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Los guatemaltecos no volverán a la plaza (por ahora)

Redacción
22 de noviembre, 2015

Iniciamos la recta final del 2015, un año marcado por las movilizaciones ciudadanas que sacudieron a la clase política guatemalteca. La actitud de los guatemaltecos fue ejemplar. Alejados de la violencia y dentro del marco legal, Guatemala salió de una de las crisis políticas más profundas del periodo democrático. Dicha experiencia se ha convertido en un caso de éxito de transición política pacífica.

Sin embargo, la corrupción se mantiene y eso ha motivado a algunos ciudadanos a promover un regreso a la plaza para este sábado 28 de noviembre. ¿Tendrá éxito este llamado?

Sin ánimo de ser etiquetado como pesimista o pro-statu quo, quisiera plantear algunas variables que me permiten predecir escasa asistencia a la manifestación del sábado

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  1. No existe un caso reciente de corrupción denunciado por CICIG y MP que indigne ampliamente a la sociedad guatemalteca.

La medida sustitutiva a Medrano, la no renuncia de Beltranena, y los múltiples antejuicios a diputados, han generado crítica de parte de muchos guatemaltecos, sin embargo, ninguno de estos casos es lo suficientemente conocido o influyente como para ameritar una movilización masiva.

2. Las manifestaciones anteriores fueron exitosas porque tenían nombre y apellido

La mayoría de los participantes tenían un objetivo: la renuncia de Roxana Baldetti, y más adelante, la renuncia de Otto Pérez Molina. Al ya no estar presentes estos dos personajes, el incentivo de la mayoría de personas de participar se disipó.

3. El movimiento vuelve a sus raíces urbanas, por ende perdiendo fuerza e impacto

Inicialmente las manifestaciones fueron expresiones de una clase media urbana que demandaba un alto a la corrupción. Dada la magnitud de los casos de corrupción, la movilización se convirtió en un fenómeno multisectorial, que incluyó también a grupos organizados en lo rural.

Es muy poco probable que una crisis en el sistema hospitalario, o casos de corrupción de un alcalde de un municipio del departamento de Guatemala, incentiven la participación de los sectores rurales en una manifestación masiva.

4. El momento político ha cambiado

Cuando las personas salieron a la plaza en abril, se tenía las elecciones a la vuelta de la esquina. En ese momento, se sentía la necesidad de una renovación del sistema político. El panorama es muy diferente ahora. Las elecciones ya tomaron lugar y para muchos guatemaltecos, hubo una renovación importante. Un candidato que nunca había participado ganó la presidencia, de manera contundente. Es decir, para muchos se dio la renovación y se tiene la esperanza que el presidente electo pueda impulsar la lucha contra la corrupción.

5. Las mismas tácticas no funcionan dos veces

Ciertamente, el modelo de movilización espontánea fue efectivo en su primera fase. Sin embargo, a menos que exista una razón como las anteriormente mencionadas, será muy difícil que vuelva a funcionar. De hecho, luego de la renuncia de Roxana Baldetti, las protestas ya habían disminuido su intensidad; fue el antejuicio contra Pérez Molina lo que elevó de nuevo la indignación de los guatemaltecos y les hizo salir a la plaza.

Estas son algunas de las razones que permiten inferir una escasa asistencia a la convocatoria para el 28 de noviembre. Sin embargo, algo está claro: los guatemaltecos son mucho menos indiferentes ahora a los escándalos de corrupción. Un escándalo que involucre a cualquier jefe de gobierno en el futuro será suficiente para tener de nuevo movilizaciones masivas en la Plaza de la Constitución.

Los guatemaltecos no volverán a la plaza (por ahora)

Redacción
22 de noviembre, 2015

Iniciamos la recta final del 2015, un año marcado por las movilizaciones ciudadanas que sacudieron a la clase política guatemalteca. La actitud de los guatemaltecos fue ejemplar. Alejados de la violencia y dentro del marco legal, Guatemala salió de una de las crisis políticas más profundas del periodo democrático. Dicha experiencia se ha convertido en un caso de éxito de transición política pacífica.

Sin embargo, la corrupción se mantiene y eso ha motivado a algunos ciudadanos a promover un regreso a la plaza para este sábado 28 de noviembre. ¿Tendrá éxito este llamado?

Sin ánimo de ser etiquetado como pesimista o pro-statu quo, quisiera plantear algunas variables que me permiten predecir escasa asistencia a la manifestación del sábado

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  1. No existe un caso reciente de corrupción denunciado por CICIG y MP que indigne ampliamente a la sociedad guatemalteca.

La medida sustitutiva a Medrano, la no renuncia de Beltranena, y los múltiples antejuicios a diputados, han generado crítica de parte de muchos guatemaltecos, sin embargo, ninguno de estos casos es lo suficientemente conocido o influyente como para ameritar una movilización masiva.

2. Las manifestaciones anteriores fueron exitosas porque tenían nombre y apellido

La mayoría de los participantes tenían un objetivo: la renuncia de Roxana Baldetti, y más adelante, la renuncia de Otto Pérez Molina. Al ya no estar presentes estos dos personajes, el incentivo de la mayoría de personas de participar se disipó.

3. El movimiento vuelve a sus raíces urbanas, por ende perdiendo fuerza e impacto

Inicialmente las manifestaciones fueron expresiones de una clase media urbana que demandaba un alto a la corrupción. Dada la magnitud de los casos de corrupción, la movilización se convirtió en un fenómeno multisectorial, que incluyó también a grupos organizados en lo rural.

Es muy poco probable que una crisis en el sistema hospitalario, o casos de corrupción de un alcalde de un municipio del departamento de Guatemala, incentiven la participación de los sectores rurales en una manifestación masiva.

4. El momento político ha cambiado

Cuando las personas salieron a la plaza en abril, se tenía las elecciones a la vuelta de la esquina. En ese momento, se sentía la necesidad de una renovación del sistema político. El panorama es muy diferente ahora. Las elecciones ya tomaron lugar y para muchos guatemaltecos, hubo una renovación importante. Un candidato que nunca había participado ganó la presidencia, de manera contundente. Es decir, para muchos se dio la renovación y se tiene la esperanza que el presidente electo pueda impulsar la lucha contra la corrupción.

5. Las mismas tácticas no funcionan dos veces

Ciertamente, el modelo de movilización espontánea fue efectivo en su primera fase. Sin embargo, a menos que exista una razón como las anteriormente mencionadas, será muy difícil que vuelva a funcionar. De hecho, luego de la renuncia de Roxana Baldetti, las protestas ya habían disminuido su intensidad; fue el antejuicio contra Pérez Molina lo que elevó de nuevo la indignación de los guatemaltecos y les hizo salir a la plaza.

Estas son algunas de las razones que permiten inferir una escasa asistencia a la convocatoria para el 28 de noviembre. Sin embargo, algo está claro: los guatemaltecos son mucho menos indiferentes ahora a los escándalos de corrupción. Un escándalo que involucre a cualquier jefe de gobierno en el futuro será suficiente para tener de nuevo movilizaciones masivas en la Plaza de la Constitución.