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El látigo y la fuerza

Redacción
21 de septiembre, 2015

Estas últimas semanas el uso del látigo y la fuerza han aumentado la instintividad de los guatemaltecos y lo han alejado cada vez más del hombre civilizado. Esa heroica tarea, ese pulso político que se practica en nuestras cortes es el tributo impuesto bajo amenaza de sanciones por parte de países que están más allá de nuestras fronteras.

Enfatizo que es dudoso, una bufonada que los guatemaltecos se hubieran embarcado en un despertar ciudadano. No hay un ingenio extraordinario, ni habilidad política de maniobra o academia aplicada a la política. Quizá habrá algún factor psicológico que hizo entrampar a nuestro sistema de justicia de lo urgente a lo novelesco.

El declarar que el combate a la corrupción era más importante que la condición económica donde no hay un excedente nunca en condiciones de desarrollo humano es haber emitido un juicio político sobre Guatemala.

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Las dudas que empiezan a surgir en muchos guatemaltecos de la falsa filantropía y los recursos diplomáticos de países que se interesan por el combate a la corrupción como mecanismo para despertar pasiones que obliguen la mirada hacia otra parte y no puedan reconocer la deficiente ingobernabilidad de naciones fuera de nuestro contexto que luchan una férrea guerra por cuestiones económicas.

La inseguridad de la propsperidad de Guatemala nunca ha sido puesta en tela de juicio. Hay muchos factores favorables bajo el sistema de la libre empresa y muy pocos resultados en términos de prosperidad de la presión de la población o el enjuiciamiento de sus políticos.

El capitalismo a nivel mundial está pasando por una inseguridad que siguiendo las leyes de Mill por variación concomitante está provocando crisis políticas sucesivas en América Latina llamándolos desordenes económicos. No preocupa lo que sucederá a Guatemala en la segunda vuelta electoral o en los primeros seis meses de nuevo gobierno. Eso en palabras de Ortega es pre-ocuparse.

A quienes hay que intervenir, a quienes no. Quienes tienen poder para manipular las decisiones políticas de Guatemala y quien tiene la habilidad para mantener en paz la presión de la población.

Los guatemaltecos nos estamos aislando en una circunstancia que no se puede salvar: caer en manos de aquellos que sin adquirir ningún compromiso son los actores directos de los procesos de cambio social en Guatemala.

La parte económica es crucial en Guatemala. Esa es una política hondamente arrraigada que las fuerzas de la mediocridad son miopes para verla. Los guatemaltecos estamos optimistas a marchar sobre sendas de prosperidad pero los verdugos de ahora serán las víctimas del mañana.

El látigo y la fuerza

Redacción
21 de septiembre, 2015

Estas últimas semanas el uso del látigo y la fuerza han aumentado la instintividad de los guatemaltecos y lo han alejado cada vez más del hombre civilizado. Esa heroica tarea, ese pulso político que se practica en nuestras cortes es el tributo impuesto bajo amenaza de sanciones por parte de países que están más allá de nuestras fronteras.

Enfatizo que es dudoso, una bufonada que los guatemaltecos se hubieran embarcado en un despertar ciudadano. No hay un ingenio extraordinario, ni habilidad política de maniobra o academia aplicada a la política. Quizá habrá algún factor psicológico que hizo entrampar a nuestro sistema de justicia de lo urgente a lo novelesco.

El declarar que el combate a la corrupción era más importante que la condición económica donde no hay un excedente nunca en condiciones de desarrollo humano es haber emitido un juicio político sobre Guatemala.

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La inseguridad de la propsperidad de Guatemala nunca ha sido puesta en tela de juicio. Hay muchos factores favorables bajo el sistema de la libre empresa y muy pocos resultados en términos de prosperidad de la presión de la población o el enjuiciamiento de sus políticos.

El capitalismo a nivel mundial está pasando por una inseguridad que siguiendo las leyes de Mill por variación concomitante está provocando crisis políticas sucesivas en América Latina llamándolos desordenes económicos. No preocupa lo que sucederá a Guatemala en la segunda vuelta electoral o en los primeros seis meses de nuevo gobierno. Eso en palabras de Ortega es pre-ocuparse.

A quienes hay que intervenir, a quienes no. Quienes tienen poder para manipular las decisiones políticas de Guatemala y quien tiene la habilidad para mantener en paz la presión de la población.

Los guatemaltecos nos estamos aislando en una circunstancia que no se puede salvar: caer en manos de aquellos que sin adquirir ningún compromiso son los actores directos de los procesos de cambio social en Guatemala.

La parte económica es crucial en Guatemala. Esa es una política hondamente arrraigada que las fuerzas de la mediocridad son miopes para verla. Los guatemaltecos estamos optimistas a marchar sobre sendas de prosperidad pero los verdugos de ahora serán las víctimas del mañana.