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Cuando sea grande quiero ser…

Redacción
23 de julio, 2015

No es nueva noticia que Guatemala tiene un problema creciente de desempleo, solo basta con ver el enfoque que tienen las propuestas de los candidatos políticos o la interminable fila que se hizo hace un par de semanas en la feria de empleo del parque de la industria. Existen muchas razones por las cuales el desempleo está incrementando, entre las más obvias está la pobreza del país, la baja inversión extranjera y la falta de incentivos que desaceleran el crecimiento de las empresas y alejan a nuevas industrias. Pero existe una razón menos comentada, que influye también en las altas tasas de desempleo; la oferta de la academia con la demanda de las empresas no está ni alineada ni vinculada. No le aporta nada al país tener un repertorio de profesionales si están desempleados, en especial cuando hay empresas que tienen puestos vacíos que necesitan personas con niveles académicos menos tediosos pero más especializados.

A este problema se le conoce como una brecha de talento, la brecha entre lo que necesitan los empresarios y lo que ofrecen los institutos educativos. La culpa en realidad no recae en ningún lado, pues no existe información suficiente que ayude a identificar en donde y como cerrar esa brecha. Además pocas veces se ha establecido un vínculo formal entre los institutos educativos y el sector privado, ya que no ha habido un ente lo suficientemente objetivo que logre hacer el papel de mediador. A partir del año pasado, sin embargo, el Consejo Privado de Competitividad -CPC- coordino la creación de un comité académico aliado a cámaras empresariales para poder abordar temas como el previamente mencionado. Naturalmente el estudio de brechas de talento fue uno de los primero proyectos que se quiso trabajar, y recién están siendo evaluados los resultados.

El objetivo del estudio es servir de guía para la adaptación de los pensum universitarios para poder capacitar a futuros colaboradores efectivamente, de manera que puedan conseguir empleo tras graduarse. La encuesta reveló datos importantes, como la identificación de los técnicos como el nivel académico que más llena los requisitos de los puestos de trabajo de las empresas, con una fuerte demanda por electricistas, mecánicos industriales (con conocimiento en soldaduras, tornos, fresadoras y operación de máquinas) y técnicos en sistemas (con conocimientos administrativos, de programación y de software). Además resaltaron cinco certificaciones que los empresarios indicaron agregarían valor a sus colaboradores, entre ellas la reconocida certificación del Instituto de Administración de Proyectos (Project Management Institute -PMI-) y certificaciones en SAP y Microsoft Office. También se logró identificar con el estudio, los departamentos en el país en donde más sucursales tienen las empresas, siendo un indicativo de hacia que territorios deben expandirse los institutos educativos.

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Años atrás era común la incidencia de los padres al momento de escoger qué carreras estudiar a nivel superior (e. g. Medicina, Derecho o Administración), siendo muy limitadas las opciones que generarían valor a los estudiantes; hoy en día, sin embargo, muchos de estos mercados se encuentran saturados. Este estudio demuestra una demanda por carreras y competencias que en el pasado eran poco común de estudiar, pero que hoy pudieran permitir un mayor crecimiento laboral a las personas. Los resultados no solo servirán de guía para los institutos educativos sino también para los futuros alumnos de estos institutos. Las necesidades empresariales están cambiando y bien puede ser que alguien con conocimiento en redes sociales sea más empleable que alguien con una licenciatura en economía, la solución no necesariamente debe ser dejar de estudiar carreras como la previa si no graduar a los jóvenes con competencias más dinámicas y diversas que las que la carrera requiere, como la capacidad de programar una página web, o realizar presentaciones efectivas. Nuestro sistema educativo superior debe adaptarse a estos cambios, y preparar a los jóvenes para las nuevas necesidades empresariales que surgen a raíz de las tendencias tecnológicas, sociales y culturales alrededor del mundo. Esta estrategia por sí misma no va a erradicar el problema de desempleo, es tan solo una de las muchas medidas paralelas que deben realizarse en el país para poder empoderar a emprendedores, crecer empresas y expandir industrias. La vinculación entre la academia y el sector privado, sin embargo, es un primer paso en la realización de propuestas que podrán ayudar a incrementar el crecimiento del país.

Cuando sea grande quiero ser…

Redacción
23 de julio, 2015

No es nueva noticia que Guatemala tiene un problema creciente de desempleo, solo basta con ver el enfoque que tienen las propuestas de los candidatos políticos o la interminable fila que se hizo hace un par de semanas en la feria de empleo del parque de la industria. Existen muchas razones por las cuales el desempleo está incrementando, entre las más obvias está la pobreza del país, la baja inversión extranjera y la falta de incentivos que desaceleran el crecimiento de las empresas y alejan a nuevas industrias. Pero existe una razón menos comentada, que influye también en las altas tasas de desempleo; la oferta de la academia con la demanda de las empresas no está ni alineada ni vinculada. No le aporta nada al país tener un repertorio de profesionales si están desempleados, en especial cuando hay empresas que tienen puestos vacíos que necesitan personas con niveles académicos menos tediosos pero más especializados.

A este problema se le conoce como una brecha de talento, la brecha entre lo que necesitan los empresarios y lo que ofrecen los institutos educativos. La culpa en realidad no recae en ningún lado, pues no existe información suficiente que ayude a identificar en donde y como cerrar esa brecha. Además pocas veces se ha establecido un vínculo formal entre los institutos educativos y el sector privado, ya que no ha habido un ente lo suficientemente objetivo que logre hacer el papel de mediador. A partir del año pasado, sin embargo, el Consejo Privado de Competitividad -CPC- coordino la creación de un comité académico aliado a cámaras empresariales para poder abordar temas como el previamente mencionado. Naturalmente el estudio de brechas de talento fue uno de los primero proyectos que se quiso trabajar, y recién están siendo evaluados los resultados.

El objetivo del estudio es servir de guía para la adaptación de los pensum universitarios para poder capacitar a futuros colaboradores efectivamente, de manera que puedan conseguir empleo tras graduarse. La encuesta reveló datos importantes, como la identificación de los técnicos como el nivel académico que más llena los requisitos de los puestos de trabajo de las empresas, con una fuerte demanda por electricistas, mecánicos industriales (con conocimiento en soldaduras, tornos, fresadoras y operación de máquinas) y técnicos en sistemas (con conocimientos administrativos, de programación y de software). Además resaltaron cinco certificaciones que los empresarios indicaron agregarían valor a sus colaboradores, entre ellas la reconocida certificación del Instituto de Administración de Proyectos (Project Management Institute -PMI-) y certificaciones en SAP y Microsoft Office. También se logró identificar con el estudio, los departamentos en el país en donde más sucursales tienen las empresas, siendo un indicativo de hacia que territorios deben expandirse los institutos educativos.

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Años atrás era común la incidencia de los padres al momento de escoger qué carreras estudiar a nivel superior (e. g. Medicina, Derecho o Administración), siendo muy limitadas las opciones que generarían valor a los estudiantes; hoy en día, sin embargo, muchos de estos mercados se encuentran saturados. Este estudio demuestra una demanda por carreras y competencias que en el pasado eran poco común de estudiar, pero que hoy pudieran permitir un mayor crecimiento laboral a las personas. Los resultados no solo servirán de guía para los institutos educativos sino también para los futuros alumnos de estos institutos. Las necesidades empresariales están cambiando y bien puede ser que alguien con conocimiento en redes sociales sea más empleable que alguien con una licenciatura en economía, la solución no necesariamente debe ser dejar de estudiar carreras como la previa si no graduar a los jóvenes con competencias más dinámicas y diversas que las que la carrera requiere, como la capacidad de programar una página web, o realizar presentaciones efectivas. Nuestro sistema educativo superior debe adaptarse a estos cambios, y preparar a los jóvenes para las nuevas necesidades empresariales que surgen a raíz de las tendencias tecnológicas, sociales y culturales alrededor del mundo. Esta estrategia por sí misma no va a erradicar el problema de desempleo, es tan solo una de las muchas medidas paralelas que deben realizarse en el país para poder empoderar a emprendedores, crecer empresas y expandir industrias. La vinculación entre la academia y el sector privado, sin embargo, es un primer paso en la realización de propuestas que podrán ayudar a incrementar el crecimiento del país.