de inmigrantes ilegales en los próximos dos años que le restan en el poder.

Empeoraría el problema de la inmigración ilegal en EE.UU. y la medida prometida por Obama es inconstitucional.  La Constitución de EE.UU. no otorga al Presidente la discreción de suspender la aplicación de las leyes.  Es importante recalcar que Obama mismo dijo en 2011 que el Presidente no tiene el poder de suspender la aplicación de las leyes pasadas por el Congreso. En sus propias palabras:

                   “El Congreso hace las leyes.  El Ejecutivo debe implementar esas leyes.  El sistema judicial interpreta                       las leyes.  Hay suficientes leyes que son muy claras sobre como debemos implementar nuestro                               sistema migratorio que para que yo ignore con ordenes ejecutivas los mandatos del Congreso no                             conformaría con el rol apropiado de un Presidente.”

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¿Qué hizo que el Presidente Obama, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Harvard, cambiase su opinión al respecto de la primacía de la separación de poderes constitucionalmente ordenado en EE.UU.?  La respuesta es política, no legal.  El partido Demócrata, liderado por el Presidente Obama, se ha visto acaparado por su ala de extrema izquierda.  La Presidencia de Obama ha reinado sobre la destrucción del “Consenso de Clinton”, quien en los años ochenta lideró el esfuerzo por mover el partido Demócrata al centro por medio de su liderazgo en el Consejo de Liderazgo Demócrata (DLC, Democratic Leadership Committee, en inglés).  Cuando su partido sufrió derrotas electorales históricas a dos años de su primer gobierno, habiéndo los Republicanos tomado el Congreso por primera vez en medio siglo, Clinton anunció públicamente al pueblo votante: “Los escucho.”  Al sufrir reversas de similar magnitud en las elecciones de noviembre, 2014, Obama respondió públicamente que el representa el verdadero mandato, reflejado por los millones de personas que “no votaron.”

Si hubiera querido, Obama pudo haber pasado una reforma migratoria en 2009, cuando entró a la Presidencia con aplanadora política, dominando en el Senado y la Cámara Baja del Congreso.  Sin embargo, optó por pasar su plan de salud llamado Obamacare, tan cuestionado e impopular que en ningún momento ha gozado de aprobación popular en sondeos o encuestas.  Esa arrogancia política hizo que le entregase la Cámara Baja del Congreso a los Republicanos en 2010, y el Senado en 2014, cinco años después de la aprobación de Obamacare.  Viendo que iba a tener que gobernar por cosenso, en los últimos dos años de su Presidencia,  Obama ha decidido sacrificar la estabilidad política y los intereses del país por razones nefastas de política partidaria.  Es un enfoque cortoplacista en lo extremo.

Con su promesa/amenaza de amnistía, Obama busca animar el voto latino de cara a las elecciones presidenciales en 2016.  Aspira a que los latinos, como los afroamericanos, se vuelvan un bloque de votos fieles para el partido Demócrata.  Por eso busca provocar que los Republicanos se opongan a su amnistía para tildarlos de racistas.  Esta es la misma estrategia que usan cuando llaman a los Republicanos antipobres cuando los obligan a tomar postura en contra de incrementos en el salario mínimo, o antihomosexuales cuando se plantean redefiniciones de la familia o antimujer cuando se oponen a cuotas numéricas de representación femenina, etc.

Sabiendo que, en sus propias palabras, sus acciones serían inconstitucionales, Obama esta retando a los Republicanos a procesarlo legalmente, para señalarlos de ser  tan racistas que llevaron al primer Presidente Afroamericano a juicio político, sabiendo Obama que los medios y la academia lo apoyarían en la escritura de la narrativa falsa.  Obama mismo anhela que los Republicanos, en oposición a sus medidas inconstitucionales, intenten cerrar el gobierno, un poder que si tienen.

Obama esta intentando cínicamente  manipular el voto latino con el tema de amnistía.  Los votantes latinos en EE.UU., legales e ilegales, deberían de considerar que la misma gente que hoy les promete amnistía mañana van a querer restarles parte de su identidad latina, es decir todo aspecto de su identidad cristiana, para que sean plenos miembros de la coalición progresista, militantemente secular y socialista.  Lo buenos Demócratas no pueden creer que el aborto termina la vida, que la familia es entre hombre y mujer y que todos tienen derecho a portar armas para proteger a sus seres queridos.  Sería un precio alto a pagar por el beneficio de la no deportación, que muy probablemente de igual manera obtendrían en EE.UU. si no violasen las leyes y buenas costumbres del país en  que decidieron vivir.

¿Cual debería de ser el castigo del Presidente Obama de actuar ilegalmente en materia de amnistía migratoria por orden ejecutiva? Legalmente, ninguna.  Si son astutos (cosa que se debe dudar), los Republicanos deberían de apostar por el principio de paciencia política.  El pueblo americano quiere solución humana al problema de la inmigración ilegal.  Sin embargo, los americanos son conscientes de que tratan mejor a los migrantes, legales e ilegales, que en cualquier otro país en la historia del ser humano y les ofenden las declaraciones opuestas.  Les molestas ser llamados racistas por insistir que las reglas les apliquen por igual a todos los migrantes de países del tercer mundo que conforman la abrumadora mayoría de migrantes admitidos a EE.UU.

Por todo lo anterior, el pueblo votante americano desaprueba la moción del  Presidente Obama  de dar amnistía masiva a millones de inmigrantes ilegales.  Si Obama da amnistía migratoria por una inconstitucional orden ejecutiva, los Republicanos no deberían de caer en la trampa política de Barack Hussein Obama.  Deberían de esperar las elecciones presidenciales de 2016, donde el pueblo votante hará saber su sentir.

Las inconstitucionalidades del Presidente

Nicholas Virzi
20 de noviembre, 2014

Estados Unidos está próximo a sufrir una crisis constitucional por los delitos que pueda cometer el Presidente Obama con sus ordenes ejecutivas prometidas en beneficio de millones de migrantes ilegales.  Una amnistía masiva a favor de quienes han faltados a las reglas de inmigración que otros migrantes han tenido que respetar, por años, no compone ningún aspecto del problema multidimensional, sino que lo agrava en todos ellos.  Una amnistía solo dispararía la inmigración ilegal, como lo hizo con el caso de niños migrantes.  Si Obama otorga amnistía para millones de ilegales, solo incentivará una nueva invasión de inmigrantes ilegales en los próximos dos años que le restan en el poder.

Empeoraría el problema de la inmigración ilegal en EE.UU. y la medida prometida por Obama es inconstitucional.  La Constitución de EE.UU. no otorga al Presidente la discreción de suspender la aplicación de las leyes.  Es importante recalcar que Obama mismo dijo en 2011 que el Presidente no tiene el poder de suspender la aplicación de las leyes pasadas por el Congreso. En sus propias palabras:

                   “El Congreso hace las leyes.  El Ejecutivo debe implementar esas leyes.  El sistema judicial interpreta                       las leyes.  Hay suficientes leyes que son muy claras sobre como debemos implementar nuestro                               sistema migratorio que para que yo ignore con ordenes ejecutivas los mandatos del Congreso no                             conformaría con el rol apropiado de un Presidente.”

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¿Qué hizo que el Presidente Obama, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Harvard, cambiase su opinión al respecto de la primacía de la separación de poderes constitucionalmente ordenado en EE.UU.?  La respuesta es política, no legal.  El partido Demócrata, liderado por el Presidente Obama, se ha visto acaparado por su ala de extrema izquierda.  La Presidencia de Obama ha reinado sobre la destrucción del “Consenso de Clinton”, quien en los años ochenta lideró el esfuerzo por mover el partido Demócrata al centro por medio de su liderazgo en el Consejo de Liderazgo Demócrata (DLC, Democratic Leadership Committee, en inglés).  Cuando su partido sufrió derrotas electorales históricas a dos años de su primer gobierno, habiéndo los Republicanos tomado el Congreso por primera vez en medio siglo, Clinton anunció públicamente al pueblo votante: “Los escucho.”  Al sufrir reversas de similar magnitud en las elecciones de noviembre, 2014, Obama respondió públicamente que el representa el verdadero mandato, reflejado por los millones de personas que “no votaron.”

Si hubiera querido, Obama pudo haber pasado una reforma migratoria en 2009, cuando entró a la Presidencia con aplanadora política, dominando en el Senado y la Cámara Baja del Congreso.  Sin embargo, optó por pasar su plan de salud llamado Obamacare, tan cuestionado e impopular que en ningún momento ha gozado de aprobación popular en sondeos o encuestas.  Esa arrogancia política hizo que le entregase la Cámara Baja del Congreso a los Republicanos en 2010, y el Senado en 2014, cinco años después de la aprobación de Obamacare.  Viendo que iba a tener que gobernar por cosenso, en los últimos dos años de su Presidencia,  Obama ha decidido sacrificar la estabilidad política y los intereses del país por razones nefastas de política partidaria.  Es un enfoque cortoplacista en lo extremo.

Con su promesa/amenaza de amnistía, Obama busca animar el voto latino de cara a las elecciones presidenciales en 2016.  Aspira a que los latinos, como los afroamericanos, se vuelvan un bloque de votos fieles para el partido Demócrata.  Por eso busca provocar que los Republicanos se opongan a su amnistía para tildarlos de racistas.  Esta es la misma estrategia que usan cuando llaman a los Republicanos antipobres cuando los obligan a tomar postura en contra de incrementos en el salario mínimo, o antihomosexuales cuando se plantean redefiniciones de la familia o antimujer cuando se oponen a cuotas numéricas de representación femenina, etc.

Sabiendo que, en sus propias palabras, sus acciones serían inconstitucionales, Obama esta retando a los Republicanos a procesarlo legalmente, para señalarlos de ser  tan racistas que llevaron al primer Presidente Afroamericano a juicio político, sabiendo Obama que los medios y la academia lo apoyarían en la escritura de la narrativa falsa.  Obama mismo anhela que los Republicanos, en oposición a sus medidas inconstitucionales, intenten cerrar el gobierno, un poder que si tienen.

Obama esta intentando cínicamente  manipular el voto latino con el tema de amnistía.  Los votantes latinos en EE.UU., legales e ilegales, deberían de considerar que la misma gente que hoy les promete amnistía mañana van a querer restarles parte de su identidad latina, es decir todo aspecto de su identidad cristiana, para que sean plenos miembros de la coalición progresista, militantemente secular y socialista.  Lo buenos Demócratas no pueden creer que el aborto termina la vida, que la familia es entre hombre y mujer y que todos tienen derecho a portar armas para proteger a sus seres queridos.  Sería un precio alto a pagar por el beneficio de la no deportación, que muy probablemente de igual manera obtendrían en EE.UU. si no violasen las leyes y buenas costumbres del país en  que decidieron vivir.

¿Cual debería de ser el castigo del Presidente Obama de actuar ilegalmente en materia de amnistía migratoria por orden ejecutiva? Legalmente, ninguna.  Si son astutos (cosa que se debe dudar), los Republicanos deberían de apostar por el principio de paciencia política.  El pueblo americano quiere solución humana al problema de la inmigración ilegal.  Sin embargo, los americanos son conscientes de que tratan mejor a los migrantes, legales e ilegales, que en cualquier otro país en la historia del ser humano y les ofenden las declaraciones opuestas.  Les molestas ser llamados racistas por insistir que las reglas les apliquen por igual a todos los migrantes de países del tercer mundo que conforman la abrumadora mayoría de migrantes admitidos a EE.UU.

Por todo lo anterior, el pueblo votante americano desaprueba la moción del  Presidente Obama  de dar amnistía masiva a millones de inmigrantes ilegales.  Si Obama da amnistía migratoria por una inconstitucional orden ejecutiva, los Republicanos no deberían de caer en la trampa política de Barack Hussein Obama.  Deberían de esperar las elecciones presidenciales de 2016, donde el pueblo votante hará saber su sentir.