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El error es un excelente maestro

Redacción
21 de diciembre, 2015

“El que nunca cambia de opinión, nunca corrige sus errores, nunca será más sabio mañana de lo que lo es hoy”. Esta frase -atribuida a Tryon Edwards, teólogo norteamericano del siglo XIX reconocido por su publicación: “Un diccionario de pensamientos”- resalta el impacto que un error puede tener en el aprendizaje.

Recientemente presencié una discusión entre dos personas respecto a un tema de Matemática: el primero afirmaba que una operación tenía un resultado determinado y la segunda en forma razonada explicaba porque ese resultado era errado y presentaba el resultado correcto. En realidad, el tema no ameritaba mucha discusión, pero quien estaba correcto insistía en hacer valer su punto, y quien estaba incorrecto defendía su respuesta, sin razonarla. Uno cometió el error aritmético y el error de defender su punto sin razonamiento alguno. El otro cometió el error de tratar de hacer vale su punto y de molestarse porque el primero no aceptaba su razonamiento. El primero pudo haber aprendido de su error, al tener el beneficio que alguien con mayor conocimiento le explicara y de paso, pudo aprender como sustentar las ideas. El segundo aprendió de las intervenciones de terceros, que lo llamaron a considerar si valía la pena insistir en hacer valer su punto y que el primero aceptara su razonamiento.

Dudo que haya persona alguna que pueda decir con toda honestidad “nunca me he equivocado”, pues errar es humano. Reconocer un error para evitar cometerlo de nuevo lleva al aprendizaje. Tanto así que la Dirección general de evaluación e investigación educativa – DIGEDUCA – del Ministerio de Educación elaboró una serie de publicaciones que se llama “aprender del error” buscando aportar a mejorar la calidad educativa. En la enseñanza de la Matemática muchos docentes insisten que los estudiantes utilicen el lápiz para realizar su trabajo y así pueden borrar cuando se equivocan. Pero borran efectivamente los errores de los cuales pudieran aprender y usar de referencia para el futuro; usar bolígrafo es más efectivo, pues al cometer un error, este se puede encerrar en corchetes o señalar de alguna otra manera a fin que al estudiante le quede una referencia de la cual aprender.

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Pero esto no aplica solo al aprendizaje de la Matemática, sino que a todos los aspectos de la vida: qué estrategias utilicemos para aprender de nuestros errores y como evitaremos recaer en el mismo error es el verdadero aprendizaje. Thomas Alva Edison, inventor de la bombilla, hizo mil intentos antes tener éxito en crear una bombilla incandescente de alta resistencia con una potencia de 16 vatios y que podía durar encendida 1,500 horas. Bajo la óptica de Alva Edison, “no fueron mil intentos fallidos, sino un invento de mil pasos.” La sociedad global se continúa beneficiando de inventos creados por medio de errores: el horno microondas fue inventado cuando Percy Spencer -un ingeniero the Rayethon Corpoporation mientras investigaba sobre asuntos relacionados con radiación – se dio cuenta que su barra de chocolate se derretía durante sus experimentos. Los Corn Flakes fueron inventados cuando los hermanos John y Will Kellog accidentalmente dejaron sobre la estufa durante varios días una olla con granos hervidos que produjo una mezcla mohosa pero generó un producto grueso y seco. Experimentaron con este error logrando eliminar el moho y así, creando los famosos Corn Flakes. Un error llevó a la invención de las impresoras de inyección de tinta cuando un ingeniero la empresa Canon colocó una plancha caliente sobre su bolígrafo y este expulsó la tinta del mismo.

En las vísperas de un nuevo gobierno y luego de los escándalos de corrupción que han hecho noticias durante varios meses, los guatemaltecos estamos demostrando aprender del error: hemos puesto más atención a nuestras autoridades, votamos por un nuevo presidente que promete no ser de los políticos tradicionales que la población rechazó en los últimos meses y estamos atentos a las personas que conformarán el futuro gabinete, lo cual no era de interés popular en años anteriores. En la misma medida que estamos aprendiendo de nuestros errores ciudadanos del pasado de falta de interés político o de involucramiento en las riendas del Estado, deberemos estar vigilantes ante el nuevo gobierno. El nuevo gobierno seguramente cometerá errores y debemos ser tolerantes ante ellos siempre y cuando sus funcionarios aprendan de los mismos en beneficio de la población. Lo importante es que, como ciudadanos, estemos pendientes que nuestras nuevas autoridades tomen de referencia tanto sus propios errores como errores de gobiernos pasados para guiar mejor el destino de la nación. Tal como dijo John Dewey, psicólogo y filósofo norteamericano del siglo pasado cuyas ideas han sido influyentes en el movimiento de educación progresiva que pone énfasis en aprender haciendo: “En el fracaso hay aprendizaje. La persona que realmente piensa aprende tanto de sus errores como de sus éxitos”.

El error es un excelente maestro

Redacción
21 de diciembre, 2015

“El que nunca cambia de opinión, nunca corrige sus errores, nunca será más sabio mañana de lo que lo es hoy”. Esta frase -atribuida a Tryon Edwards, teólogo norteamericano del siglo XIX reconocido por su publicación: “Un diccionario de pensamientos”- resalta el impacto que un error puede tener en el aprendizaje.

Recientemente presencié una discusión entre dos personas respecto a un tema de Matemática: el primero afirmaba que una operación tenía un resultado determinado y la segunda en forma razonada explicaba porque ese resultado era errado y presentaba el resultado correcto. En realidad, el tema no ameritaba mucha discusión, pero quien estaba correcto insistía en hacer valer su punto, y quien estaba incorrecto defendía su respuesta, sin razonarla. Uno cometió el error aritmético y el error de defender su punto sin razonamiento alguno. El otro cometió el error de tratar de hacer vale su punto y de molestarse porque el primero no aceptaba su razonamiento. El primero pudo haber aprendido de su error, al tener el beneficio que alguien con mayor conocimiento le explicara y de paso, pudo aprender como sustentar las ideas. El segundo aprendió de las intervenciones de terceros, que lo llamaron a considerar si valía la pena insistir en hacer valer su punto y que el primero aceptara su razonamiento.

Dudo que haya persona alguna que pueda decir con toda honestidad “nunca me he equivocado”, pues errar es humano. Reconocer un error para evitar cometerlo de nuevo lleva al aprendizaje. Tanto así que la Dirección general de evaluación e investigación educativa – DIGEDUCA – del Ministerio de Educación elaboró una serie de publicaciones que se llama “aprender del error” buscando aportar a mejorar la calidad educativa. En la enseñanza de la Matemática muchos docentes insisten que los estudiantes utilicen el lápiz para realizar su trabajo y así pueden borrar cuando se equivocan. Pero borran efectivamente los errores de los cuales pudieran aprender y usar de referencia para el futuro; usar bolígrafo es más efectivo, pues al cometer un error, este se puede encerrar en corchetes o señalar de alguna otra manera a fin que al estudiante le quede una referencia de la cual aprender.

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Pero esto no aplica solo al aprendizaje de la Matemática, sino que a todos los aspectos de la vida: qué estrategias utilicemos para aprender de nuestros errores y como evitaremos recaer en el mismo error es el verdadero aprendizaje. Thomas Alva Edison, inventor de la bombilla, hizo mil intentos antes tener éxito en crear una bombilla incandescente de alta resistencia con una potencia de 16 vatios y que podía durar encendida 1,500 horas. Bajo la óptica de Alva Edison, “no fueron mil intentos fallidos, sino un invento de mil pasos.” La sociedad global se continúa beneficiando de inventos creados por medio de errores: el horno microondas fue inventado cuando Percy Spencer -un ingeniero the Rayethon Corpoporation mientras investigaba sobre asuntos relacionados con radiación – se dio cuenta que su barra de chocolate se derretía durante sus experimentos. Los Corn Flakes fueron inventados cuando los hermanos John y Will Kellog accidentalmente dejaron sobre la estufa durante varios días una olla con granos hervidos que produjo una mezcla mohosa pero generó un producto grueso y seco. Experimentaron con este error logrando eliminar el moho y así, creando los famosos Corn Flakes. Un error llevó a la invención de las impresoras de inyección de tinta cuando un ingeniero la empresa Canon colocó una plancha caliente sobre su bolígrafo y este expulsó la tinta del mismo.

En las vísperas de un nuevo gobierno y luego de los escándalos de corrupción que han hecho noticias durante varios meses, los guatemaltecos estamos demostrando aprender del error: hemos puesto más atención a nuestras autoridades, votamos por un nuevo presidente que promete no ser de los políticos tradicionales que la población rechazó en los últimos meses y estamos atentos a las personas que conformarán el futuro gabinete, lo cual no era de interés popular en años anteriores. En la misma medida que estamos aprendiendo de nuestros errores ciudadanos del pasado de falta de interés político o de involucramiento en las riendas del Estado, deberemos estar vigilantes ante el nuevo gobierno. El nuevo gobierno seguramente cometerá errores y debemos ser tolerantes ante ellos siempre y cuando sus funcionarios aprendan de los mismos en beneficio de la población. Lo importante es que, como ciudadanos, estemos pendientes que nuestras nuevas autoridades tomen de referencia tanto sus propios errores como errores de gobiernos pasados para guiar mejor el destino de la nación. Tal como dijo John Dewey, psicólogo y filósofo norteamericano del siglo pasado cuyas ideas han sido influyentes en el movimiento de educación progresiva que pone énfasis en aprender haciendo: “En el fracaso hay aprendizaje. La persona que realmente piensa aprende tanto de sus errores como de sus éxitos”.