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Cadena de “favores”

María Dolores Arias
21 de julio, 2015

Es el título en español de la película estadounidense “Pay it forward” realizada en el año 2000. Básicamente es la historia de un niño que intenta hacer un mundo mejor después de que el profesor de sociales les deja un proyecto como tarea. Su proyecto consiste en hacer tres favores a desconocidos en pago al favor que recibió de alguien más y éstos tres deberán hacer lo mismo de tal forma que se crea una cadena de favores y de buena voluntad entre desconocidos.

Esa es la versión “hollywoodense” de cómo en sociedad podemos convivir en un ambiente de paz. En una sociedad republicana, y por ende libre, la convivencia pacífica es la única forma de convivir. Los intercambios –o favores- son voluntarios y a través de ellos se obtienen ganancias, ya sean materiales o emocionales. Los favores se hacen libremente con los recursos propios, no se inicia el uso de la fuerza para realizarlos y son interacciones ganar-ganar.

Pero ¿qué pasa en sociedades muy distantes del ideal republicano? ¿Qué pasa en sociedades donde el gobierno es mayormente benefactor y mercantilista? ¿En qué consiste esa cadena de “favores”?

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En sociedades donde no existe igualdad ante la Ley –todos iguales ante las leyes legítimas-, la cadena de “favores” son el día a día de un sistema corrupto donde el burócrata o politiquillo de turno tiene la potestad de hacerle “favores” de cualquier índole a quien lo solicite.

Sólo por mencionar algunos ejemplos de las denuncias que se dieron a conocer desde el mes de abril están: el #CasoIGSS-Pisa en el que se descubrió que existían “asesores” del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social –IGSS- que negociaban con los representantes de la empresa Pisa, el “favor” de ayudarles a conseguir la licitación de más de Q116 millones por el servicio de diálisis peritoneal. El combo de “favores” incluía “convencer o utilizar” a la Junta de Licitación para que adjudicara el contrato y después lo aprobara la Junta Directiva del IGSS cuyo Presidente al parecer dirigía a los “asesores”. Menudo “favor” le hicieron a los pacientes renales al cambiar los servicios, ya que hasta el momento han fallecido más de 17 personas, cuyas muertes se atribuyen al mal servicio prestado y las denuncias ya fueron presentadas para las investigaciones y el juicio correspondiente.

Otro caso de “favores” es el del #CasoRedes en el cual involucra a Gustavo Martínez, ex Secretario General de la Presidencia y yerno del Presidente Otto Pérez Molina, de hacer “favores” a quienes le solicitaban entrevistas con el Presidente, así como “ayudarles” en algunas dependencias de gobierno para “agilizar” las diligencias necesarias en su operación.

Y la más reciente denuncia de lavado de dinero que involucra a Edgar Barquín, vicepresidenciable del partido Líder, Manuel Barquín y Jaime Martínez Lohayza, actuales diputados del mismo partido que buscan la reelección. Según las investigaciones durante el periodo que Edgar Barquín fue Superintendente de Bancos y Presidente del Banco de Guatemala, entre el 2008 y 2013, “asesoró, aconsejó y puso a disposición de Morales Guerra a personal de la IVE –Intendencia de Verificación Especial- , para librarlo de los problemas que le generaban las investigaciones producidas desde esa misma institución” declaró Iván Velázquez, comisionado de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala –CICIG-.

Al parecer durante este periodo de “favores”, se lavaron Q937 millones con la ayuda no sólo de Edgar Barquín sino también con la ayuda de los diputados Manuel Barquín y Jaime Martínez. A cambio éstos últimos recibieron financiamiento para su partido político.

Estos son algunos de los casos denunciados en los últimos tres meses pero sabemos de sobra que en la mayoría de instituciones del gobierno existen cadenas de “favores”.

“Favores” aparentemente tan inocentes como “acelerar” el trámite de algún permiso, poner al inicio el expediente, arreglar una cita con el jefe que siempre está muy ocupado para atenderle, poner el sello y la firma en la póliza y así podríamos ir aumentando el nivel de “favores” como el emitir una ley que prohíba el ingreso de ciertos productos o aumente las barreras a la competencia, o reparto de construcciones mediante el listado geográfico de obras, entre muchos otros “favores” que seguro usted conoce.

Quien hace el “favor” lo hace porque puede hacerlo, recibe réditos a cambio y además es casi nula la posibilidad de castigo. Para quien lo pide es porque sabe que se puede, porque “si no tranza no avanza” y porque el riesgo de castigo es casi inexistente.

Sabemos que siempre habrá quienes quieran vivir a costillas del otro. El punto aquí es preguntarnos ¿por qué lo pueden hacer? ¿Por qué consiguen estos “favores”? Simple, llana y sencillamente porque pueden. ¿Qué hacemos entonces para reducir al mínimo ese poder?

@Md30

Facebook.com/mda30

Cadena de “favores”

María Dolores Arias
21 de julio, 2015

Es el título en español de la película estadounidense “Pay it forward” realizada en el año 2000. Básicamente es la historia de un niño que intenta hacer un mundo mejor después de que el profesor de sociales les deja un proyecto como tarea. Su proyecto consiste en hacer tres favores a desconocidos en pago al favor que recibió de alguien más y éstos tres deberán hacer lo mismo de tal forma que se crea una cadena de favores y de buena voluntad entre desconocidos.

Esa es la versión “hollywoodense” de cómo en sociedad podemos convivir en un ambiente de paz. En una sociedad republicana, y por ende libre, la convivencia pacífica es la única forma de convivir. Los intercambios –o favores- son voluntarios y a través de ellos se obtienen ganancias, ya sean materiales o emocionales. Los favores se hacen libremente con los recursos propios, no se inicia el uso de la fuerza para realizarlos y son interacciones ganar-ganar.

Pero ¿qué pasa en sociedades muy distantes del ideal republicano? ¿Qué pasa en sociedades donde el gobierno es mayormente benefactor y mercantilista? ¿En qué consiste esa cadena de “favores”?

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En sociedades donde no existe igualdad ante la Ley –todos iguales ante las leyes legítimas-, la cadena de “favores” son el día a día de un sistema corrupto donde el burócrata o politiquillo de turno tiene la potestad de hacerle “favores” de cualquier índole a quien lo solicite.

Sólo por mencionar algunos ejemplos de las denuncias que se dieron a conocer desde el mes de abril están: el #CasoIGSS-Pisa en el que se descubrió que existían “asesores” del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social –IGSS- que negociaban con los representantes de la empresa Pisa, el “favor” de ayudarles a conseguir la licitación de más de Q116 millones por el servicio de diálisis peritoneal. El combo de “favores” incluía “convencer o utilizar” a la Junta de Licitación para que adjudicara el contrato y después lo aprobara la Junta Directiva del IGSS cuyo Presidente al parecer dirigía a los “asesores”. Menudo “favor” le hicieron a los pacientes renales al cambiar los servicios, ya que hasta el momento han fallecido más de 17 personas, cuyas muertes se atribuyen al mal servicio prestado y las denuncias ya fueron presentadas para las investigaciones y el juicio correspondiente.

Otro caso de “favores” es el del #CasoRedes en el cual involucra a Gustavo Martínez, ex Secretario General de la Presidencia y yerno del Presidente Otto Pérez Molina, de hacer “favores” a quienes le solicitaban entrevistas con el Presidente, así como “ayudarles” en algunas dependencias de gobierno para “agilizar” las diligencias necesarias en su operación.

Y la más reciente denuncia de lavado de dinero que involucra a Edgar Barquín, vicepresidenciable del partido Líder, Manuel Barquín y Jaime Martínez Lohayza, actuales diputados del mismo partido que buscan la reelección. Según las investigaciones durante el periodo que Edgar Barquín fue Superintendente de Bancos y Presidente del Banco de Guatemala, entre el 2008 y 2013, “asesoró, aconsejó y puso a disposición de Morales Guerra a personal de la IVE –Intendencia de Verificación Especial- , para librarlo de los problemas que le generaban las investigaciones producidas desde esa misma institución” declaró Iván Velázquez, comisionado de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala –CICIG-.

Al parecer durante este periodo de “favores”, se lavaron Q937 millones con la ayuda no sólo de Edgar Barquín sino también con la ayuda de los diputados Manuel Barquín y Jaime Martínez. A cambio éstos últimos recibieron financiamiento para su partido político.

Estos son algunos de los casos denunciados en los últimos tres meses pero sabemos de sobra que en la mayoría de instituciones del gobierno existen cadenas de “favores”.

“Favores” aparentemente tan inocentes como “acelerar” el trámite de algún permiso, poner al inicio el expediente, arreglar una cita con el jefe que siempre está muy ocupado para atenderle, poner el sello y la firma en la póliza y así podríamos ir aumentando el nivel de “favores” como el emitir una ley que prohíba el ingreso de ciertos productos o aumente las barreras a la competencia, o reparto de construcciones mediante el listado geográfico de obras, entre muchos otros “favores” que seguro usted conoce.

Quien hace el “favor” lo hace porque puede hacerlo, recibe réditos a cambio y además es casi nula la posibilidad de castigo. Para quien lo pide es porque sabe que se puede, porque “si no tranza no avanza” y porque el riesgo de castigo es casi inexistente.

Sabemos que siempre habrá quienes quieran vivir a costillas del otro. El punto aquí es preguntarnos ¿por qué lo pueden hacer? ¿Por qué consiguen estos “favores”? Simple, llana y sencillamente porque pueden. ¿Qué hacemos entonces para reducir al mínimo ese poder?

@Md30

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