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La pérdida de convicción de la civilización occidental, parte I

Nicholas Virzi
02 de diciembre, 2015

Los progresistas occidentales suelen vincular el fanatismo violento musulmán a las intervenciones del ex Presidente de Estados Unidos George W. Bush, quien tuvo que responder a los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos. Esta afirmación es falsa en todo sentido. Primero, no fueron “sus” guerras. Las guerras de Estados Unidos bajo el gobierno de George W. Bush eran legitimas y legales en el marco constitucional Estadunidense, lo único que importa en un sistema político internacional cuyo rasgo central es la anarquía entre estado-naciones. El Presidente George W. Bush obtuvo permiso legal del legislativo de Estados Unidos para proceder con la defensa de Estados Unidos ante los ataques de un movimiento terrorista islámico global. En un sistema político global donde no existe gobierno mundial como para imponer sobre los países individuales sus ordenes, quedan perfectamente validas, legales, y legítimas las guerras de Estados Unidos contra el terrorismo islámico bajo el gobierno de George W. Bush.

Otro mito: las guerras de Bush fueron un fracaso. Al contrario. Las guerras ofensivas de Estados Unidos contra el terrorismo islámico tuvieron gran éxito. Ante los ataques audaces de los terroristas islámicos, se tomó la ofensiva, negándole refugio seguro a los terroristas, dificultando la puesta en marcha de numerosos ataques violentos, que seguramente hubieran cobrado miles de vidas de inocentes. Después de Madrid, después de Londres, de Charlie Hebdo, después de Paris en 2015, ha de ser una verdad evidente de que si no se aplastan a los terroristas islámicos en sus lugares de origen en Medio Oriente, vendrán a Occidente a matarnos.[1]

George W. Bush también sacó del poder en Afganistán a los Talibanes, esos ángeles de la humanidad que, entre muchos otros crímenes contra la humanidad, intentaron asesinar a la niña Malala Yousafzai (premio Nobel de la Paz en 2014) en un intento fallido que le desfiguró la cara, solo porque se atrevió a hablar en pro de los derechos de las niñas de aprender.[2] Esto se menciona porque la critica de que la intervención militar sacó del poder al régimen actual, creando un vacío de poder, abre al cuestionamiento sobre el tipo de régimen político que existía en el momento de la intervención. El tema de que el vacío de poder fue decisión de otro Presidente, Obama, es tema de otro articulo.

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Críticos progresistas de las “guerras de Bush” tratan de negar cualquier vinculo del extremismo islámico con Islam. A su vez, afirman que el terrorismo islámico es consecuencia directa de las intervenciones militares de Estados Unidos en Medio Oriente. Este argumento es falso e ilógico. Empíricamente, no explica el surgimiento del terrorismo islámico en otras regiones donde no ha habido intervenciones militares Americanas como, por ejemplo, África. En África el movimiento islámico Boko Haram asesina indiscriminadamente, y captura niñas como esclavas sexuales, aunque no hubo ninguna invasión Americana en sus tierras. El denominador común en estos casos no es la intervención militar de Estados Unidos, es el Islam. Sera tal y como los terroristas lo entienden, pero es Islam, en sus mentes. En nuestra era progresista que permite todo tipo de auto identificación, eso ha de ser suficiente. Los terroristas islámicos son islámicos porque así lo afirman ellos mismos. Caso cerrado.

[1] Otros éxitos fueron colaterales. Bush sacó del poder al dictador iraquí, Saddam Hussein. Esto, entre muchas otras cosas, posteriormente le permitió el voto libre a cientos de miles de mujeres en Iraq. Eso no fue la intención principal, sino una consecuencia no intencionada muy positiva. La intención directa fue sacar a un dictador totalitario enemigo del poder. Eso se hizo. Que fuese deseable es otra cuestión.

[2] Al ver que fallaron, los Talibanes juraron repetir sus intentos hasta matarla. El pecado de Malala ante los Talibanes, enemigos de Bush? Abogar por la educación de la mujer en los países islámicos.

La pérdida de convicción de la civilización occidental, parte I

Nicholas Virzi
02 de diciembre, 2015

Los progresistas occidentales suelen vincular el fanatismo violento musulmán a las intervenciones del ex Presidente de Estados Unidos George W. Bush, quien tuvo que responder a los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos. Esta afirmación es falsa en todo sentido. Primero, no fueron “sus” guerras. Las guerras de Estados Unidos bajo el gobierno de George W. Bush eran legitimas y legales en el marco constitucional Estadunidense, lo único que importa en un sistema político internacional cuyo rasgo central es la anarquía entre estado-naciones. El Presidente George W. Bush obtuvo permiso legal del legislativo de Estados Unidos para proceder con la defensa de Estados Unidos ante los ataques de un movimiento terrorista islámico global. En un sistema político global donde no existe gobierno mundial como para imponer sobre los países individuales sus ordenes, quedan perfectamente validas, legales, y legítimas las guerras de Estados Unidos contra el terrorismo islámico bajo el gobierno de George W. Bush.

Otro mito: las guerras de Bush fueron un fracaso. Al contrario. Las guerras ofensivas de Estados Unidos contra el terrorismo islámico tuvieron gran éxito. Ante los ataques audaces de los terroristas islámicos, se tomó la ofensiva, negándole refugio seguro a los terroristas, dificultando la puesta en marcha de numerosos ataques violentos, que seguramente hubieran cobrado miles de vidas de inocentes. Después de Madrid, después de Londres, de Charlie Hebdo, después de Paris en 2015, ha de ser una verdad evidente de que si no se aplastan a los terroristas islámicos en sus lugares de origen en Medio Oriente, vendrán a Occidente a matarnos.[1]

George W. Bush también sacó del poder en Afganistán a los Talibanes, esos ángeles de la humanidad que, entre muchos otros crímenes contra la humanidad, intentaron asesinar a la niña Malala Yousafzai (premio Nobel de la Paz en 2014) en un intento fallido que le desfiguró la cara, solo porque se atrevió a hablar en pro de los derechos de las niñas de aprender.[2] Esto se menciona porque la critica de que la intervención militar sacó del poder al régimen actual, creando un vacío de poder, abre al cuestionamiento sobre el tipo de régimen político que existía en el momento de la intervención. El tema de que el vacío de poder fue decisión de otro Presidente, Obama, es tema de otro articulo.

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Críticos progresistas de las “guerras de Bush” tratan de negar cualquier vinculo del extremismo islámico con Islam. A su vez, afirman que el terrorismo islámico es consecuencia directa de las intervenciones militares de Estados Unidos en Medio Oriente. Este argumento es falso e ilógico. Empíricamente, no explica el surgimiento del terrorismo islámico en otras regiones donde no ha habido intervenciones militares Americanas como, por ejemplo, África. En África el movimiento islámico Boko Haram asesina indiscriminadamente, y captura niñas como esclavas sexuales, aunque no hubo ninguna invasión Americana en sus tierras. El denominador común en estos casos no es la intervención militar de Estados Unidos, es el Islam. Sera tal y como los terroristas lo entienden, pero es Islam, en sus mentes. En nuestra era progresista que permite todo tipo de auto identificación, eso ha de ser suficiente. Los terroristas islámicos son islámicos porque así lo afirman ellos mismos. Caso cerrado.

[1] Otros éxitos fueron colaterales. Bush sacó del poder al dictador iraquí, Saddam Hussein. Esto, entre muchas otras cosas, posteriormente le permitió el voto libre a cientos de miles de mujeres en Iraq. Eso no fue la intención principal, sino una consecuencia no intencionada muy positiva. La intención directa fue sacar a un dictador totalitario enemigo del poder. Eso se hizo. Que fuese deseable es otra cuestión.

[2] Al ver que fallaron, los Talibanes juraron repetir sus intentos hasta matarla. El pecado de Malala ante los Talibanes, enemigos de Bush? Abogar por la educación de la mujer en los países islámicos.