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Jeremy Corbyn, el nuevo líder del partido Laborista

Redacción
17 de septiembre, 2015

El 12 de Septiembre el partido Laborista en el Reino Unido eligió a Jeremy Corbyn como su nuevo líder.  Corbyn tuvo casi el 60% de los votos y tiene el desafío de consolidar a un partido que tuvo una derrota histórica en las elecciones del 2014.  Sin embargo, los medios de comunicación y los analistas políticos concuerdan que la victoria de Corbyn es un paso hacia atrás para el partido Laborista.

Muchos atribuyen el éxito del partido Conservador (“Tories”) en las elecciones del año pasado a su acertada administración de la economía y las finanzas del Estado.  David Cameron, actual primer ministro del Reino Unido y líder de los Tories, implementó una política económica que se basaba en gran parte, en principios liberales.  Su gobierno disminuyó el gasto público, redujo los impuestos corporativos y ha trabajado en conjunto con el sector privado, incluso cuando esto era impopular.  Por ejemplo, los Laboristas querían controlar los precios de la energía y restringir el salario de los banqueros, ambas medidas eran populares con el electorado, pero contrarias a los principios del partido Conservador.  En ese momento el líder del partido Laborista era Ed Miliband, cuya ideología se consideraba a la izquierda de Tony Blair, laborista y primer ministro del Reino Unido de 1997 al 2007, sin embargo Jeremy Corbyn, ideológicamente está aún más a la izquierda que Ed Miliband.

Comentaristas en Londres están sorprendidos por la victoria de Corbyn, dicen que es un error estratégico del partido y les afectará negativamente en las siguientes elecciones, ya que se considera que Ed Miliband perdió, en parte, por estar muy a la izquierda en el espectro político y Corbyn hace ver a Miliband como un centrista.  Las políticas que Corbyn predica son: la nacionalización del sector de energía y ferroviario, incrementar los impuestos a la clase alta a 60%, control del gobierno sobre el Banco Central de Inglaterra (actualmente es una entidad independiente) y la creación de un fondo público de inversiones utilizando nuevo dinero creado por el banco central (lo que Corbyn llama una nueva forma de ‘Quantitative Easing’).  La última propuesta no es más que autorizar al gobierno a imprimir dinero y gastarlo en proyectos públicos.  Algunos parlamentarios del partido Laborista ya le dieron la espalda a Corbyn, estos seguirán en el partido pero no apoyarán a su nuevo líder en muchas de sus iniciativas.

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Corbyn ha capturado la imaginación de los afiliados laboristas, está por verse si sus ideas tendrán el mismo efecto con el público en general.  Dichas ideas no son nuevas, es más, son las mismas ideas que Margaret Thatcher venció en los años 80.  John McDonnell, principal asesor económico de Corbyn mencionó que si pudiera viajar en el tiempo mataría a la señora Thatcher, comentario por el cual tuvo que disculparse públicamente.  Ahora David Cameron, que trabajó con Thatcher en esa época, tendrá que defender sus políticas económicas ante este antiguo rival, la ciencia económica y la historia favorecen a los Tories. 

Jeremy Corbyn, el nuevo líder del partido Laborista

Redacción
17 de septiembre, 2015

El 12 de Septiembre el partido Laborista en el Reino Unido eligió a Jeremy Corbyn como su nuevo líder.  Corbyn tuvo casi el 60% de los votos y tiene el desafío de consolidar a un partido que tuvo una derrota histórica en las elecciones del 2014.  Sin embargo, los medios de comunicación y los analistas políticos concuerdan que la victoria de Corbyn es un paso hacia atrás para el partido Laborista.

Muchos atribuyen el éxito del partido Conservador (“Tories”) en las elecciones del año pasado a su acertada administración de la economía y las finanzas del Estado.  David Cameron, actual primer ministro del Reino Unido y líder de los Tories, implementó una política económica que se basaba en gran parte, en principios liberales.  Su gobierno disminuyó el gasto público, redujo los impuestos corporativos y ha trabajado en conjunto con el sector privado, incluso cuando esto era impopular.  Por ejemplo, los Laboristas querían controlar los precios de la energía y restringir el salario de los banqueros, ambas medidas eran populares con el electorado, pero contrarias a los principios del partido Conservador.  En ese momento el líder del partido Laborista era Ed Miliband, cuya ideología se consideraba a la izquierda de Tony Blair, laborista y primer ministro del Reino Unido de 1997 al 2007, sin embargo Jeremy Corbyn, ideológicamente está aún más a la izquierda que Ed Miliband.

Comentaristas en Londres están sorprendidos por la victoria de Corbyn, dicen que es un error estratégico del partido y les afectará negativamente en las siguientes elecciones, ya que se considera que Ed Miliband perdió, en parte, por estar muy a la izquierda en el espectro político y Corbyn hace ver a Miliband como un centrista.  Las políticas que Corbyn predica son: la nacionalización del sector de energía y ferroviario, incrementar los impuestos a la clase alta a 60%, control del gobierno sobre el Banco Central de Inglaterra (actualmente es una entidad independiente) y la creación de un fondo público de inversiones utilizando nuevo dinero creado por el banco central (lo que Corbyn llama una nueva forma de ‘Quantitative Easing’).  La última propuesta no es más que autorizar al gobierno a imprimir dinero y gastarlo en proyectos públicos.  Algunos parlamentarios del partido Laborista ya le dieron la espalda a Corbyn, estos seguirán en el partido pero no apoyarán a su nuevo líder en muchas de sus iniciativas.

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Corbyn ha capturado la imaginación de los afiliados laboristas, está por verse si sus ideas tendrán el mismo efecto con el público en general.  Dichas ideas no son nuevas, es más, son las mismas ideas que Margaret Thatcher venció en los años 80.  John McDonnell, principal asesor económico de Corbyn mencionó que si pudiera viajar en el tiempo mataría a la señora Thatcher, comentario por el cual tuvo que disculparse públicamente.  Ahora David Cameron, que trabajó con Thatcher en esa época, tendrá que defender sus políticas económicas ante este antiguo rival, la ciencia económica y la historia favorecen a los Tories.