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Las cosas que pasan

Redacción
18 de diciembre, 2015

Nuestro país es probablemente uno de los territorios donde más hechos insólitos ocurren, a veces se juntan hasta tres en un mismo día, y esta semana no fue la excepción. Entre el cambio climático haciéndose presente y las siempre ocurrentes decisiones de los políticos tenemos siempre en Guatemala un tema de conversación. Y tristemente la mayoría son de esos que enervan.

Para empezar estamos, esta es una situación globalizada, viviendo uno de los diciembres más calorosos de los últimos tiempos. Este mes se ha sentido muy marzo o abril por la presencia de los intensos rayos del sol y más parece que la pista de hielo que está en el parque central se convertirá en una piscina pública para poder aminorar el calor. Por si queda alguna duda acerca de que nuestro planeta nos “está pidiendo pelo” con nuestro uso desmedido de recursos.

El lunes tuvimos la triste noticia que la pequeñita Rosalina Tum había muerto como consecuencia de un incendio. La nena tenía apenas tres años. Su mamá se había ido a trabajar y la había dejado a cargo de su hermana mayor. Da algo de coraje pensar que las madres de nuestro país tienen que llegar hasta a arriesgar o “descuidar” a sus hijos con tal de poder bridarles un mejor futuro o al menos un presente digno.

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El miércoles gracias a las redes sociales se hizo viral el post de Carlos Vásquez. Un post que estaba lleno de impotencia. En este explicaba que a eso de las dos de la mañana en el hospital general San Juan de Dios había sonado la alarma que indicaba la falta de oxígeno. Y como el mismo dice, esto es sin duda el colmo de los colmos. Y aunque el ministro de salud se haya empeñado en aclarar que esta deficiencia no tenía nada que ver con la evidente crisis que sufre el sistema de salud pública, me parece aberrante que cosas como esta puedan ocurrir. Es decir, se está tratando con la salud de las personas, su vida literalmente depende de ello y ni siquiera se les puede garantizar algo tan fundamental como el oxígeno. Tanto la empresa proveedora como el ministerio de salud deberían de recordar su verdadero sentido, o al menos por el que deberían velar. A consecuencia de estas deficiencias fallecieron dos niños. Algo que sin duda parte el alma.

La indignación incrementa al enterarnos que cada diputado recibió como aginaldo la “humilde” cuota de 29,100 quetzales. Así, sin retrasos o esperas. Al contrario de la mayor parte de los trabajadores, quiénes se matan trabajando y si bien les va reciben esta ayuda.

Y luego está Juan Manuel Giordano, que a sus 23 años y en su primera legislatura llegó a 5 cambios de bancadas. Todo un récord. Es un lástima que lejos de representar a la generación en la que nació, que con modestia aparte he de decir que estamos luchando por el cambio que todos queremos, es justamente todo eso que anhelamos fuera de nuestro país. Uno no cambia de ideologías, porque al final eso es lo que representan los partidos políticos y si no pues lo que deberían, como se cambia de corbata.

Pero otra cosa que pasa es que se está acercando Navidad, esa época mágica en la que todos somos más felices y algo más generosos. Desde aquí, deseo que pase una muy feliz navidad y que se olvide de las cosas que pasan y haga que pasen las cosas, las buenas, las que sí valen la pena. Quiera mucho a su familia, coma y sonría a más no poder.

Las cosas que pasan

Redacción
18 de diciembre, 2015

Nuestro país es probablemente uno de los territorios donde más hechos insólitos ocurren, a veces se juntan hasta tres en un mismo día, y esta semana no fue la excepción. Entre el cambio climático haciéndose presente y las siempre ocurrentes decisiones de los políticos tenemos siempre en Guatemala un tema de conversación. Y tristemente la mayoría son de esos que enervan.

Para empezar estamos, esta es una situación globalizada, viviendo uno de los diciembres más calorosos de los últimos tiempos. Este mes se ha sentido muy marzo o abril por la presencia de los intensos rayos del sol y más parece que la pista de hielo que está en el parque central se convertirá en una piscina pública para poder aminorar el calor. Por si queda alguna duda acerca de que nuestro planeta nos “está pidiendo pelo” con nuestro uso desmedido de recursos.

El lunes tuvimos la triste noticia que la pequeñita Rosalina Tum había muerto como consecuencia de un incendio. La nena tenía apenas tres años. Su mamá se había ido a trabajar y la había dejado a cargo de su hermana mayor. Da algo de coraje pensar que las madres de nuestro país tienen que llegar hasta a arriesgar o “descuidar” a sus hijos con tal de poder bridarles un mejor futuro o al menos un presente digno.

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El miércoles gracias a las redes sociales se hizo viral el post de Carlos Vásquez. Un post que estaba lleno de impotencia. En este explicaba que a eso de las dos de la mañana en el hospital general San Juan de Dios había sonado la alarma que indicaba la falta de oxígeno. Y como el mismo dice, esto es sin duda el colmo de los colmos. Y aunque el ministro de salud se haya empeñado en aclarar que esta deficiencia no tenía nada que ver con la evidente crisis que sufre el sistema de salud pública, me parece aberrante que cosas como esta puedan ocurrir. Es decir, se está tratando con la salud de las personas, su vida literalmente depende de ello y ni siquiera se les puede garantizar algo tan fundamental como el oxígeno. Tanto la empresa proveedora como el ministerio de salud deberían de recordar su verdadero sentido, o al menos por el que deberían velar. A consecuencia de estas deficiencias fallecieron dos niños. Algo que sin duda parte el alma.

La indignación incrementa al enterarnos que cada diputado recibió como aginaldo la “humilde” cuota de 29,100 quetzales. Así, sin retrasos o esperas. Al contrario de la mayor parte de los trabajadores, quiénes se matan trabajando y si bien les va reciben esta ayuda.

Y luego está Juan Manuel Giordano, que a sus 23 años y en su primera legislatura llegó a 5 cambios de bancadas. Todo un récord. Es un lástima que lejos de representar a la generación en la que nació, que con modestia aparte he de decir que estamos luchando por el cambio que todos queremos, es justamente todo eso que anhelamos fuera de nuestro país. Uno no cambia de ideologías, porque al final eso es lo que representan los partidos políticos y si no pues lo que deberían, como se cambia de corbata.

Pero otra cosa que pasa es que se está acercando Navidad, esa época mágica en la que todos somos más felices y algo más generosos. Desde aquí, deseo que pase una muy feliz navidad y que se olvide de las cosas que pasan y haga que pasen las cosas, las buenas, las que sí valen la pena. Quiera mucho a su familia, coma y sonría a más no poder.