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Cambiar con los mismos

María Dolores Arias
19 de mayo, 2015

El sábado pasado -#16M- en Guatemala nuevamente se hizo historia. Miles de personas se congregaron en la Plaza de la Constitución en la capital, en diferentes partes del país y del mundo para protestar en contra de la corrupción.

Es tanta la indignación que ni la lluvia impidió que se llenara la plaza. Es tal el convencimiento de los manifestantes que la lluvia no fue obstáculo para exigir un mejor sistema de gobierno -y por ende un mejor país-.

Esta segunda manifestación pacífica superó ampliamente a la primera -del 25 de abril- y si consideramos como expresé en Mandantes, no tiranos “que cada quien llegó con sus propios medios, cada quien elaboró sus pancartas y que no había ninguna promesa de dádivas o privilegios a quienes se presentaran, esta manifestación pacífica fue un éxito.”

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Esta manifestación fue diferente a la anterior no sólo por el número de personas que llegamos, sino por el cambio de actitud de pasivos espectadores a ciudadanos atentos y vigilantes del quehacer político. Pancartas como: “disculpe las inconveniencias, estamos cambiando la historia”, me hacía pensar en cuántas historias individuales se están cambiando. Cuántas personas estarán discutiendo en su casa, en su oficina o en su escuela cuáles son los cambios necesarios para vivir en paz y dignamente.

Como decía otra pancarta: “cambiar…con los mismos, ¡no se puede!”. Me llevó a reflexionar que no se puede pretender cambios haciendo lo mismo, que no podemos quedarnos solo en los cambios de personas si no hay un cambio en el sistema de gobierno. No se puede cambiar si no tenemos claro el rumbo en cosas elementales como el combate a la corrupción y el fortalecimiento del sistema de justicia.

No podemos cambiar si seguimos implementando las mismas ideas estatistas de los mismos que nos han asfaltado el camino al “infierno”. Aquellos que impulsaron regulaciones fiscales complicadas que facilitaron la corrupción no sólo en Aduanas sino en casi toda la Superintendencia de Administración Tributaria –SAT- . Esos que ahora pretenden vender la solución a una crisis que ellos propiciaron.

Cambiar con los mismos diputados, que votaron a favor de mayores poderes para los burócratas, es casi imposible. Cambiar con los mismos que aprobaron de “urgencia nacional” presupuestos desfinanciados, préstamos sin fiscalización y más impuestos, es ilógico.

Esos mismos que ahora resultan ser “los defensores del pueblo”, que dicen estar atentos a lo que la gente les demanda y a quienes se deben, hacen que me pregunte ¿cuándo salimos a pedir más impuestos? ¿Cuándo nos manifestamos por más deuda sin rendición de cuentas? ¿Cuándo expresamos “sentidamente” nuestro deseo de vivir ahogados en trámites y a expensas de la arbitrariedad burocrática? ¿Qué están haciendo en este momento para enmendar sus errores?

Pretender cambiar con las mismas reglas el sistema de seguridad, de salud, de educación, de justicia o tributario es imposible. Los políticos no cambiarán las reglas del juego por unas con menos poder y mayor rendición de cuentas si no se los exigimos.

Ante este panorama, van a abundar candidatos de toda índole que se “sumarán” al combate a la corrupción, mostrarán su indignación ante tanto descaro del actual gobierno y nos jurarán que son la mejor solución. Así que cuando escuche sus discursos, pregúntele ¿qué han hecho los diputados de su partido en contra de la corrupción? ¿Han simplificado o complicado Aduanas? ¿Han limitado el gasto o han “negociado” los recursos? ¿Han limitado el poder del gobierno o por el contrario cada vez es mayor?

No es necesario esperar a que sean presidentes o diputados reelectos para que combatan la corrupción, si en verdad lo quieren hacer lo pueden hacer desde ya, ahora.

Cambiar el sistema benefactor-mercantilista por un Estado de Derecho no es posible con las mismas reglas, debemos antes aclarar nuestras ideas y exigir una sociedad sin privilegios donde cada quien alcance sus fines con sus propios medios y no a costa de los demás. No podemos cambiar si antes no cambiamos nuestra mentalidad de siervos a mandantes.

@Md30
Facebook.com/mda30

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María Dolores Arias
19 de mayo, 2015

El sábado pasado -#16M- en Guatemala nuevamente se hizo historia. Miles de personas se congregaron en la Plaza de la Constitución en la capital, en diferentes partes del país y del mundo para protestar en contra de la corrupción.

Es tanta la indignación que ni la lluvia impidió que se llenara la plaza. Es tal el convencimiento de los manifestantes que la lluvia no fue obstáculo para exigir un mejor sistema de gobierno -y por ende un mejor país-.

Esta segunda manifestación pacífica superó ampliamente a la primera -del 25 de abril- y si consideramos como expresé en Mandantes, no tiranos “que cada quien llegó con sus propios medios, cada quien elaboró sus pancartas y que no había ninguna promesa de dádivas o privilegios a quienes se presentaran, esta manifestación pacífica fue un éxito.”

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Esta manifestación fue diferente a la anterior no sólo por el número de personas que llegamos, sino por el cambio de actitud de pasivos espectadores a ciudadanos atentos y vigilantes del quehacer político. Pancartas como: “disculpe las inconveniencias, estamos cambiando la historia”, me hacía pensar en cuántas historias individuales se están cambiando. Cuántas personas estarán discutiendo en su casa, en su oficina o en su escuela cuáles son los cambios necesarios para vivir en paz y dignamente.

Como decía otra pancarta: “cambiar…con los mismos, ¡no se puede!”. Me llevó a reflexionar que no se puede pretender cambios haciendo lo mismo, que no podemos quedarnos solo en los cambios de personas si no hay un cambio en el sistema de gobierno. No se puede cambiar si no tenemos claro el rumbo en cosas elementales como el combate a la corrupción y el fortalecimiento del sistema de justicia.

No podemos cambiar si seguimos implementando las mismas ideas estatistas de los mismos que nos han asfaltado el camino al “infierno”. Aquellos que impulsaron regulaciones fiscales complicadas que facilitaron la corrupción no sólo en Aduanas sino en casi toda la Superintendencia de Administración Tributaria –SAT- . Esos que ahora pretenden vender la solución a una crisis que ellos propiciaron.

Cambiar con los mismos diputados, que votaron a favor de mayores poderes para los burócratas, es casi imposible. Cambiar con los mismos que aprobaron de “urgencia nacional” presupuestos desfinanciados, préstamos sin fiscalización y más impuestos, es ilógico.

Esos mismos que ahora resultan ser “los defensores del pueblo”, que dicen estar atentos a lo que la gente les demanda y a quienes se deben, hacen que me pregunte ¿cuándo salimos a pedir más impuestos? ¿Cuándo nos manifestamos por más deuda sin rendición de cuentas? ¿Cuándo expresamos “sentidamente” nuestro deseo de vivir ahogados en trámites y a expensas de la arbitrariedad burocrática? ¿Qué están haciendo en este momento para enmendar sus errores?

Pretender cambiar con las mismas reglas el sistema de seguridad, de salud, de educación, de justicia o tributario es imposible. Los políticos no cambiarán las reglas del juego por unas con menos poder y mayor rendición de cuentas si no se los exigimos.

Ante este panorama, van a abundar candidatos de toda índole que se “sumarán” al combate a la corrupción, mostrarán su indignación ante tanto descaro del actual gobierno y nos jurarán que son la mejor solución. Así que cuando escuche sus discursos, pregúntele ¿qué han hecho los diputados de su partido en contra de la corrupción? ¿Han simplificado o complicado Aduanas? ¿Han limitado el gasto o han “negociado” los recursos? ¿Han limitado el poder del gobierno o por el contrario cada vez es mayor?

No es necesario esperar a que sean presidentes o diputados reelectos para que combatan la corrupción, si en verdad lo quieren hacer lo pueden hacer desde ya, ahora.

Cambiar el sistema benefactor-mercantilista por un Estado de Derecho no es posible con las mismas reglas, debemos antes aclarar nuestras ideas y exigir una sociedad sin privilegios donde cada quien alcance sus fines con sus propios medios y no a costa de los demás. No podemos cambiar si antes no cambiamos nuestra mentalidad de siervos a mandantes.

@Md30
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