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¿Y ahora para qué sirve Barquín?

Redacción
20 de julio, 2015

Manuel Baldizón se ha caracterizado por un estilo de hacer política basada en la elección racional. El candidato presidencial sin duda alguna es un experto en medir el costo y beneficio de cada una de sus decisiones. Respaldado en ese método, exitosamente captó liderazgos metropolitanos importantes, como el de Edwin Escobar, Antonio Coro y Amílcar Rivera, además de los líderes fuertes de otros departamentos del país. Con esto dejaba clara su estrategia: ganar las elecciones a través del arrastre de votos de sus liderazgos locales.

En esa misma línea, el candidato presidencial de LIDER hizo un movimiento estratégico importante en su decisión de compañero de fórmula. Dejó en un segundo plano a Roberto Villate, quien en marzo de 2014 había sido proclamado posible vice-presidenciable de la agrupación y en su lugar, “fichó” a Edgar Barquín, quien fungía como presidente del Banco de Guatemala y era reconocido como un “tecnócrata”.

Siguiendo la lógica de la elección racional, la inclusión de Barquín podría tener como objetivo captar cierta simpatía entre las clases medias urbanas, las cuales tienden a demandar candidatos de alto perfil técnico. En efecto, incluir a un personaje experto en el manejo de la macroeconomía del país podría ser un mensaje de confianza hacia sectores preocupados por la agenda económica de Baldizón. En ese sentido, Barquín jugó un papel importante en la redacción del Plan de Gobierno, el cual en teoría, persigue una línea económica bastante conservadora.

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En los cálculos de Baldizón, Barquín podría ser un elemento clave para diferenciarse de su competidor o competidora en una posible segunda vuelta. De llegar a enfrentarse a una candidata como Sandra Torres, con quien compiten por el voto rural, los electores urbanos serían la clave para obtener la victoria.

Parecía que los movimientos en el ajedrez de Baldizón estaban controlados hasta que la CICIG y el MP solicitaron un antejuicio contra Edgar Barquín, acusándolo de ser parte de una red de lavado de dinero. Hacía unos días, este último había solicitado la no inscripción de Mario Leal, vice presidenciable de UNE, bajo el argumento de que no era un candidato idóneo.

Con la denuncia de CICIG y MP, Barquín pasa de ser la ficha ganadora de Baldizón, a su talón de Aquiles en el escenario de una segunda vuelta contra un partido como UNE. La supuesta simpatía que el ex presidente del Banco de Guatemala podría captar entre los electores urbanos se esfumó luego de la conferencia de prensa de los entes investigadores.

La situación legal de Barquín se convierte en un dolor de cabeza para Baldizón. Según algunos, de ser revocada la candidatura del vice-presidenciable, todo el binomio queda sin poder participar en la contienda. En caso de que las cortes decidiesen lo contrario, Baldizón participaría solo, lo cual representaría una gran debilidad ante sus oponentes. En caso de que no progresase el antejuicio, Baldizón de todas maneras estaría acompañado por un personaje que ha sido señalado públicamente de encabezar una banda de lavado de dinero y de financiamiento ilícito a campañas electorales. Esto de por sí ya es un duro golpe, lo cual hace costosa la permanencia de Barquín en el binomio.

Entendiendo la manera como Baldizón ha tomado sus decisiones, basadas en el costo y beneficio, no me sorprendería que decidiera encontrar un mecanismo legal para que Edgar Barquín presentara su renuncia a la candidatura, de esta manera librándose del costo político de ser acompañado por una persona cuestionada. La forma de hacer política de Baldizón no está basada en lealtades ni ideologías, sino en el pragmatismo de buscar el mayor beneficio. Dado todo lo mencionado, la pregunta que rondará su cabeza debe ser: ¿Ahora para qué me sirve Barquín? Después de la conferencia de CICIG, creo que todos ya sabemos la respuesta.

¿Y ahora para qué sirve Barquín?

Redacción
20 de julio, 2015

Manuel Baldizón se ha caracterizado por un estilo de hacer política basada en la elección racional. El candidato presidencial sin duda alguna es un experto en medir el costo y beneficio de cada una de sus decisiones. Respaldado en ese método, exitosamente captó liderazgos metropolitanos importantes, como el de Edwin Escobar, Antonio Coro y Amílcar Rivera, además de los líderes fuertes de otros departamentos del país. Con esto dejaba clara su estrategia: ganar las elecciones a través del arrastre de votos de sus liderazgos locales.

En esa misma línea, el candidato presidencial de LIDER hizo un movimiento estratégico importante en su decisión de compañero de fórmula. Dejó en un segundo plano a Roberto Villate, quien en marzo de 2014 había sido proclamado posible vice-presidenciable de la agrupación y en su lugar, “fichó” a Edgar Barquín, quien fungía como presidente del Banco de Guatemala y era reconocido como un “tecnócrata”.

Siguiendo la lógica de la elección racional, la inclusión de Barquín podría tener como objetivo captar cierta simpatía entre las clases medias urbanas, las cuales tienden a demandar candidatos de alto perfil técnico. En efecto, incluir a un personaje experto en el manejo de la macroeconomía del país podría ser un mensaje de confianza hacia sectores preocupados por la agenda económica de Baldizón. En ese sentido, Barquín jugó un papel importante en la redacción del Plan de Gobierno, el cual en teoría, persigue una línea económica bastante conservadora.

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En los cálculos de Baldizón, Barquín podría ser un elemento clave para diferenciarse de su competidor o competidora en una posible segunda vuelta. De llegar a enfrentarse a una candidata como Sandra Torres, con quien compiten por el voto rural, los electores urbanos serían la clave para obtener la victoria.

Parecía que los movimientos en el ajedrez de Baldizón estaban controlados hasta que la CICIG y el MP solicitaron un antejuicio contra Edgar Barquín, acusándolo de ser parte de una red de lavado de dinero. Hacía unos días, este último había solicitado la no inscripción de Mario Leal, vice presidenciable de UNE, bajo el argumento de que no era un candidato idóneo.

Con la denuncia de CICIG y MP, Barquín pasa de ser la ficha ganadora de Baldizón, a su talón de Aquiles en el escenario de una segunda vuelta contra un partido como UNE. La supuesta simpatía que el ex presidente del Banco de Guatemala podría captar entre los electores urbanos se esfumó luego de la conferencia de prensa de los entes investigadores.

La situación legal de Barquín se convierte en un dolor de cabeza para Baldizón. Según algunos, de ser revocada la candidatura del vice-presidenciable, todo el binomio queda sin poder participar en la contienda. En caso de que las cortes decidiesen lo contrario, Baldizón participaría solo, lo cual representaría una gran debilidad ante sus oponentes. En caso de que no progresase el antejuicio, Baldizón de todas maneras estaría acompañado por un personaje que ha sido señalado públicamente de encabezar una banda de lavado de dinero y de financiamiento ilícito a campañas electorales. Esto de por sí ya es un duro golpe, lo cual hace costosa la permanencia de Barquín en el binomio.

Entendiendo la manera como Baldizón ha tomado sus decisiones, basadas en el costo y beneficio, no me sorprendería que decidiera encontrar un mecanismo legal para que Edgar Barquín presentara su renuncia a la candidatura, de esta manera librándose del costo político de ser acompañado por una persona cuestionada. La forma de hacer política de Baldizón no está basada en lealtades ni ideologías, sino en el pragmatismo de buscar el mayor beneficio. Dado todo lo mencionado, la pregunta que rondará su cabeza debe ser: ¿Ahora para qué me sirve Barquín? Después de la conferencia de CICIG, creo que todos ya sabemos la respuesta.