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Cicig vs Líder

Redacción
14 de agosto, 2015

Guatemala, el país del mundo al revés, es difícil de interpretar. Por un lado tenemos a la Cicig; desde que el comisionado Carlos Castresana hizo público los resultados del caso Rosenberg, convirtiendo lo que parecía un asesinato en un suicido, el apoyo a la Comisión se vio dividido: la izquierda la apoyaba a ultranza y a la derecha le causaba ronchas.

Así continuó, y talvez se agravó, con el relevo de comisionado en manos de Dall’Anese, hasta que llegó Iván Velásquez al mando. El ahora comisionado se distingue de los otros dos porque es un hombre callado, sólo habla cuando tiene pruebas para respaldar sus palabras y no ha puesto de manifiesto sus sentimientos ideológicos. Además, no pudo haberse convertido en capitán de la Cicig en mejor momento, cuando Guatemala está a la vuelta de la esquina de otras elecciones pero la corrupción estalló en la cara a todos los políticos.

Velásquez se ha ganado el nombre de Iván el Temible, y con justa razón, parece que los políticos ya no tienen refugio donde esconderse, la Cicig se ha lanzado contra todos ellos, no discrimina entre colores ni ideologías. Sus investigaciones lograron que un vicepresidente, por primera vez en la era democrática, renunciara; que un presidente, cuya carta de presentación era la de hombre fuerte y disciplinado, esté por pasar a la historia como el peor Jefe de Estado de nuestra historia (¡todavía peor que Portillo!); y que diputados y jueces que antes se sentían intocables ahora estén rezando sus plegarias.

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Entre estos políticos se encuentran los hombres del partido Líder, dirigido por el aspirante a dictador Manuel Baldizón. Ahora que su candidatura está en riesgo, por los señalamientos contra su vicepresidenciable y la solicitud que se le despoje la inmunidad, la estrategia de Baldizón ha sido arremeter contra la Cicig, en específico contra el comisionado Velásquez.

Lo dejó claro durante su entrevista en CNN: la Cicig debe continuar, pero sin Velásquez. El enorme problema de Baldizón es que toma esta postura cuando la Cicig goza de sus mayores niveles de popularidad. Prensa Libre contrató una encuesta con la empresa ProDatos, según la cual la Comisión tiene un 87% de respaldo de la población, las asperezas ideológicas contra ella se han reducido bastante.

Los resultados se conocieron un día antes que los diputados de Líder presentaran un proyecto de ley en el Congreso para maniatar los poderes en la Cicig con el supuesto argumento de fortalecer al Ministerio Público e impedir la intervención extranjera en la persecución penal.

Baldizón intenta tomar el poder a través de la democracia, entendida la democracia como el gobierno del pueblo, para el pueblo. Sin embargo, su actitud en los últimos tiempos es a todas luces antidemocrática. Atacar a la Cicig hoy es atacar a la voluntad popular. Pésima estrategia.

Cicig vs Líder

Redacción
14 de agosto, 2015

Guatemala, el país del mundo al revés, es difícil de interpretar. Por un lado tenemos a la Cicig; desde que el comisionado Carlos Castresana hizo público los resultados del caso Rosenberg, convirtiendo lo que parecía un asesinato en un suicido, el apoyo a la Comisión se vio dividido: la izquierda la apoyaba a ultranza y a la derecha le causaba ronchas.

Así continuó, y talvez se agravó, con el relevo de comisionado en manos de Dall’Anese, hasta que llegó Iván Velásquez al mando. El ahora comisionado se distingue de los otros dos porque es un hombre callado, sólo habla cuando tiene pruebas para respaldar sus palabras y no ha puesto de manifiesto sus sentimientos ideológicos. Además, no pudo haberse convertido en capitán de la Cicig en mejor momento, cuando Guatemala está a la vuelta de la esquina de otras elecciones pero la corrupción estalló en la cara a todos los políticos.

Velásquez se ha ganado el nombre de Iván el Temible, y con justa razón, parece que los políticos ya no tienen refugio donde esconderse, la Cicig se ha lanzado contra todos ellos, no discrimina entre colores ni ideologías. Sus investigaciones lograron que un vicepresidente, por primera vez en la era democrática, renunciara; que un presidente, cuya carta de presentación era la de hombre fuerte y disciplinado, esté por pasar a la historia como el peor Jefe de Estado de nuestra historia (¡todavía peor que Portillo!); y que diputados y jueces que antes se sentían intocables ahora estén rezando sus plegarias.

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Entre estos políticos se encuentran los hombres del partido Líder, dirigido por el aspirante a dictador Manuel Baldizón. Ahora que su candidatura está en riesgo, por los señalamientos contra su vicepresidenciable y la solicitud que se le despoje la inmunidad, la estrategia de Baldizón ha sido arremeter contra la Cicig, en específico contra el comisionado Velásquez.

Lo dejó claro durante su entrevista en CNN: la Cicig debe continuar, pero sin Velásquez. El enorme problema de Baldizón es que toma esta postura cuando la Cicig goza de sus mayores niveles de popularidad. Prensa Libre contrató una encuesta con la empresa ProDatos, según la cual la Comisión tiene un 87% de respaldo de la población, las asperezas ideológicas contra ella se han reducido bastante.

Los resultados se conocieron un día antes que los diputados de Líder presentaran un proyecto de ley en el Congreso para maniatar los poderes en la Cicig con el supuesto argumento de fortalecer al Ministerio Público e impedir la intervención extranjera en la persecución penal.

Baldizón intenta tomar el poder a través de la democracia, entendida la democracia como el gobierno del pueblo, para el pueblo. Sin embargo, su actitud en los últimos tiempos es a todas luces antidemocrática. Atacar a la Cicig hoy es atacar a la voluntad popular. Pésima estrategia.