Todos los guatemaltecos tenemos muy claro, cuán importante es el modificar la legislación que da estructura al sistema político guatemalteco. Es decir, la necesidad de cambios en la ley electoral y partidos políticos, es algo que debiéramos hacer de inmediato. Sin embargo, el problema es de confianza. ¿Vamos a dejar qué, justamente aquellos a quienes pretendemos depurar, sean quienes lleven a cabo esta tarea? Esto es equivalente a poner a cuidar la carne, precisamente, al perro del hortelano.
No obstante, hacer los cambios necesarios para asegurar un balance entre gobernabilidad y representatividad, persiste y es fundamental para construir la Guatemala, que todos deseamos. Y la que debiéramos heredar a las futuras generaciones.
Cambiar la ley electoral para depurar el próximo Congreso no fue posible. Y hacer los cambios, es una responsabilidad de la actual legislatura. Lo más probable es que esta tarea sea heredada a la siguiente. Con una fuerte cantidad de los mismos legisladores corruptos. Y que están incrustados en la legislatura, cual garrapatas a los semovientes.
¿Qué se debe hacer entonces, para que los llamados a legislar en nombre de los guatemaltecos, y a favor del pueblo que los elige, lo hagan? Me parece que la única solución a esta encrucijada, es solamente una. Y esta es ejercer el poder soberano del pueblo y depurarlos a la fuerza. La presión de la gente debe ser tal, que se provoque que estos politicastros, no tengan otra opción que renunciar y abandonar esta curul, que hoy día ostentan. Y qué en realidad usurpan, a causa de las componendas que la ley actual les permite.
No sé en qué cabeza cabe, que sean los forajidos que nos tienen en este caos de gobernabilidad, quienes aprueben y modifiquen las leyes que les fijarán los limites a sus abusos. Los diputados corruptos, no se van a disparar en el propio pie adrede. Sí tiene plumas, patas palmeadas, vive en un estanque y dice “cuac”, seguramente es un pato.
La única manera de depurar a estos corruptos es quitándoles la delegación que de forma aviesa están usurpando gracias a las granjerías que la ley amañada les permite.
Piensen quienes de ustedes han tenido noción de a quien eligen como su representante al Congreso. Sí se vota por listas cerradas, las cuales son consensuadas por estas mafias, hoy día llamados partidos políticos. Que no son otra cosa que vehículos electoreros para perpetuar a estas “chorchas”.
Las manifestaciones ciudadanas no deben cesar, en tanto no depuremos a estos diputados corruptos. Y tal cual relata el Popol Vuh: “Qué todos se levanten y que nadie se quede atrás”
Todos los guatemaltecos tenemos muy claro, cuán importante es el modificar la legislación que da estructura al sistema político guatemalteco. Es decir, la necesidad de cambios en la ley electoral y partidos políticos, es algo que debiéramos hacer de inmediato. Sin embargo, el problema es de confianza. ¿Vamos a dejar qué, justamente aquellos a quienes pretendemos depurar, sean quienes lleven a cabo esta tarea? Esto es equivalente a poner a cuidar la carne, precisamente, al perro del hortelano.
No obstante, hacer los cambios necesarios para asegurar un balance entre gobernabilidad y representatividad, persiste y es fundamental para construir la Guatemala, que todos deseamos. Y la que debiéramos heredar a las futuras generaciones.
Cambiar la ley electoral para depurar el próximo Congreso no fue posible. Y hacer los cambios, es una responsabilidad de la actual legislatura. Lo más probable es que esta tarea sea heredada a la siguiente. Con una fuerte cantidad de los mismos legisladores corruptos. Y que están incrustados en la legislatura, cual garrapatas a los semovientes.
¿Qué se debe hacer entonces, para que los llamados a legislar en nombre de los guatemaltecos, y a favor del pueblo que los elige, lo hagan? Me parece que la única solución a esta encrucijada, es solamente una. Y esta es ejercer el poder soberano del pueblo y depurarlos a la fuerza. La presión de la gente debe ser tal, que se provoque que estos politicastros, no tengan otra opción que renunciar y abandonar esta curul, que hoy día ostentan. Y qué en realidad usurpan, a causa de las componendas que la ley actual les permite.
No sé en qué cabeza cabe, que sean los forajidos que nos tienen en este caos de gobernabilidad, quienes aprueben y modifiquen las leyes que les fijarán los limites a sus abusos. Los diputados corruptos, no se van a disparar en el propio pie adrede. Sí tiene plumas, patas palmeadas, vive en un estanque y dice “cuac”, seguramente es un pato.
La única manera de depurar a estos corruptos es quitándoles la delegación que de forma aviesa están usurpando gracias a las granjerías que la ley amañada les permite.
Piensen quienes de ustedes han tenido noción de a quien eligen como su representante al Congreso. Sí se vota por listas cerradas, las cuales son consensuadas por estas mafias, hoy día llamados partidos políticos. Que no son otra cosa que vehículos electoreros para perpetuar a estas “chorchas”.
Las manifestaciones ciudadanas no deben cesar, en tanto no depuremos a estos diputados corruptos. Y tal cual relata el Popol Vuh: “Qué todos se levanten y que nadie se quede atrás”