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PDH: La sociedad debe ser más participativa y fiscalizadora

Eder Juarez
07 de enero, 2015

¿Cuál es su visión de país?

Desafortunadamente tenemos un país con mucho enfrentamiento.  Los satisfactores mínimos que le permiten a un ser humano vivir dignamente no son una realidad y por lo tanto eso en sí genera un ambiente tenso y de inconformidad, y los derechos humanos se siguen violentando todos los días. Los derechos económicos, sociales y culturales siguen siendo un sueño.  Por cualquier lado que volteamos la mirada Guatemala sigue con un rezago importantísimo en todos estos temas sociales, y eso genera un país con poca esperanza, con una calidad de vida media baja, y eso es hoy nuestra Guatemala.

¿Y cuál es la visión desde la perspectiva de los Derechos Humanos?

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Con muchísima frustración en muchos casos. Reitero que ser Procurador de Derechos Humanos en Guatemala por momentos es frustrante, porque quisiéramos promover mejores condiciones de vida, mejores resultados, pero desafortunadamente no se puede, esto tiene que ver con todo un país, con la responsabilidad de todos, empresarios, funcionarios de Gobierno, ciudadanos, medios de comunicación, en fin. Propiamente visión de Derechos Humanos lo veo con frustración, falta muchísima política pública que tenga como eje transversal los derechos humanos, y al enfocarnos en el ser humano iremos viendo mejores resultados. Aunque se ha avanzado porque no es la misma Guatemala de hoy a la del conflicto armado, pero vamos a pasos muy, muy lentos.

¿Que violaciones a los derechos humanos es el más grave?

El derecho a la vida indudablemente. Cuando hablamos de que no existe lo mínimo para que el ser humano sobreviva, o pueda vivir dignamente, se ve afectado el derecho más trascendental y más fundamental que tenemos, que es el derecho a la vida. El tema de la seguridad; hay pilotos que mueren todos los días, entonces en el país ese derecho esencial se ve violentado, los asesinatos violentos han sido hoy uno de los temas quizá más complicados para enfrentar de parte de cualquier Gobierno. En el tema de la delincuencia también se vulnera este derecho fundamental.

Hace pocos días usted hablaba que Guatemala estaba a punto de convertirse en un Estado fallido. ¿Cuáles son los signos que determinan a un Estado fallido?

Fundamentalmente el aspecto social, económico, son dos temas que nos marcan cómo vamos como Estado.  

 Vemos que el Estado no da resultado. Hay gente que se asusta cuando uno habla de la proximidad de un Estado fallido, pero ciertamente cuando la justicia no llega a todos, cuando el Estado no tiene presencia en mucho de los lugares, vemos que está fallando. Es tal el grado de poca funcionalidad y por eso nos encaminamos hacia un Estado fallido. Para algunos no lo es porque el Estado en algunos casos sí cumple con esa función; con los impuestos hay poder coercitivo. Pero la realidad es que todas las instituciones del Estado, no sólo han perdido la credibilidad sino además no tienen la presencia. Hemos observado que en San Juan Sacatepéquez no hay presencia del Estado, el Ministerio Público (MP), la Policía Nacional Civil (PNC), los jueces de la defensa pública, entonces el Estado está lejos de cumplir con el mandato y la función para la cual fue creado. El Estado debiera ser ese árbitro no tan grande, no un elefante blanco que apenas se pueda mover, sino  mucho más ágil que imponga sanciones, que verifique que hay un sistema de salud, que la justicia funcione pero nos damos cuenta que los resultados son sumamente lejos de un funcionamiento eficaz.

¿Cómo califica la inconsistencia política que actualmente vive el país?

Con mucha preocupación, porque desafortunadamente los políticos se han dado cuenta que el electorado no está pidiendo mucho, y eso lo digo con mucho respeto a la población. Tristemente el mensaje de los candidatos no va mucho más allá de ofrecer en muchos casos cuestiones imposibles, y se han dado cuenta que regalando láminas, regalando bolsas, regalando comida es suficiente para ganar la misma Presidencia de la República. No hemos visto la presentación de alguien que como estadista nos diga nos falta esto, esto es posible hacerlo, esto no. Por el contrario, ha habido una inconsistencia pero en el mismo mensaje, que ha sido muy ligero y pobre, en el que desafortunadamente el electorado se sigue guiando por eso, le sigue siendo suficiente ese mensaje de la clase política y eso está siendo la diferencia.

¿Cree que existe ingobernabilidad en el país?

En muchos lugares sí, indudablemente, existen sectores donde hay ingobernabilidad y que a pesar de los esfuerzos que se puedan estar haciendo, y que hacemos las instituciones como nosotros, por ejemplo. Todo ese cúmulo de cosas negativas y de reclamos que se han hecho, y que nunca han sido solventados, hacen aún más grave esta ingobernabilidad, pero con tanta delincuencia, con la ausencia del Estado, evidentemente hay lugares donde la ingobernabilidad es sumamente clara.

La violencia en Guatemala es uno de los males que afecta a su población día con día ¿Qué se puede hacer desde la óptica de los Derechos Humanos?

Trabajar en el ser humano, educación, salud, vivienda, trabajo. No es casualidad que los países con altos índices de desarrollo humano, es donde hay trabajo, donde hay un seguro social fuerte, donde la gente no está abandonada. En esos países donde se respetan los derechos humanos no hay hechos delictivos que perseguir. Enfocarnos en el ser humano, para que vivan con dignidad. Tristemente los Gobiernos se han visto forzados en construir más cárceles y graduar más policías, en vez de construir más escuelas y graduar más maestros.

Este año se tendrán las elecciones generales y con este proceso se prevé el incremento de la violencia política ¿Cuáles son las recomendaciones del PDH?

Hemos hecho ese mismo análisis, que la violencia política está en estas posibilidades del año electoral, es sumamente complejo el predecir si va a suceder o no, tristemente en los años anteriores y la historia nos ha demostrado que así es. Acá la responsabilidad del Estado es de ser mucho más eficiente del control de los grupos delictivos y no necesitar de otras entidades, como la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), para desbaratar estas bandas. Hace cuatro años hubo incluso un caso de un candidato que asesinó a dos o tres contrincantes, entonces tiene que ver con ese poder coercitivo que tiene el Estado, capturar al que comete un hecho delictivo. No se trata de penas grandes, porque hay quienes hablan de la pena de muerte, que 100 años, si hay certeza de castigo se tendría un poco de temor de cometer esos hechos delictivos. Se prevé que habrá violencia política, entonces será el Estado el responsable de garantizar la seguridad.

Hago un llamado a la población guatemalteca para que con responsabilidad, haciendo el ejercicio legítimo de sus derechos, se involucre mucho más en la cosa pública, que fiscalice mucho más a los funcionarios públicos, y que exijan transparencia, cuentas claras, y que a la hora de elegir, elija bien. Recordarles también que el sistema democrático no es sólo ir a votar cada cuatro años, con eso no se termina la función como ciudadano. Hay que exigir, demandar y ser responsable de cada uno, así podremos vivir en una Guatemala mucho más humana y más justa, algo que todos añoramos.

PDH: La sociedad debe ser más participativa y fiscalizadora

Eder Juarez
07 de enero, 2015

¿Cuál es su visión de país?

Desafortunadamente tenemos un país con mucho enfrentamiento.  Los satisfactores mínimos que le permiten a un ser humano vivir dignamente no son una realidad y por lo tanto eso en sí genera un ambiente tenso y de inconformidad, y los derechos humanos se siguen violentando todos los días. Los derechos económicos, sociales y culturales siguen siendo un sueño.  Por cualquier lado que volteamos la mirada Guatemala sigue con un rezago importantísimo en todos estos temas sociales, y eso genera un país con poca esperanza, con una calidad de vida media baja, y eso es hoy nuestra Guatemala.

¿Y cuál es la visión desde la perspectiva de los Derechos Humanos?

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Con muchísima frustración en muchos casos. Reitero que ser Procurador de Derechos Humanos en Guatemala por momentos es frustrante, porque quisiéramos promover mejores condiciones de vida, mejores resultados, pero desafortunadamente no se puede, esto tiene que ver con todo un país, con la responsabilidad de todos, empresarios, funcionarios de Gobierno, ciudadanos, medios de comunicación, en fin. Propiamente visión de Derechos Humanos lo veo con frustración, falta muchísima política pública que tenga como eje transversal los derechos humanos, y al enfocarnos en el ser humano iremos viendo mejores resultados. Aunque se ha avanzado porque no es la misma Guatemala de hoy a la del conflicto armado, pero vamos a pasos muy, muy lentos.

¿Que violaciones a los derechos humanos es el más grave?

El derecho a la vida indudablemente. Cuando hablamos de que no existe lo mínimo para que el ser humano sobreviva, o pueda vivir dignamente, se ve afectado el derecho más trascendental y más fundamental que tenemos, que es el derecho a la vida. El tema de la seguridad; hay pilotos que mueren todos los días, entonces en el país ese derecho esencial se ve violentado, los asesinatos violentos han sido hoy uno de los temas quizá más complicados para enfrentar de parte de cualquier Gobierno. En el tema de la delincuencia también se vulnera este derecho fundamental.

Hace pocos días usted hablaba que Guatemala estaba a punto de convertirse en un Estado fallido. ¿Cuáles son los signos que determinan a un Estado fallido?

Fundamentalmente el aspecto social, económico, son dos temas que nos marcan cómo vamos como Estado.  

 Vemos que el Estado no da resultado. Hay gente que se asusta cuando uno habla de la proximidad de un Estado fallido, pero ciertamente cuando la justicia no llega a todos, cuando el Estado no tiene presencia en mucho de los lugares, vemos que está fallando. Es tal el grado de poca funcionalidad y por eso nos encaminamos hacia un Estado fallido. Para algunos no lo es porque el Estado en algunos casos sí cumple con esa función; con los impuestos hay poder coercitivo. Pero la realidad es que todas las instituciones del Estado, no sólo han perdido la credibilidad sino además no tienen la presencia. Hemos observado que en San Juan Sacatepéquez no hay presencia del Estado, el Ministerio Público (MP), la Policía Nacional Civil (PNC), los jueces de la defensa pública, entonces el Estado está lejos de cumplir con el mandato y la función para la cual fue creado. El Estado debiera ser ese árbitro no tan grande, no un elefante blanco que apenas se pueda mover, sino  mucho más ágil que imponga sanciones, que verifique que hay un sistema de salud, que la justicia funcione pero nos damos cuenta que los resultados son sumamente lejos de un funcionamiento eficaz.

¿Cómo califica la inconsistencia política que actualmente vive el país?

Con mucha preocupación, porque desafortunadamente los políticos se han dado cuenta que el electorado no está pidiendo mucho, y eso lo digo con mucho respeto a la población. Tristemente el mensaje de los candidatos no va mucho más allá de ofrecer en muchos casos cuestiones imposibles, y se han dado cuenta que regalando láminas, regalando bolsas, regalando comida es suficiente para ganar la misma Presidencia de la República. No hemos visto la presentación de alguien que como estadista nos diga nos falta esto, esto es posible hacerlo, esto no. Por el contrario, ha habido una inconsistencia pero en el mismo mensaje, que ha sido muy ligero y pobre, en el que desafortunadamente el electorado se sigue guiando por eso, le sigue siendo suficiente ese mensaje de la clase política y eso está siendo la diferencia.

¿Cree que existe ingobernabilidad en el país?

En muchos lugares sí, indudablemente, existen sectores donde hay ingobernabilidad y que a pesar de los esfuerzos que se puedan estar haciendo, y que hacemos las instituciones como nosotros, por ejemplo. Todo ese cúmulo de cosas negativas y de reclamos que se han hecho, y que nunca han sido solventados, hacen aún más grave esta ingobernabilidad, pero con tanta delincuencia, con la ausencia del Estado, evidentemente hay lugares donde la ingobernabilidad es sumamente clara.

La violencia en Guatemala es uno de los males que afecta a su población día con día ¿Qué se puede hacer desde la óptica de los Derechos Humanos?

Trabajar en el ser humano, educación, salud, vivienda, trabajo. No es casualidad que los países con altos índices de desarrollo humano, es donde hay trabajo, donde hay un seguro social fuerte, donde la gente no está abandonada. En esos países donde se respetan los derechos humanos no hay hechos delictivos que perseguir. Enfocarnos en el ser humano, para que vivan con dignidad. Tristemente los Gobiernos se han visto forzados en construir más cárceles y graduar más policías, en vez de construir más escuelas y graduar más maestros.

Este año se tendrán las elecciones generales y con este proceso se prevé el incremento de la violencia política ¿Cuáles son las recomendaciones del PDH?

Hemos hecho ese mismo análisis, que la violencia política está en estas posibilidades del año electoral, es sumamente complejo el predecir si va a suceder o no, tristemente en los años anteriores y la historia nos ha demostrado que así es. Acá la responsabilidad del Estado es de ser mucho más eficiente del control de los grupos delictivos y no necesitar de otras entidades, como la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), para desbaratar estas bandas. Hace cuatro años hubo incluso un caso de un candidato que asesinó a dos o tres contrincantes, entonces tiene que ver con ese poder coercitivo que tiene el Estado, capturar al que comete un hecho delictivo. No se trata de penas grandes, porque hay quienes hablan de la pena de muerte, que 100 años, si hay certeza de castigo se tendría un poco de temor de cometer esos hechos delictivos. Se prevé que habrá violencia política, entonces será el Estado el responsable de garantizar la seguridad.

Hago un llamado a la población guatemalteca para que con responsabilidad, haciendo el ejercicio legítimo de sus derechos, se involucre mucho más en la cosa pública, que fiscalice mucho más a los funcionarios públicos, y que exijan transparencia, cuentas claras, y que a la hora de elegir, elija bien. Recordarles también que el sistema democrático no es sólo ir a votar cada cuatro años, con eso no se termina la función como ciudadano. Hay que exigir, demandar y ser responsable de cada uno, así podremos vivir en una Guatemala mucho más humana y más justa, algo que todos añoramos.