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“Navidad 2015”

Ramon Parellada
24 de diciembre, 2015

Hoy es Navidad, una de las fiestas y épocas del año que más me gustan. Y es momento de hacer una pausa en el camino para reflexionar sobre lo que ha ocurrido en este año, revisar lo que no ha salido como hemos planificado y aprender para que las cosas salgan mejor el próximo. Es momento de hacer una revisión de las cosas que nos dan sentido a nuestra vida, lo que vale la pena.

En una cena navideña que tengo año con año con un grupo de buenos amigos, uno de ellos, a quién hace un año le dio un infarto, nos decía que la vida cambió para él, lo que antes le parecía importante ya no lo es y ahora se preocupa más por su familia, sus amigos, y las personas que le rodean o con quien tiene alguna relación de amistad, de trabajo o incluso porque han coincidido en lo que sea. Sus prioridades son otras. Me pregunté y te pregunto: ¿Cuáles son tus prioridades? ¿Cuál es el sentido de tu vida? ¡Qué es lo importante para ti?

Y ¿por qué ahora en Navidad estas reflexiones? Pienso que porque es una época en la que todos estamos un poco más sensibles. Sentimos más la presencia de los otros. Nos fijamos en ellos. Queremos darles algún regalo, intercambiar algún momento con esas personas que amamos y que nos aman. Y nuestra sensibilidad hacia el prójimo es mayor. Pensamos en aquellos que no han sido tan afortunados por la razón que sea, o que sufren, que están enfermos y desahuciados, que tienen algo pendiente por resolver y eso les quita el sueño y la paz interior.

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Es momento de reflexionar también sobre nuestras vidas y lo que sigue después que ya no estamos. Hacer un examen de lo que hemos dejado, el legado hacia los que nos siguen, a nuestros hijos, nietos y a los demás. Podemos decir que hemos dejado huella y de la buena o nos sentimos arrepentidos por no haber hecho lo suficiente. Siempre vamos a querer más, siempre vamos a tener cosas inconclusas pero si estamos ya a punto de partir debemos estar satisfechos de lo bien hecho y no pensar lo que faltó por hacer y que el tiempo no nos dio par más.

Anthony de Mello habla del desapego y es justo el mensaje que quiero trasmitir en este año. El desapego no sólo es hacia las cosas materiales. No quiero decir que no esté bien buscar las cosas materiales, no, al contrario, es importante y necesario hacerlo para alcanzar una vida mejor. Pero el desapego te ayuda a estar en paz contigo mismo si por cualquier motivo, de pronto, pierdes todo lo material que tienes (una quiebra por ejemplo). Y te permite tener la cabeza fría y una paz interior para volver a comenzar con fuerza. Ese desapego es el que te sirve cuando no te aferras enfermizamente a algo que puedes dejar de tener en cualquier momento. Mi amigo, que vio de cerca la muerte, entendió en ese momento que nada de lo que tenía y que le quitaba el sueño antes de su infarto, le serviría si ya no está. Ahora sigue luchando y trabajando pero sin que esas cosas le quiten el sueño.

Pero hay un desapego mayor del que nos habla De Mello. Es el desapego de quien ama y es feliz. El desapego a las personas que amamos. Y es difícil entenderlo pero nos cuenta que el verdadero amor no es apegado, es un amor desapegado. Un amor que te hace ser feliz incluso sin los seres que amas. Llegar a este momento de entendimiento debe ser muy difícil y vivirlo más aún. Y justo este desapego es el que debemos aprender a vivir porque nos ayudará a ser felices en esta vida. Y también nos ayudará a dejar esta vida en paz, con una intensa felicidad interna, sobre todo para los cristianos que esperamos pasar a una vida mejor.

Hice estas meditaciones en este espacio porque sé que hay muchas personas que tienen algún ser muy querido enfermo, en situación difícil. Y están sufriendo. Están tristes. Y es natural y obvio. Es muy humano. Pero tal vez, si logramos entender que el amor desapegado es el verdadero amor podamos vivir mejor esta etapa final de nuestro ser querido. Es tiempo de agradecer por todo lo bueno que hemos tenido al lado de nuestros seres amados. Agradecer ese gran legado que nos deja quien parte. Un legado de amor, de paz, de hermandad, de hacer las cosas correctamente como deben hacerse, de compartir, de vivir intensamente la vida a cada instante. Agradecer a Dios por lo que nos ha permitido ser y tener y también por lo que no hemos podido hacer.

Celebremos felices hoy el nacimiento de Jesús, sobretodo en nuestros corazones, independientemente de la situación en que estemos porque Jesús es amor y esperanza. Es una fiesta que debemos celebrar en nuestro hogar con la familia.

Feliz Navidad a todos.

“Navidad 2015”

Ramon Parellada
24 de diciembre, 2015

Hoy es Navidad, una de las fiestas y épocas del año que más me gustan. Y es momento de hacer una pausa en el camino para reflexionar sobre lo que ha ocurrido en este año, revisar lo que no ha salido como hemos planificado y aprender para que las cosas salgan mejor el próximo. Es momento de hacer una revisión de las cosas que nos dan sentido a nuestra vida, lo que vale la pena.

En una cena navideña que tengo año con año con un grupo de buenos amigos, uno de ellos, a quién hace un año le dio un infarto, nos decía que la vida cambió para él, lo que antes le parecía importante ya no lo es y ahora se preocupa más por su familia, sus amigos, y las personas que le rodean o con quien tiene alguna relación de amistad, de trabajo o incluso porque han coincidido en lo que sea. Sus prioridades son otras. Me pregunté y te pregunto: ¿Cuáles son tus prioridades? ¿Cuál es el sentido de tu vida? ¡Qué es lo importante para ti?

Y ¿por qué ahora en Navidad estas reflexiones? Pienso que porque es una época en la que todos estamos un poco más sensibles. Sentimos más la presencia de los otros. Nos fijamos en ellos. Queremos darles algún regalo, intercambiar algún momento con esas personas que amamos y que nos aman. Y nuestra sensibilidad hacia el prójimo es mayor. Pensamos en aquellos que no han sido tan afortunados por la razón que sea, o que sufren, que están enfermos y desahuciados, que tienen algo pendiente por resolver y eso les quita el sueño y la paz interior.

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Es momento de reflexionar también sobre nuestras vidas y lo que sigue después que ya no estamos. Hacer un examen de lo que hemos dejado, el legado hacia los que nos siguen, a nuestros hijos, nietos y a los demás. Podemos decir que hemos dejado huella y de la buena o nos sentimos arrepentidos por no haber hecho lo suficiente. Siempre vamos a querer más, siempre vamos a tener cosas inconclusas pero si estamos ya a punto de partir debemos estar satisfechos de lo bien hecho y no pensar lo que faltó por hacer y que el tiempo no nos dio par más.

Anthony de Mello habla del desapego y es justo el mensaje que quiero trasmitir en este año. El desapego no sólo es hacia las cosas materiales. No quiero decir que no esté bien buscar las cosas materiales, no, al contrario, es importante y necesario hacerlo para alcanzar una vida mejor. Pero el desapego te ayuda a estar en paz contigo mismo si por cualquier motivo, de pronto, pierdes todo lo material que tienes (una quiebra por ejemplo). Y te permite tener la cabeza fría y una paz interior para volver a comenzar con fuerza. Ese desapego es el que te sirve cuando no te aferras enfermizamente a algo que puedes dejar de tener en cualquier momento. Mi amigo, que vio de cerca la muerte, entendió en ese momento que nada de lo que tenía y que le quitaba el sueño antes de su infarto, le serviría si ya no está. Ahora sigue luchando y trabajando pero sin que esas cosas le quiten el sueño.

Pero hay un desapego mayor del que nos habla De Mello. Es el desapego de quien ama y es feliz. El desapego a las personas que amamos. Y es difícil entenderlo pero nos cuenta que el verdadero amor no es apegado, es un amor desapegado. Un amor que te hace ser feliz incluso sin los seres que amas. Llegar a este momento de entendimiento debe ser muy difícil y vivirlo más aún. Y justo este desapego es el que debemos aprender a vivir porque nos ayudará a ser felices en esta vida. Y también nos ayudará a dejar esta vida en paz, con una intensa felicidad interna, sobre todo para los cristianos que esperamos pasar a una vida mejor.

Hice estas meditaciones en este espacio porque sé que hay muchas personas que tienen algún ser muy querido enfermo, en situación difícil. Y están sufriendo. Están tristes. Y es natural y obvio. Es muy humano. Pero tal vez, si logramos entender que el amor desapegado es el verdadero amor podamos vivir mejor esta etapa final de nuestro ser querido. Es tiempo de agradecer por todo lo bueno que hemos tenido al lado de nuestros seres amados. Agradecer ese gran legado que nos deja quien parte. Un legado de amor, de paz, de hermandad, de hacer las cosas correctamente como deben hacerse, de compartir, de vivir intensamente la vida a cada instante. Agradecer a Dios por lo que nos ha permitido ser y tener y también por lo que no hemos podido hacer.

Celebremos felices hoy el nacimiento de Jesús, sobretodo en nuestros corazones, independientemente de la situación en que estemos porque Jesús es amor y esperanza. Es una fiesta que debemos celebrar en nuestro hogar con la familia.

Feliz Navidad a todos.