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La pesadilla de la Salud y Ángeles

Redacción
22 de junio, 2015

Hoy día tener un accidente o una enfermedad grave es una pesadilla, que en el peor y más común de los casos significa la muerte.

No sé que es peor, si caer en las manos de la Salud privada o tener que acceder a la Salud pública en un hospital como el San Juan de Dios.

En el primero de los casos, sí se tiene la suerte de un seguro, es posible que la situación no sobrepase los montos tope y pagando un porcentaje se encuentre algún alivio respecto a pagar una suma, que de solo saberlo, volvería uno a enfermarse.

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En el caso de no tenerlo o estar ya en una edad en la que ninguno de los seguros, lo cubra a uno o tener la mala suerte de tener un desorden genético, la única opción es someterse a la compra de la SALUD, a costa de los ahorros de toda una vida. Para cubrir los onerosos gastos y honorarios que nos devuelva la salud. Que durará hasta que nos demos cuenta que era más barato morirnos rápido. Pero esto para quien se va, porque la deuda quedará para quienes se quedan, a costa de su peculio. Y para su desgracia quedarán endeudados por la salud de un ser querido, sea que este sobreviva o no. Muchas veces de manera fortuita por la violencia en la que nos encontramos inmersos.

En el caso de que la familia tenga las posibilidades económicas o el crédito suficiente para sufragar los gastos médicos, a instancias de la perdida de bienestar que esto signifique, pues verán disminuido su peculio.

¿Pero que pasan con todos aquellos que no tienen la otra opción que ser llevados a un hospital privado? Pues, muy simple. Será una estadística más de otro paciente que murió porque, a pesar del esfuerzo de los médicos de turno, no tuvieran la posibilidad de que los insumos básicos estuvieran disponibles, y los pudieran tratar. Sí tuvieron la suerte de encontrar espacio, no estará disponible el aparato que pueda salvar su vida. Y de estarlo, es muy probable que no funcione o que el instrumento digital que lo hace funcionar este agotado. Lo triste es que la probabilidad de que cualquiera de estos eventos funestos ocurra es alta. Y por ende la posibilidad de perder la vida de una manera impensable o ilógica es muy alta. De esta suerte la “ruleta rusa” de la salud se juega con un tambor con todas las balas menos una, en lugar de lo usual que es solamente una bala en el tambor. Por lo que las probabilidades de cualquier persona están en contra. Por lo tanto entrar a un hospital público es estar casi MUERTO.

¿Ahora quién es el culpable de este desastre de salud? Definitivamente las autoridades que permiten que los empleados a su cargo no hagan todo aquello por lo que se les paga, con el aporte de todos, a través de los impuestos. Pero lo es también de todos aquellos que peleando con la bandera, de defender los intereses de los miembros de los sindicatos de salud, son quienes expolian a todos, especialmente a aquellos a quienes dicen defender. En estos supuestos representantes de los empleados de salud, es a quienes favorecen las “prevendas” y arreglos opacos, en las que se dividen las “comisiones” y todo lo demás sigue igual o peor. Hay funcionarios que todavía tienen la desfachatez de decir que los insumos están a 70% abastecidos. ¿Y qué pasará con aquellos pacientes que requieren del 30% que no hay? Morirán porque el insumo médico no estaba disponible.

Por otro lado, aquellos que pueden llevar los medicamentos para hacer que sus parientes puedan recuperar la salud perdida, quedan afectados en sus recursos financieros por el costo de estos insumos que no son de ninguna manera baratos.

En fin ante tanta corrupción, indolencia y falta de HUMANIDAD de muchas autoridades de salud pública, hay todavía ÁNGELES que salvan vidas con acciones heroicas en hospitales públicos. Ese el caso de un ángel llamada Sabrina, a quien al menos dos seres cercanos le deben la vida. Este instrumento divino, tanto por lo que representa, como por sus acciones ha sido quien por su vocación ha podido comprar de su bolsa insumos para que estas personas de otra manera, serían una estadística de MUERTE.

¿Cómo es posible, me dijo ella, que me han obligado a pedirle a Dios que la anciana que está en fase terminal sea recogida en su seno y me deje espacio para que otro paciente se salve al hacer uso del aparato que está utilizando.

Esta joven DOCTORA no se verá a sí misma como un ÁNGEL, pero lo es en toda la extensión de la palabra. Y estoy seguro que no es un caso aislado en este caos hospitalario, debe haber muchos más.

Ahora lo que no entiendo es, que esta falta de recursos, es porqué no hay o es que el alcohol, jeringas y los demás insumos de los guatemaltecos se han convertido en FERRARIS, YATES, LEADERJETS, HELICOPTEROS, MANSIONES por doquier, FINCAS, CABALLOS, VIAJES Y EXCENTRICIDADES de quienes nos gobiernan.

Y tienen todavía algunos de estos fantoches corruptos la desfachatez de internarse en un centro de salud privado y tratar de chantajearnos emocionalmente con que tienen una úlcera causada por el stress que le causamos, de que salga a luz todo aquello que nos han robado a los guatemaltecos, sobre todo a aquellos que más lo necesitan.

Y es que todo este despilfarro, descaro y bajeza humana se vuelve sangre, muerte y lágrimas para el pueblo noble de Guatemala.

¿No debiera haber PENA DE MUERTE, para quienes estafan y condenan de esta manera a sus hermanos guatemaltecos?

La pesadilla de la Salud y Ángeles

Redacción
22 de junio, 2015

Hoy día tener un accidente o una enfermedad grave es una pesadilla, que en el peor y más común de los casos significa la muerte.

No sé que es peor, si caer en las manos de la Salud privada o tener que acceder a la Salud pública en un hospital como el San Juan de Dios.

En el primero de los casos, sí se tiene la suerte de un seguro, es posible que la situación no sobrepase los montos tope y pagando un porcentaje se encuentre algún alivio respecto a pagar una suma, que de solo saberlo, volvería uno a enfermarse.

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En el caso de no tenerlo o estar ya en una edad en la que ninguno de los seguros, lo cubra a uno o tener la mala suerte de tener un desorden genético, la única opción es someterse a la compra de la SALUD, a costa de los ahorros de toda una vida. Para cubrir los onerosos gastos y honorarios que nos devuelva la salud. Que durará hasta que nos demos cuenta que era más barato morirnos rápido. Pero esto para quien se va, porque la deuda quedará para quienes se quedan, a costa de su peculio. Y para su desgracia quedarán endeudados por la salud de un ser querido, sea que este sobreviva o no. Muchas veces de manera fortuita por la violencia en la que nos encontramos inmersos.

En el caso de que la familia tenga las posibilidades económicas o el crédito suficiente para sufragar los gastos médicos, a instancias de la perdida de bienestar que esto signifique, pues verán disminuido su peculio.

¿Pero que pasan con todos aquellos que no tienen la otra opción que ser llevados a un hospital privado? Pues, muy simple. Será una estadística más de otro paciente que murió porque, a pesar del esfuerzo de los médicos de turno, no tuvieran la posibilidad de que los insumos básicos estuvieran disponibles, y los pudieran tratar. Sí tuvieron la suerte de encontrar espacio, no estará disponible el aparato que pueda salvar su vida. Y de estarlo, es muy probable que no funcione o que el instrumento digital que lo hace funcionar este agotado. Lo triste es que la probabilidad de que cualquiera de estos eventos funestos ocurra es alta. Y por ende la posibilidad de perder la vida de una manera impensable o ilógica es muy alta. De esta suerte la “ruleta rusa” de la salud se juega con un tambor con todas las balas menos una, en lugar de lo usual que es solamente una bala en el tambor. Por lo que las probabilidades de cualquier persona están en contra. Por lo tanto entrar a un hospital público es estar casi MUERTO.

¿Ahora quién es el culpable de este desastre de salud? Definitivamente las autoridades que permiten que los empleados a su cargo no hagan todo aquello por lo que se les paga, con el aporte de todos, a través de los impuestos. Pero lo es también de todos aquellos que peleando con la bandera, de defender los intereses de los miembros de los sindicatos de salud, son quienes expolian a todos, especialmente a aquellos a quienes dicen defender. En estos supuestos representantes de los empleados de salud, es a quienes favorecen las “prevendas” y arreglos opacos, en las que se dividen las “comisiones” y todo lo demás sigue igual o peor. Hay funcionarios que todavía tienen la desfachatez de decir que los insumos están a 70% abastecidos. ¿Y qué pasará con aquellos pacientes que requieren del 30% que no hay? Morirán porque el insumo médico no estaba disponible.

Por otro lado, aquellos que pueden llevar los medicamentos para hacer que sus parientes puedan recuperar la salud perdida, quedan afectados en sus recursos financieros por el costo de estos insumos que no son de ninguna manera baratos.

En fin ante tanta corrupción, indolencia y falta de HUMANIDAD de muchas autoridades de salud pública, hay todavía ÁNGELES que salvan vidas con acciones heroicas en hospitales públicos. Ese el caso de un ángel llamada Sabrina, a quien al menos dos seres cercanos le deben la vida. Este instrumento divino, tanto por lo que representa, como por sus acciones ha sido quien por su vocación ha podido comprar de su bolsa insumos para que estas personas de otra manera, serían una estadística de MUERTE.

¿Cómo es posible, me dijo ella, que me han obligado a pedirle a Dios que la anciana que está en fase terminal sea recogida en su seno y me deje espacio para que otro paciente se salve al hacer uso del aparato que está utilizando.

Esta joven DOCTORA no se verá a sí misma como un ÁNGEL, pero lo es en toda la extensión de la palabra. Y estoy seguro que no es un caso aislado en este caos hospitalario, debe haber muchos más.

Ahora lo que no entiendo es, que esta falta de recursos, es porqué no hay o es que el alcohol, jeringas y los demás insumos de los guatemaltecos se han convertido en FERRARIS, YATES, LEADERJETS, HELICOPTEROS, MANSIONES por doquier, FINCAS, CABALLOS, VIAJES Y EXCENTRICIDADES de quienes nos gobiernan.

Y tienen todavía algunos de estos fantoches corruptos la desfachatez de internarse en un centro de salud privado y tratar de chantajearnos emocionalmente con que tienen una úlcera causada por el stress que le causamos, de que salga a luz todo aquello que nos han robado a los guatemaltecos, sobre todo a aquellos que más lo necesitan.

Y es que todo este despilfarro, descaro y bajeza humana se vuelve sangre, muerte y lágrimas para el pueblo noble de Guatemala.

¿No debiera haber PENA DE MUERTE, para quienes estafan y condenan de esta manera a sus hermanos guatemaltecos?