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Urge una “República” Aristocrática en Guatemala

Redacción
16 de abril, 2015

Hay una fijación enfermiza en nuestros sistemas políticos a vivir en una Democracia. Creo que es un grave error. Nadie entiende este concepto en el que supuestamente el poder está en las manos de todo el pueblo. Pero esto es una total falacia. En primer lugar, porque esta representación idealista de la voluntad del todos no existe.

En la realidad, como conglomerado no tenemos idea de hacia dónde vamos o que es lo que queremos como pueblo.

Esta zozobra y falta de dirección es simplemente aprovechada por dos sectores; el primero, un grupúsculo que ostenta el poder tras bambalinas y que se sirve del segundo, los politiqueros sin escrúpulos, a quienes manejan y con quien comparten migajas de sus ventajosas ganancias. Y todo esto a costa de todo un pueblo incauto, que engañado con las mieles de la supuesta autodeterminación, creemos vivir en un régimen “Democrático”, que es en realidad efímero e irreal.

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Dicen que más bien debiéramos vivir en una REPÚBLICA, en la que, tuviéramos que vivir bajo una misma LEY. Y que fuéramos gobernados basados en esta igualdad de todos. Sin embargo, resulta que vivimos en un caos de leyes complicadas y mal redactadas; que dejan la resolución de conflictos, justamente a la discrecionalidad de simples individuos; que de manera subjetiva o maliciosa, dictaminen de acuerdo a sus criterios antojadizos, si alguien actúo fuera de preceptos supuestamente legales.

De esta cuenta, me pregunto, ¿Cómo es posible, que amparados en un sistema de gobierno UTÓPICO, al menos bajo nuestras actuales circunstancias, pretendamos vivir de acuerdo a la decisión de los peores? Los politicastros.

Por otro lado, todas las personas de bien, se dedican a su “quehacer” propio; pensando que al actuar de esta manera, será suficiente para que la discrecionalidad no les afecte.

De esta suerte, pienso, que debiéramos buscar el gobierno por una ARISTOCRACIA, pero volviendo a los fundamentos de este concepto de PLATÓN, que lo define como “El gobierno por los mejores”. Es decir, si alguna vez quisiéramos que nuestros hijos y nietos vivan en una verdadera DEMOCRACIA, esta debiera ser el resultado de una República construida sobre el concepto aristocrático de Platón. De lo contrario, el pensar que por el deseo idealista, de tener un gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo, debe darse de una manera espontánea y sin bases firmes, es un error.

Las verdaderas bases deben ser: los ideales y los valores; que implementados por esta aristocracia, con la visón y la fortaleza de la cosas bien hechas, nos dejen vivir en un sistema de gobierno basado en una misma ley para todos. De allí podernos evolucionar a gobiernos representativos, pero cuando las bases nos permitan escoger individuos, que continúen con un plan de gobierno a largo plazo, en el que se pueda cambiar el estilo de gobernar, pero no la esencia de lo que se gobierne. Donde la creatividad y visión de esta “ARISTOCRACIA”, a la que me refiero, nos defina con claridad el derrotero de una Guatemala mejor y con un futuro promisorio para todos sus hijos.

Ojalá que la construcción de este sistema de gobierno,  cimentado en los valores e ideales correctos, nos dé la oportunidad a cada uno de los guatemaltecos para que cualquiera de sus hijos, por mérito propio, tenga la misma oportunidad de guiar a sus hermanos por la senda de de un destino de éxito, y prosperidad para todos.

Que los requisitos para gobernar este nuevo país, sean simplemente el esfuerzo personal de ser los mejores, para tener el honor de guiar a los demás.

La cuestión de fondo es:   ¿Dónde y quiénes son estos “aristócratas”, que pueden hacer la diferencia?  ¿Realmente existen o pueden surgir de alguna parte? Yo creo que la respuesta es simple; son los mejores y simplemente deben perder el miedo a cambiar este país y actuar.

Urge una “República” Aristocrática en Guatemala

Redacción
16 de abril, 2015

Hay una fijación enfermiza en nuestros sistemas políticos a vivir en una Democracia. Creo que es un grave error. Nadie entiende este concepto en el que supuestamente el poder está en las manos de todo el pueblo. Pero esto es una total falacia. En primer lugar, porque esta representación idealista de la voluntad del todos no existe.

En la realidad, como conglomerado no tenemos idea de hacia dónde vamos o que es lo que queremos como pueblo.

Esta zozobra y falta de dirección es simplemente aprovechada por dos sectores; el primero, un grupúsculo que ostenta el poder tras bambalinas y que se sirve del segundo, los politiqueros sin escrúpulos, a quienes manejan y con quien comparten migajas de sus ventajosas ganancias. Y todo esto a costa de todo un pueblo incauto, que engañado con las mieles de la supuesta autodeterminación, creemos vivir en un régimen “Democrático”, que es en realidad efímero e irreal.

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Dicen que más bien debiéramos vivir en una REPÚBLICA, en la que, tuviéramos que vivir bajo una misma LEY. Y que fuéramos gobernados basados en esta igualdad de todos. Sin embargo, resulta que vivimos en un caos de leyes complicadas y mal redactadas; que dejan la resolución de conflictos, justamente a la discrecionalidad de simples individuos; que de manera subjetiva o maliciosa, dictaminen de acuerdo a sus criterios antojadizos, si alguien actúo fuera de preceptos supuestamente legales.

De esta cuenta, me pregunto, ¿Cómo es posible, que amparados en un sistema de gobierno UTÓPICO, al menos bajo nuestras actuales circunstancias, pretendamos vivir de acuerdo a la decisión de los peores? Los politicastros.

Por otro lado, todas las personas de bien, se dedican a su “quehacer” propio; pensando que al actuar de esta manera, será suficiente para que la discrecionalidad no les afecte.

De esta suerte, pienso, que debiéramos buscar el gobierno por una ARISTOCRACIA, pero volviendo a los fundamentos de este concepto de PLATÓN, que lo define como “El gobierno por los mejores”. Es decir, si alguna vez quisiéramos que nuestros hijos y nietos vivan en una verdadera DEMOCRACIA, esta debiera ser el resultado de una República construida sobre el concepto aristocrático de Platón. De lo contrario, el pensar que por el deseo idealista, de tener un gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo, debe darse de una manera espontánea y sin bases firmes, es un error.

Las verdaderas bases deben ser: los ideales y los valores; que implementados por esta aristocracia, con la visón y la fortaleza de la cosas bien hechas, nos dejen vivir en un sistema de gobierno basado en una misma ley para todos. De allí podernos evolucionar a gobiernos representativos, pero cuando las bases nos permitan escoger individuos, que continúen con un plan de gobierno a largo plazo, en el que se pueda cambiar el estilo de gobernar, pero no la esencia de lo que se gobierne. Donde la creatividad y visión de esta “ARISTOCRACIA”, a la que me refiero, nos defina con claridad el derrotero de una Guatemala mejor y con un futuro promisorio para todos sus hijos.

Ojalá que la construcción de este sistema de gobierno,  cimentado en los valores e ideales correctos, nos dé la oportunidad a cada uno de los guatemaltecos para que cualquiera de sus hijos, por mérito propio, tenga la misma oportunidad de guiar a sus hermanos por la senda de de un destino de éxito, y prosperidad para todos.

Que los requisitos para gobernar este nuevo país, sean simplemente el esfuerzo personal de ser los mejores, para tener el honor de guiar a los demás.

La cuestión de fondo es:   ¿Dónde y quiénes son estos “aristócratas”, que pueden hacer la diferencia?  ¿Realmente existen o pueden surgir de alguna parte? Yo creo que la respuesta es simple; son los mejores y simplemente deben perder el miedo a cambiar este país y actuar.