Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Talento educativo chapín

Redacción
13 de diciembre, 2015

En Guatemala hay talento educativo y personas con el verdadero afán de impactar en la educación guatemalteca. Durante semanas me he estado reuniendo con un grupo de educadores especialistas en Matemática educativa y otras áreas y ha sido un privilegio escucharlos debatir. Este grupo de educadores están desarrollando un proyecto innovador para mejorar la calidad educativa de estudiantes de nivel medio; los he escuchado debatir y defender sus puntos de vista y aprender de los puntos de vista de otros; los he visto investigar, estudiar y proponer alternativas para mejorar la calidad educativa. He presenciado cuando reciben algún curso de capacitación y he observado la atención e interés que prestan para aprender y mejorar sus propias competencias para ser mejores educadores. También los he visto en acción dando clases, preocupados por verdaderamente estimular el aprendizaje de sus estudiantes de manera efectiva y divertida.

Más importante aún, he podido apreciar el impacto que estos educadores han tenido en sus estudiantes, algunos: jóvenes escolares y universitarios, otros: docentes en servicio y otros: trabajadores de empresas. Han logrado encender una chispa en ellos, despertando un interés por aprender. He visto a los estudiantes entablar discusiones constructivas en búsqueda de diversas y creativas soluciones a un problema. He observado la transformación de apatía a gusto por una materia que tradicionalmente ha sido la más temida, mejorando su comprensión sobre lo que conforma el mundo, reconstruyendo su autoestima y desarrollando herramientas para razonar y resolver problemas de la vida.

Sé que en Guatemala hay personas que eligen el campo de la educación por motivos otros que vocación, pero he tenido la grata oportunidad de conocer a muchas personas que precisamente han escogido este campo por vocación; por amor al país; por un deseo genuino de contribuir en la construcción de una mejor sociedad. No dudo que algunos calificarán mis apreciaciones como utópicas u optimistas, mientras otros aplaudirán reconocer que también tenemos cosas buenas. No me cabe duda que habrán algunos que con solo leer el título, descalificarán el contenido sin siquiera leer esta columna y sé que habrán otros que la leerán y con acostumbrado escepticismo, opinarán que escribo sobre una realidad ajena a Guatemala. Pero también anticipo que habrán más personas que compartirán mi apreciación que en Guatemala también contamos con educadores talentosos y comprometidos.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Escribo aquí sobre aspectos positivos en la educación en Guatemala. Sin embargo, reconozco que nuestros índices educativos son muy bajos; que cerca de 91 de cada 100 graduandos perdieron las evaluaciones de Matemática y que 74 de cada 100 graduandos perdieron las de lectura; reconozco que 98 de cada 100 docentes de primaria pierden las pruebas de Matemática de primaria, que muchas escuelas cuentan con deficiente infraestructura, que en promedio en el sector oficial recibieron 115 de los 180 días obligatorios de clase, que muchos estudiantes no reciben los textos a tiempo y muchas más deficiencias de nuestro sistema educativo. Sé que según el Índice de Competitividad Global publicado por el World Economic Forum, como país nos ubicamos en la posición 135 de 144 países en calidad en la enseñanza de Ciencias y Matemática. ¿Tenemos que mejorar? ¡Definitivamente! La educación en Guatemala está en crisis, pero no por eso todo lo que hacen los educadores o quienes participan del sector educativo es malo.

Tenemos mucho talento, dedicación y vocación. Uno de los miembros del grupo que describí en el primer párrafo es estudiante de ingeniería en sistemas y luego de recibir formación especializada en Matemática educativa y trabajar como educadora paralelamente mientras estudia, ha decidido iniciar una nueva carrera universitaria, esta vez en educación, con el sacrificio de tiempo que le representará y el costo de hacerlo en una universidad privada. Otro de los miembros de ese mismo grupo tuvo una oferta de trabajo en donde ganaría 4 veces más de lo que devengaba en su trabajo anterior. Sin embargo, valoró más su propio aprendizaje y desarrollo con el equipo de personas con quien trabajaba, discutía y aprendía de educación todas las tardes, al punto que estaba dispuesto a declinar la oferta de trabajo para mantener su pertenencia al grupo de especialistas en Matemática educativa. Otro miembro, psicólogo con un don especial para la educación y para la Matemática, es autodidacta, con mucho carisma y un verdadero líder educativo. Otro miembro ha buscado año con año recursos para participar en congresos educativos internacionales y ha sido acreedor de reconocimientos locales e internacionales por su dedicación. Una de estas educadoras – economista y catedrática universitaria – integra su experiencia en otros campos para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Quisiera mencionarlas todas, pero no lo hago por falta de espacio.

Cómo éstas, hay muchas anécdotas más de cada uno de talentosos educadores de quien hago mención en el inicio de esta columna. Son personas dedicadas, comprometidas con mejorar la educación y conscientes que para hacerlo, es indispensable su continuada formación; son personas capaces de analizar una situación bajo distintos ángulos, hambrientos de mejorar su desarrollo y con la humildad suficiente para reconocer cuando se equivocan o cuando otras ideas sobrepasan las propias. Son personas inteligentes, respetables, capaces y dedicadas; ¡son educadores talentosos! A estos magníficos educadores a quienes menciono únicamente por su primer nombre, dedico esta columna: Maria Olga S., Ismar H., Darwin M., Samantha T., Patsy J., Paula C., Werner O., Willy H., Candy B., Eduardo M., Daniel P., Obed D., Josué R., Debbie Y., Martín L., Baudino Ch., Luis Ch., Claudia C. y Mónica C.. ¡Gracias por su compromiso desinteresado por mejorar la educación para que construyamos un mejor país!

Talento educativo chapín

Redacción
13 de diciembre, 2015

En Guatemala hay talento educativo y personas con el verdadero afán de impactar en la educación guatemalteca. Durante semanas me he estado reuniendo con un grupo de educadores especialistas en Matemática educativa y otras áreas y ha sido un privilegio escucharlos debatir. Este grupo de educadores están desarrollando un proyecto innovador para mejorar la calidad educativa de estudiantes de nivel medio; los he escuchado debatir y defender sus puntos de vista y aprender de los puntos de vista de otros; los he visto investigar, estudiar y proponer alternativas para mejorar la calidad educativa. He presenciado cuando reciben algún curso de capacitación y he observado la atención e interés que prestan para aprender y mejorar sus propias competencias para ser mejores educadores. También los he visto en acción dando clases, preocupados por verdaderamente estimular el aprendizaje de sus estudiantes de manera efectiva y divertida.

Más importante aún, he podido apreciar el impacto que estos educadores han tenido en sus estudiantes, algunos: jóvenes escolares y universitarios, otros: docentes en servicio y otros: trabajadores de empresas. Han logrado encender una chispa en ellos, despertando un interés por aprender. He visto a los estudiantes entablar discusiones constructivas en búsqueda de diversas y creativas soluciones a un problema. He observado la transformación de apatía a gusto por una materia que tradicionalmente ha sido la más temida, mejorando su comprensión sobre lo que conforma el mundo, reconstruyendo su autoestima y desarrollando herramientas para razonar y resolver problemas de la vida.

Sé que en Guatemala hay personas que eligen el campo de la educación por motivos otros que vocación, pero he tenido la grata oportunidad de conocer a muchas personas que precisamente han escogido este campo por vocación; por amor al país; por un deseo genuino de contribuir en la construcción de una mejor sociedad. No dudo que algunos calificarán mis apreciaciones como utópicas u optimistas, mientras otros aplaudirán reconocer que también tenemos cosas buenas. No me cabe duda que habrán algunos que con solo leer el título, descalificarán el contenido sin siquiera leer esta columna y sé que habrán otros que la leerán y con acostumbrado escepticismo, opinarán que escribo sobre una realidad ajena a Guatemala. Pero también anticipo que habrán más personas que compartirán mi apreciación que en Guatemala también contamos con educadores talentosos y comprometidos.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Escribo aquí sobre aspectos positivos en la educación en Guatemala. Sin embargo, reconozco que nuestros índices educativos son muy bajos; que cerca de 91 de cada 100 graduandos perdieron las evaluaciones de Matemática y que 74 de cada 100 graduandos perdieron las de lectura; reconozco que 98 de cada 100 docentes de primaria pierden las pruebas de Matemática de primaria, que muchas escuelas cuentan con deficiente infraestructura, que en promedio en el sector oficial recibieron 115 de los 180 días obligatorios de clase, que muchos estudiantes no reciben los textos a tiempo y muchas más deficiencias de nuestro sistema educativo. Sé que según el Índice de Competitividad Global publicado por el World Economic Forum, como país nos ubicamos en la posición 135 de 144 países en calidad en la enseñanza de Ciencias y Matemática. ¿Tenemos que mejorar? ¡Definitivamente! La educación en Guatemala está en crisis, pero no por eso todo lo que hacen los educadores o quienes participan del sector educativo es malo.

Tenemos mucho talento, dedicación y vocación. Uno de los miembros del grupo que describí en el primer párrafo es estudiante de ingeniería en sistemas y luego de recibir formación especializada en Matemática educativa y trabajar como educadora paralelamente mientras estudia, ha decidido iniciar una nueva carrera universitaria, esta vez en educación, con el sacrificio de tiempo que le representará y el costo de hacerlo en una universidad privada. Otro de los miembros de ese mismo grupo tuvo una oferta de trabajo en donde ganaría 4 veces más de lo que devengaba en su trabajo anterior. Sin embargo, valoró más su propio aprendizaje y desarrollo con el equipo de personas con quien trabajaba, discutía y aprendía de educación todas las tardes, al punto que estaba dispuesto a declinar la oferta de trabajo para mantener su pertenencia al grupo de especialistas en Matemática educativa. Otro miembro, psicólogo con un don especial para la educación y para la Matemática, es autodidacta, con mucho carisma y un verdadero líder educativo. Otro miembro ha buscado año con año recursos para participar en congresos educativos internacionales y ha sido acreedor de reconocimientos locales e internacionales por su dedicación. Una de estas educadoras – economista y catedrática universitaria – integra su experiencia en otros campos para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Quisiera mencionarlas todas, pero no lo hago por falta de espacio.

Cómo éstas, hay muchas anécdotas más de cada uno de talentosos educadores de quien hago mención en el inicio de esta columna. Son personas dedicadas, comprometidas con mejorar la educación y conscientes que para hacerlo, es indispensable su continuada formación; son personas capaces de analizar una situación bajo distintos ángulos, hambrientos de mejorar su desarrollo y con la humildad suficiente para reconocer cuando se equivocan o cuando otras ideas sobrepasan las propias. Son personas inteligentes, respetables, capaces y dedicadas; ¡son educadores talentosos! A estos magníficos educadores a quienes menciono únicamente por su primer nombre, dedico esta columna: Maria Olga S., Ismar H., Darwin M., Samantha T., Patsy J., Paula C., Werner O., Willy H., Candy B., Eduardo M., Daniel P., Obed D., Josué R., Debbie Y., Martín L., Baudino Ch., Luis Ch., Claudia C. y Mónica C.. ¡Gracias por su compromiso desinteresado por mejorar la educación para que construyamos un mejor país!