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¿Suspender las elecciones?

Redacción
26 de mayo, 2015

Desde que el #25A los #indignadosguate salieran a las calles para pedir la renuncia de Roxana Baldetti y luego de que ese objetivo fuera alcanzado, las muestras de indignación y de repudio se han extendido hacia el Presidente Otto Pérez Molina y, en general, hacia los principales partidos y candidatos en la contienda electoral. Muestra de ello es el mensaje de #Notetoca que diversos manifestantes gritaban en la #marchapacífica del #16M y, después, en Antigua Guatemala, luego en Sololá, en Suchitepéquez y, este último fin de semana, en Jalapa y en Villa Nueva.

El partido rojo y su candidato presidencial que, por ahora, encabeza las encuestas, están siendo, luego de la “R” y del “1”, el principal y siguiente blanco de la embestida ciudadana que se manifiesta en las calles. La evidente alianza política que ha mantenido el oficialismo con la bancada Líder en el Congreso, le empieza a pasar factura a este último grupo. De lo anterior, dan cuenta ya, encuestas que han medido el “clima electoral”, luego del desplome del gobierno del PP.

El hecho es que en un importante segmento de la población se percibe que, con las Elecciones Generales de septiembre, prácticamente tendremos más de lo mismo. Ante ello, existe un consenso en promover reformas institucionales entre las que destacan los cambios a Ley Electoral y de Partidos Políticos. Sin embargo, en el supuesto de que la reforma a la citada Ley pase en el Legislativo, las nuevas reglas del juego no podrían aplicarse al proceso electoral ya convocado por el TSE -tal cual lo señala el artículo 256 de la LEPP-.

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En este marco, ha trascendido en algunos sectores la propuesta de “suspender” y/o “aplazar” las elecciones generales. Frente a dicha propuesta conviene hacerse algunas preguntas: ¿Quién gana y quién pierde si se suspenden y/o aplazan las elecciones? Inicialmente pierde esa retahíla de políticos que ya se hacen con la guayaba, muchos de ellos señalados de casos de corrupción y de financiar sus campañas con dinero del erario público e, incluso, con dinero que provendría del narco (sobre este último tema habrá que ver la contundencia del informe de financiamiento ilícito de campañas políticas que prepara la #CICIG); por el contrario, la ciudadanía podría ganar con un cambio de reglas del juego (Ley Electoral y de Partidos Políticos, para empezar) y democratizar un poco la elección. Una suspensión de las elecciones podría ayudar a que más de dos millones de jóvenes y nuevos ciudadanos que ya tienen DPI, también logren empadronarse y ejercer su derecho de elegir y ser electo –de hecho es extraño que la supuesta coordinación institucional entre RENAP y el TSE no refleje el aumento de votantes en el padrón electoral de forma significativa-. ¿A quién no le conviene que aumenten el número de votantes jóvenes, quienes estarían más informados, con acceso a redes sociales y dispuestos a ejercer su voto por primera vez?

Respecto a la suspensión de las elecciones, no nos engañemos, una eventual suspensión de las mismas, implicaría interponer recursos de amparo contra el decreto de convocatoria de elecciones del TSE, el cual luego debería ser conocido por la Corte Suprema de Justicia y, eventualmente, por la Corte de Constitucionalidad. ¿Recuerda usted qué partidos votaron en alianza para integrar la actual CSJ? Con la respuesta a esta última pregunta en mente, ya podemos atisbar cuál podría ser el fallo. Por otro lado, ¿Hay algún partido y sus candidatos, dentro de los veintiocho existentes, que se atreva a plantear la suspensión de las elecciones y promover acciones legales en esta línea? Yo no creo, la mayoría son “coyotes de la misma loma”, con sus raras excepciones.

En última instancia, y siguiendo las pautas de la democracia electoral, a los #indignadosguate les queda en las manos el poder que da el voto. Un voto más inteligente e informado. Un voto que pueda castigar con contundencia en las elecciones de septiembre a todos esos partidos y candidatos que representan más de lo mismo. Esta vez el clásico voto de castigo no sería solo para el “oficialismo” que nunca repite en Guatemala, sino que debe extenderse a todos aquellos partidos y candidatos oscuros, a los caciques eternos, a las “familias” que la partidocracia permite que “papi”, “mami”, la “esposa”, el “cuñado” o el “hermano/a” sean los que integren las lista de binomios presidenciales, diputados y concejos municipales. Como demanda política debemos exigir candidatos capaces.

Ps. Luego de la embestida mediática por los casos de corrupción de este gobierno no debemos dejar de pedir #JusticiaYA Además, ¿Cuándo van a capturar a Juan Carlos Monzón y a quienes le estarían protegiendo, por obvia obstrucción a la justicia? ¿Dónde está la “R”? Y, ¿Quién es la Distinguida Dama a las que se refieren en las escuchas del #CasoIGSS?

¿Suspender las elecciones?

Redacción
26 de mayo, 2015

Desde que el #25A los #indignadosguate salieran a las calles para pedir la renuncia de Roxana Baldetti y luego de que ese objetivo fuera alcanzado, las muestras de indignación y de repudio se han extendido hacia el Presidente Otto Pérez Molina y, en general, hacia los principales partidos y candidatos en la contienda electoral. Muestra de ello es el mensaje de #Notetoca que diversos manifestantes gritaban en la #marchapacífica del #16M y, después, en Antigua Guatemala, luego en Sololá, en Suchitepéquez y, este último fin de semana, en Jalapa y en Villa Nueva.

El partido rojo y su candidato presidencial que, por ahora, encabeza las encuestas, están siendo, luego de la “R” y del “1”, el principal y siguiente blanco de la embestida ciudadana que se manifiesta en las calles. La evidente alianza política que ha mantenido el oficialismo con la bancada Líder en el Congreso, le empieza a pasar factura a este último grupo. De lo anterior, dan cuenta ya, encuestas que han medido el “clima electoral”, luego del desplome del gobierno del PP.

El hecho es que en un importante segmento de la población se percibe que, con las Elecciones Generales de septiembre, prácticamente tendremos más de lo mismo. Ante ello, existe un consenso en promover reformas institucionales entre las que destacan los cambios a Ley Electoral y de Partidos Políticos. Sin embargo, en el supuesto de que la reforma a la citada Ley pase en el Legislativo, las nuevas reglas del juego no podrían aplicarse al proceso electoral ya convocado por el TSE -tal cual lo señala el artículo 256 de la LEPP-.

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En este marco, ha trascendido en algunos sectores la propuesta de “suspender” y/o “aplazar” las elecciones generales. Frente a dicha propuesta conviene hacerse algunas preguntas: ¿Quién gana y quién pierde si se suspenden y/o aplazan las elecciones? Inicialmente pierde esa retahíla de políticos que ya se hacen con la guayaba, muchos de ellos señalados de casos de corrupción y de financiar sus campañas con dinero del erario público e, incluso, con dinero que provendría del narco (sobre este último tema habrá que ver la contundencia del informe de financiamiento ilícito de campañas políticas que prepara la #CICIG); por el contrario, la ciudadanía podría ganar con un cambio de reglas del juego (Ley Electoral y de Partidos Políticos, para empezar) y democratizar un poco la elección. Una suspensión de las elecciones podría ayudar a que más de dos millones de jóvenes y nuevos ciudadanos que ya tienen DPI, también logren empadronarse y ejercer su derecho de elegir y ser electo –de hecho es extraño que la supuesta coordinación institucional entre RENAP y el TSE no refleje el aumento de votantes en el padrón electoral de forma significativa-. ¿A quién no le conviene que aumenten el número de votantes jóvenes, quienes estarían más informados, con acceso a redes sociales y dispuestos a ejercer su voto por primera vez?

Respecto a la suspensión de las elecciones, no nos engañemos, una eventual suspensión de las mismas, implicaría interponer recursos de amparo contra el decreto de convocatoria de elecciones del TSE, el cual luego debería ser conocido por la Corte Suprema de Justicia y, eventualmente, por la Corte de Constitucionalidad. ¿Recuerda usted qué partidos votaron en alianza para integrar la actual CSJ? Con la respuesta a esta última pregunta en mente, ya podemos atisbar cuál podría ser el fallo. Por otro lado, ¿Hay algún partido y sus candidatos, dentro de los veintiocho existentes, que se atreva a plantear la suspensión de las elecciones y promover acciones legales en esta línea? Yo no creo, la mayoría son “coyotes de la misma loma”, con sus raras excepciones.

En última instancia, y siguiendo las pautas de la democracia electoral, a los #indignadosguate les queda en las manos el poder que da el voto. Un voto más inteligente e informado. Un voto que pueda castigar con contundencia en las elecciones de septiembre a todos esos partidos y candidatos que representan más de lo mismo. Esta vez el clásico voto de castigo no sería solo para el “oficialismo” que nunca repite en Guatemala, sino que debe extenderse a todos aquellos partidos y candidatos oscuros, a los caciques eternos, a las “familias” que la partidocracia permite que “papi”, “mami”, la “esposa”, el “cuñado” o el “hermano/a” sean los que integren las lista de binomios presidenciales, diputados y concejos municipales. Como demanda política debemos exigir candidatos capaces.

Ps. Luego de la embestida mediática por los casos de corrupción de este gobierno no debemos dejar de pedir #JusticiaYA Además, ¿Cuándo van a capturar a Juan Carlos Monzón y a quienes le estarían protegiendo, por obvia obstrucción a la justicia? ¿Dónde está la “R”? Y, ¿Quién es la Distinguida Dama a las que se refieren en las escuchas del #CasoIGSS?