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2015 en Guatemala

Redacción
30 de diciembre, 2015

Describir en una cuartilla periodística los acontecimientos que formaron opinión pública durante los doce meses, puede resultar polémico y limitado.
Pero si es necesario detener una violentísima campaña del rumor que puede convertir a los guatemaltecos en inquisidores de sí mismos y terminar haciendo un daño irreparable a sus familias en el contexto del inicio de 2016.
Personalmente estoy satisfecho de muchos logros alcanzados durante 2015 y del cese de las confrontaciones públicas que traspasaron las fronteras de nuestro país y han puesto en la balanza la percepción de rule of law a nivel global y no una simple acción de Estados políticos sobre estados políticos en temas no políticos sino jurídicos.
Me he sorprendido los numerosos comentarios sobre las acciones particulares de los guatemaltecos en muchos medios alrededor del mundo y traducidos a múltiples idiomas que permiten ese paso en el proceso de civilización.
Guatemala en 2015 no es un país excepcional. Es mi tierra con sus vicisitudes cuyo clamor es más por armonía que sed de venganza. Tampoco los guatemaltecos hacen largas filas clamando un mejor Estado. Están conscientes de la valoración de José Ortega y Gasset de salvar la circunstancia para respetar la condición humana.
Evidentemente si lo expreso de manera grosera diría que mis paisanos responden con balbuceos y monosílabos o el silencio a la corrupción de Estado. Las acciones fortalecidas manipulando la opinión pública están produciendo esa diada del mundo medieval ingles que exalta en un Robín Hood a la encarnación del bien y del mal en una sola persona.
El presidente electo, los alcaldes, magistrados, diputados y la pléyade de burócratas esperan en 2016 hacer frente al problema más importante de la percepción guatemalteca: la corrupción de Estado. En esa percepción incluyendo a la nación entera, la corrupción no tiene sus héroes del bien ni en sus instituciones, ni en el apoyo internacional. En una sola palabra su búsqueda de justicia no es legítima porque fue encauzada en el uso excesivo de la fuerza y los mandatos de la ONU, del Ministerio Público, que mostraron los ejemplos de la corrupción encarcelando a unos cuantos, pero ciegos completamente a la realidad de Guatemala.
El principio de 2016 es igual al final de 2015. Los guatemaltecos debemos entender el consenso general del pueblo que se representa en las acciones en la búsqueda de la armonía en los hogares. Un excelente fin de año y bendiciones a los hogares guatemaltecos en 2016.

2015 en Guatemala

Redacción
30 de diciembre, 2015

Describir en una cuartilla periodística los acontecimientos que formaron opinión pública durante los doce meses, puede resultar polémico y limitado.
Pero si es necesario detener una violentísima campaña del rumor que puede convertir a los guatemaltecos en inquisidores de sí mismos y terminar haciendo un daño irreparable a sus familias en el contexto del inicio de 2016.
Personalmente estoy satisfecho de muchos logros alcanzados durante 2015 y del cese de las confrontaciones públicas que traspasaron las fronteras de nuestro país y han puesto en la balanza la percepción de rule of law a nivel global y no una simple acción de Estados políticos sobre estados políticos en temas no políticos sino jurídicos.
Me he sorprendido los numerosos comentarios sobre las acciones particulares de los guatemaltecos en muchos medios alrededor del mundo y traducidos a múltiples idiomas que permiten ese paso en el proceso de civilización.
Guatemala en 2015 no es un país excepcional. Es mi tierra con sus vicisitudes cuyo clamor es más por armonía que sed de venganza. Tampoco los guatemaltecos hacen largas filas clamando un mejor Estado. Están conscientes de la valoración de José Ortega y Gasset de salvar la circunstancia para respetar la condición humana.
Evidentemente si lo expreso de manera grosera diría que mis paisanos responden con balbuceos y monosílabos o el silencio a la corrupción de Estado. Las acciones fortalecidas manipulando la opinión pública están produciendo esa diada del mundo medieval ingles que exalta en un Robín Hood a la encarnación del bien y del mal en una sola persona.
El presidente electo, los alcaldes, magistrados, diputados y la pléyade de burócratas esperan en 2016 hacer frente al problema más importante de la percepción guatemalteca: la corrupción de Estado. En esa percepción incluyendo a la nación entera, la corrupción no tiene sus héroes del bien ni en sus instituciones, ni en el apoyo internacional. En una sola palabra su búsqueda de justicia no es legítima porque fue encauzada en el uso excesivo de la fuerza y los mandatos de la ONU, del Ministerio Público, que mostraron los ejemplos de la corrupción encarcelando a unos cuantos, pero ciegos completamente a la realidad de Guatemala.
El principio de 2016 es igual al final de 2015. Los guatemaltecos debemos entender el consenso general del pueblo que se representa en las acciones en la búsqueda de la armonía en los hogares. Un excelente fin de año y bendiciones a los hogares guatemaltecos en 2016.