El pueblo guatemalteco, ese que solo se une para los partidos de la selección. El mismo que solo se recuerda de su nacionalidad, y el orgullo que da, cada 15 de septiembre. Los que no reconocen en sus diferencias su riqueza. Esos que se quedan callados.

Pero a pesar de todo eso, son un país lleno de alegría, solidaridad y coraje, coraje que salió a luz en el 2015. ¿Cuándo en su vida pensó usted ver a 80,000 guatemaltecos unidos por una misma causa? Ni con nuestra medalla olímpica, ni con Carlos Peña, ni el hexacampeonato de un equipo de fútbol ¡NI CON NADA! Me parece apoteósico que un hecho tan de deplorable como la corrupción nos hayamos hecho uno solo. ¡Gracias políticos corruptos! Gracias, porque mi país se unió. Gracias porque ese sueño tan intangible se materializó para hacer la unión, y ya saben lo que dicen: la unión hace la fuerza.

Todo muy lindo hasta aquí, todos felices, llenos de nacionalismo y ganas de cambiar el futuro del país, todo listo para una nueva Guatemala. Hemos sido portada de todos los periódicos nacionales y de algunos de los más importantes a nivel mundial. Somos ejemplo para los países vecinos, para los “hermanos mayores”, el país pequeñito que rugió y sonó hasta Marte. Pero nos toca hacer algo juntos, nos falta un paso muy importante y estamos a siete días de hacer más historia aún. Los ecos de la primavera deben de ser eternos y llegar a todas las nuevas generaciones. Piense, reflexione y vote.