La Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) condena por medio de un comunicado los hechos de corrupción descubiertos en la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT). Expresan que comparten el rechazo y la indignación del pueblo de Guatemala expresada en las manifestaciones.
Según los religiosos, con estas demostraciones se puede ver que el pueblo ha perdido la confianza en la institucionalidad del país, exige justicia y se siente frustrado al constatar las graves carencias y la gravísima corrupción que ha penetrado profundamente la sociedad.
Comparten las palabras del Papa Francisco en cuanto a que “esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita al Cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social”, refiriéndose a la corrupción.
Consideran que los guatemaltecos también son responsables por el silencio o la complicidad al favorecer los sobornos. Pero remarcaron la culpabilidad de los funcionarios que representan los tres poderes del Estado cuando por su “negligencia o descuido, o peor todavía con una participación activa fomentan y mantienen dicha corrupción”, refieren.
“Los obispos de Guatemala exigimos que quienes se han enriquecido con actos de corrupción devuelvan lo robado. No solamente deben sujetarse a los castigos establecidos por la ley sino deben restituir lo que han quitado a los pobres”, solicitan.
El comunicado está firmado por Rodolfo Valenzuela, Obispo de la Diócesis de la Verapaz, quien es Presidente de la CEG; Y Domingo Buezo, Obispo del Vicariato Apostólico de Izabal, Secretario General de la CEG.
La Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG) condena por medio de un comunicado los hechos de corrupción descubiertos en la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT). Expresan que comparten el rechazo y la indignación del pueblo de Guatemala expresada en las manifestaciones.
Según los religiosos, con estas demostraciones se puede ver que el pueblo ha perdido la confianza en la institucionalidad del país, exige justicia y se siente frustrado al constatar las graves carencias y la gravísima corrupción que ha penetrado profundamente la sociedad.
Comparten las palabras del Papa Francisco en cuanto a que “esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita al Cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social”, refiriéndose a la corrupción.
Consideran que los guatemaltecos también son responsables por el silencio o la complicidad al favorecer los sobornos. Pero remarcaron la culpabilidad de los funcionarios que representan los tres poderes del Estado cuando por su “negligencia o descuido, o peor todavía con una participación activa fomentan y mantienen dicha corrupción”, refieren.
“Los obispos de Guatemala exigimos que quienes se han enriquecido con actos de corrupción devuelvan lo robado. No solamente deben sujetarse a los castigos establecidos por la ley sino deben restituir lo que han quitado a los pobres”, solicitan.
El comunicado está firmado por Rodolfo Valenzuela, Obispo de la Diócesis de la Verapaz, quien es Presidente de la CEG; Y Domingo Buezo, Obispo del Vicariato Apostólico de Izabal, Secretario General de la CEG.