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"Para los amigos todo; para los enemigos la ley"

Redacción
25 de julio, 2015

POR JUAN DIEGO GODOY

No me la inventé yo. Es una frase incoherente que utilizan, y ponen en práctica, la mayoría de los políticos, jueces, diputados y demás corruptos de este país. Yo, en cambio, prefiero esta mía: “Para todos la ley. Para Alfonso Portillo y para Edgar Barquín también”.

El Registro de Ciudadanos y el Tribunal Supremo Electoral recuperaron una pizca de mi confianza cuando les negaron la inscripción para diputados del partido TODOS a Alfonso Portillo y su rebaño de aspirantes morados. A Portillo le fue negada la oportunidad de optar a un cargo público por incumplir con el Artículo 113 de la Constitución Política de la República, Sección Novena, que establece lo siguiente (cito): Los guatemaltecos tienen derecho a optar a empleos o cargos públicos y para su otorgamiento no se atenderá más que a razones fundadas en méritos de capacidad, idoneidad y honradez”. No debería ser un misterio la razón por la cuál Portillo no cumple con los méritos de “idoneidad y honradez”. Sino dígame, ¿le resulta familiar la confesión del Pollo Ronco en las cortes de Estados Unidos por el delito de lavado de US$2.5 millones durante su gobierno? Y por más experiencia que él alegue que tiene en el área política, lo opaca su capacidad por tener la mano aguada y robarse cuanto billete le claven enfrente.

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Así que de Portillo ya se encargo la ley. Ahora faltan cientos de ladrones más, pero en este momento la CICIG está comenzando con Edgar Barquín, ex director del Banguat (2010-2014) y vicepresidenciable de, nada más y nada menos, el partido del momento LÍDER, dirigido por nuestro comediante favorito: Manuel Baldizón. A mí no me sorprendió (y es que tal vez ya nada de lo que pasa en este país me sorprende) que Barquín fuera vinculado con la estructura criminal de Francisco Morales Guerra alías “Chico Dólar”, que operaba con dinero del Estado (¡cuando no!) desviado por él mismo y entregado a Morales Guerra para que, luego de ser trasladado a cuentas extranjeras, retornara para financiar campañas políticas y otras actividades.

¡Más claro no canta el gallo! Las escuchas telefónicas que mostraron la CICIG y el Ministerio Público confirman la relación corrupta de Barquín con Chico Dólar. Y la excelente entrevista del Miércoles 22, hecha por Emisoras Unidas a Barquín, simplemente lo dejó en jaque. ¿Qué queda ahora? Que el TSE y el Registro de Personas actúen de igual forma que con Portillo: aplicando el Artículo 113 a Barquín y considerándolo como lo que en realidad es: “no idóneo ni honrado para ocupar un cargo público”. Luego, que se le retire la inmunidad que tiene por el simple hecho de ser candidato y que se le juzgue para que sienta el verdadero peso de la ley, que por años no ha sido más que anoréxica.

Pero he aquí lo más irónico, o chistoso, de todo: esta brillante idea la dio Anabella De León, la “chica open-english” y candidata por la alcaldía a la ciudad, que en estas elecciones no ha hecho más que el ridículo demostrando que es “bilingüe”. Esta vez si que hizo algo útil!, ¡felicidades por eso! O mejor dicho: “congratulations”.

Sin embargo, la gota que rebalsará el vaso será esta: si la inscripción de Barquín como vicepresidente por el partido Líder es revocada, nuestro comediante favorito no podría buscar la presidencia, puesto que se quedaría “solo” en la planilla, sin un suplente y eso no está permitido. ¡Cómo duele la ley cuando se le aplica a todos! ¿verdad?

Poco a poco vamos viendo como el partido que era “rojo de furia” se torna en “blanco de miedo” y como la frase de una canción de Shakira se hace realidad: “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo (o país) que lo aguante”.

"Para los amigos todo; para los enemigos la ley"

Redacción
25 de julio, 2015

POR JUAN DIEGO GODOY

No me la inventé yo. Es una frase incoherente que utilizan, y ponen en práctica, la mayoría de los políticos, jueces, diputados y demás corruptos de este país. Yo, en cambio, prefiero esta mía: “Para todos la ley. Para Alfonso Portillo y para Edgar Barquín también”.

El Registro de Ciudadanos y el Tribunal Supremo Electoral recuperaron una pizca de mi confianza cuando les negaron la inscripción para diputados del partido TODOS a Alfonso Portillo y su rebaño de aspirantes morados. A Portillo le fue negada la oportunidad de optar a un cargo público por incumplir con el Artículo 113 de la Constitución Política de la República, Sección Novena, que establece lo siguiente (cito): Los guatemaltecos tienen derecho a optar a empleos o cargos públicos y para su otorgamiento no se atenderá más que a razones fundadas en méritos de capacidad, idoneidad y honradez”. No debería ser un misterio la razón por la cuál Portillo no cumple con los méritos de “idoneidad y honradez”. Sino dígame, ¿le resulta familiar la confesión del Pollo Ronco en las cortes de Estados Unidos por el delito de lavado de US$2.5 millones durante su gobierno? Y por más experiencia que él alegue que tiene en el área política, lo opaca su capacidad por tener la mano aguada y robarse cuanto billete le claven enfrente.

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Así que de Portillo ya se encargo la ley. Ahora faltan cientos de ladrones más, pero en este momento la CICIG está comenzando con Edgar Barquín, ex director del Banguat (2010-2014) y vicepresidenciable de, nada más y nada menos, el partido del momento LÍDER, dirigido por nuestro comediante favorito: Manuel Baldizón. A mí no me sorprendió (y es que tal vez ya nada de lo que pasa en este país me sorprende) que Barquín fuera vinculado con la estructura criminal de Francisco Morales Guerra alías “Chico Dólar”, que operaba con dinero del Estado (¡cuando no!) desviado por él mismo y entregado a Morales Guerra para que, luego de ser trasladado a cuentas extranjeras, retornara para financiar campañas políticas y otras actividades.

¡Más claro no canta el gallo! Las escuchas telefónicas que mostraron la CICIG y el Ministerio Público confirman la relación corrupta de Barquín con Chico Dólar. Y la excelente entrevista del Miércoles 22, hecha por Emisoras Unidas a Barquín, simplemente lo dejó en jaque. ¿Qué queda ahora? Que el TSE y el Registro de Personas actúen de igual forma que con Portillo: aplicando el Artículo 113 a Barquín y considerándolo como lo que en realidad es: “no idóneo ni honrado para ocupar un cargo público”. Luego, que se le retire la inmunidad que tiene por el simple hecho de ser candidato y que se le juzgue para que sienta el verdadero peso de la ley, que por años no ha sido más que anoréxica.

Pero he aquí lo más irónico, o chistoso, de todo: esta brillante idea la dio Anabella De León, la “chica open-english” y candidata por la alcaldía a la ciudad, que en estas elecciones no ha hecho más que el ridículo demostrando que es “bilingüe”. Esta vez si que hizo algo útil!, ¡felicidades por eso! O mejor dicho: “congratulations”.

Sin embargo, la gota que rebalsará el vaso será esta: si la inscripción de Barquín como vicepresidente por el partido Líder es revocada, nuestro comediante favorito no podría buscar la presidencia, puesto que se quedaría “solo” en la planilla, sin un suplente y eso no está permitido. ¡Cómo duele la ley cuando se le aplica a todos! ¿verdad?

Poco a poco vamos viendo como el partido que era “rojo de furia” se torna en “blanco de miedo” y como la frase de una canción de Shakira se hace realidad: “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo (o país) que lo aguante”.