¡Y entonces pasó la Navidad! Espero de todo corazón que la haya pasado muy bien al lado de su familia y que haya comido mucho y muy bien, porque sospecho que eso es lo que verdaderamente alegra a aquel al que celebramos cada 25 de diciembre. Porque no podemos, ni debemos, olvidar la verdadera razón de esta celebración. Esto porque al tenerla presente es técnicamente estar triste o hacer algo que cause tristeza a nuestros seres queridos. Una celebración más al que vino a esta tierra a darnos la mayor prueba de amor.
Pero resulta que es en este momento, justo después del atraco de la Navidad, cuando nos ponemos a reflexionar sobre nuestra vida; todo aquello que logramos y lo que aplazamos por un año más. No sé qué es lo que tiene diciembre que potencia cualquier sentimiento, es por ello que algunos se sienten más melancólicos y otros inexplicablemente alegres. Yo no sé cómo le habrá ido a usted en cuanto a sus propósitos ni tampoco si le está rogando a todos los que están habitando el cielo, o a cualquier fuerza mayor, que el 2015 se vaya pronto. O tal vez le haya ido muy bien y está haciendo todo por disfrutar los últimos días de este singular año. Y con singular nos quedamos cortos, este año no puede ser contado como uno más, de ninguna manera porque sería injusto. Puede que a nivel personal este año no haya sido el mejor, pero en conjunto logramos muchísimas cosas por nuestro país. Cosas inimaginables, algunas ni siquiera las creíamos posibles, pero vaya que se alanzaron.
En este año hicimos de todo un poco. Nos indignamos, bueno así siempre hemos estado, pero en esta ocasión decidimos actuar. Votamos, se rebasó la anterior asistencia a los centros de votaciones, en primera vuelta. Lo anterior quiere decir que aunque algunos de los candidatos por los que votamos no pasaron a siguiente vuelta hicimos valer nuestro derecho de elegir gobernantes. Después a regañadientes volvimos a votar, aquí con el dato histórico de la abstinencia al voto y aquellos que fueron marcados como nulos. Entre estas dos ocasiones pues nos enorgullecimos mucho de ser guatemaltecos por la brillante participación de nuestros atletas en los juegos Panamericanos de Toronto, donde se consiguieron además de varias medallas de oro, otras cuantas clasificaciones para los próximos juegos olímpicos. También en septiembre, cuando cada que se mencionaba, y aún pasa, a Ixcanul se nos erizaba un poco la piel, no solo por la magnífica historia que escupe realidad, también porque está llena de talento y trabajo arduo y honesto. Situación que le llevó a ser la película guatemalteca más premiada en la historia de nuestro cine.
Singular porque aunque vivimos muchos logros también nos tocó vivir un poco de incertidumbre al pasar unos cuantos días sin vicepresidente y luego cuando el elegido para este puesto debió pasar a ser Presidente. Luego se nos hizo un nudo en el alma al enterarnos del desastre del Cambray. Pero resulta que en todas esas ocasiones no nos rendimos y nos unimos un poco más y encontramos la forma en la que todos nos ayudamos a ser mejores y más fuertes.
Sí, fue un año lleno de sorpresas, de todo tipo. Pero puedo apostar que todas ellas nos hicieron sentirnos vivos. Y es justamente eso lo que le deseo para este 2016, vida. Porque es viviendo, y no me refiero solo literalmente, como nos atrevemos a más cosas y aunque nos detenemos algo a medir riesgos los corremos hoy porque una vez que se siente eso de estar vivos se vuelve adictivo. Si algo he aprendido es que esta vida nunca nos deja perder y de cada situación podemos sacar algo bueno, es una promesa.
Que el 2015 le haya dado mucha felicidad y que en el 2016 logre cumplir más aquellas cosas que ni siquiera se propuso y sueñe más y mejor que ahora. Comparta mucho con su familia, con sus amigos porque eso nos ayuda a multiplicar la vida. Coma, y hágalo bien porque luego se vuelve al ajetreado modo de vivir que llevamos y es más complicado. Irónicamente, trate de no complicarse y siempre vaya más allá. Qué Dios le bendiga mucho y le acompañe siempre. ¡¡Feliz 2016!!
¡Y entonces pasó la Navidad! Espero de todo corazón que la haya pasado muy bien al lado de su familia y que haya comido mucho y muy bien, porque sospecho que eso es lo que verdaderamente alegra a aquel al que celebramos cada 25 de diciembre. Porque no podemos, ni debemos, olvidar la verdadera razón de esta celebración. Esto porque al tenerla presente es técnicamente estar triste o hacer algo que cause tristeza a nuestros seres queridos. Una celebración más al que vino a esta tierra a darnos la mayor prueba de amor.
Pero resulta que es en este momento, justo después del atraco de la Navidad, cuando nos ponemos a reflexionar sobre nuestra vida; todo aquello que logramos y lo que aplazamos por un año más. No sé qué es lo que tiene diciembre que potencia cualquier sentimiento, es por ello que algunos se sienten más melancólicos y otros inexplicablemente alegres. Yo no sé cómo le habrá ido a usted en cuanto a sus propósitos ni tampoco si le está rogando a todos los que están habitando el cielo, o a cualquier fuerza mayor, que el 2015 se vaya pronto. O tal vez le haya ido muy bien y está haciendo todo por disfrutar los últimos días de este singular año. Y con singular nos quedamos cortos, este año no puede ser contado como uno más, de ninguna manera porque sería injusto. Puede que a nivel personal este año no haya sido el mejor, pero en conjunto logramos muchísimas cosas por nuestro país. Cosas inimaginables, algunas ni siquiera las creíamos posibles, pero vaya que se alanzaron.
En este año hicimos de todo un poco. Nos indignamos, bueno así siempre hemos estado, pero en esta ocasión decidimos actuar. Votamos, se rebasó la anterior asistencia a los centros de votaciones, en primera vuelta. Lo anterior quiere decir que aunque algunos de los candidatos por los que votamos no pasaron a siguiente vuelta hicimos valer nuestro derecho de elegir gobernantes. Después a regañadientes volvimos a votar, aquí con el dato histórico de la abstinencia al voto y aquellos que fueron marcados como nulos. Entre estas dos ocasiones pues nos enorgullecimos mucho de ser guatemaltecos por la brillante participación de nuestros atletas en los juegos Panamericanos de Toronto, donde se consiguieron además de varias medallas de oro, otras cuantas clasificaciones para los próximos juegos olímpicos. También en septiembre, cuando cada que se mencionaba, y aún pasa, a Ixcanul se nos erizaba un poco la piel, no solo por la magnífica historia que escupe realidad, también porque está llena de talento y trabajo arduo y honesto. Situación que le llevó a ser la película guatemalteca más premiada en la historia de nuestro cine.
Singular porque aunque vivimos muchos logros también nos tocó vivir un poco de incertidumbre al pasar unos cuantos días sin vicepresidente y luego cuando el elegido para este puesto debió pasar a ser Presidente. Luego se nos hizo un nudo en el alma al enterarnos del desastre del Cambray. Pero resulta que en todas esas ocasiones no nos rendimos y nos unimos un poco más y encontramos la forma en la que todos nos ayudamos a ser mejores y más fuertes.
Sí, fue un año lleno de sorpresas, de todo tipo. Pero puedo apostar que todas ellas nos hicieron sentirnos vivos. Y es justamente eso lo que le deseo para este 2016, vida. Porque es viviendo, y no me refiero solo literalmente, como nos atrevemos a más cosas y aunque nos detenemos algo a medir riesgos los corremos hoy porque una vez que se siente eso de estar vivos se vuelve adictivo. Si algo he aprendido es que esta vida nunca nos deja perder y de cada situación podemos sacar algo bueno, es una promesa.
Que el 2015 le haya dado mucha felicidad y que en el 2016 logre cumplir más aquellas cosas que ni siquiera se propuso y sueñe más y mejor que ahora. Comparta mucho con su familia, con sus amigos porque eso nos ayuda a multiplicar la vida. Coma, y hágalo bien porque luego se vuelve al ajetreado modo de vivir que llevamos y es más complicado. Irónicamente, trate de no complicarse y siempre vaya más allá. Qué Dios le bendiga mucho y le acompañe siempre. ¡¡Feliz 2016!!