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El mejor colegio

Redacción
31 de enero, 2016

Muchos padres preocupados por la educación de sus hijos quieren elegir la mejor institución educativa para sus hijos sin necesariamente tener claro qué es lo que desean que la institución provea. Algunos, sin pensarlo, buscan status social; otros se impresionan por las instalaciones; otros más por la calidad académica y otros por el liderazgo deportivo; para otros padres, la enseñanza religiosa es importante y para otros, un sistema laico pero con enfoque en valores morales es prioritario; hay unos que desean un enfoque en la última tecnología y otros desean más la conciencia ecológica y de protección al medio ambiente. Seguramente hay muchos otros factores que influyen en la elección de una institución educativa para los hijos, pero ¿cómo saber cuál es la mejor?

Un semanario ha desarrollado un ranking de colegios el cual trata de calificarlos en función del nivel de Matemática y comprensión lectora. A mi criterio, este ranking mide poco: se basa en las evaluaciones que el Ministerio de Educación realiza anualmente a los estudiantes graduandos de bachillerato o diversificado. Estas evaluaciones buscan medir el avance en comprensión de ambas áreas a nivel nacional y recabar información que incida en la toma de decisiones y en el diseño de políticas educativas que fortalezcan la educación con pertinencia cultural. El esfuerzo del Ministerio de Educación y de la Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa – DIGEDUCA – la cual está a cargo de la elaboración de este proceso es importante, pues provee estadísticas que nos permiten evaluar el desempeño interanual en función de género, tipo de institución, tipo de jornada, identificación étnica, región, rama de estudios y otros factores.

Sin embargo, considero que a pesar de que el ranking se basa en una medición objetiva, utiliza una fuente de información que fue diseñada con propósitos distintos y cuyos datos en realidad son insuficientes para valorar la calidad educativa individual de cada institución. Es más, utilizar un ranking como este puede llevar a conclusiones erradas. Esto es porque las evaluaciones de graduandos que realiza la DIGEDUCA miden el nivel de logro en las competencias matemáticas y lectoras de los estudiantes; es decir, evalúan la cantidad de estudiantes que responden correctamente por lo menos el 60% de las preguntas de la evaluación y no asigna una calificación por estudiante que permita sacar una calificación promedio para la institución. La evaluación indica el porcentaje de estudiantes que alcanzaron el nivel de logro: aquellos que han desarrollado las competencias mínimas en Matemática y Lectura. La evaluación además adolece de aspectos que le darían validez para ser utilizadas en un ranking: no es vinculante, por lo que independiente del nivel de logro que obtenga cada estudiante, éste se graduará, dejando por fuera incentivos para un buen desempeño en la evaluación. Es sabido que en el pasado algunas instituciones educativas han tratado de afectar sus resultados influyendo en que los estudiantes cuyo desempeño es bajo no se presenten a la institución el día de la evaluación. También es sabido de instituciones educativas que preparan a sus estudiantes para la evaluación para elevar su nivel de logro, olvidando que lo importante es mejorar las competencias en los estudiantes.

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Este ranking tiene un aspecto positivo al cual hay que dar crédito: independiente de la validez del mismo en evaluar la calidad educativa de un colegio, ha generado conciencia en padres y educadores respecto a la calidad educativa y aunque no necesariamente con una valoración correcta, ahora los padres exigen una mejor calidad de las instituciones educativas en donde estudian sus hijos (i. e. que la institución puntee mejor en el ranking) y los educadores buscan mejorar ese ranking: algunos realmente preocupados por mejorar las competencias de sus estudiantes y otros preocupados únicamente de mejorar el ranking.

Pero asumiendo que el ranking efectivamente evaluara el desempeño de una institución educativa en Matemática y Lectura – lo cual no hace – ¿sería esto suficiente para calificar a la institución que puntee más alto como “la mejor”?. En mi opinión, está muy lejos de poder hacerlo. Son tantos los factores que deben incidir en la calificación de un colegio, que evaluar únicamente el desempeño en Matemática y en Lectura se convierte en una valoración pobre. También hay muchos aspectos subjetivos que responden a necesidades particulares de cada familia, tales como si el colegio tiene un enfoque religioso o no, si queda cerca de sus residencias, si son fuertes en un segundo idioma, la relación de alumnos por maestro, el nivel de inclusión, y muchos otros aspectos.

Entonces, ¿cómo se podrían clasificar a las instituciones educativas para saber cuál es la absolutamente mejor de todas? No se puede. Son tantos factores los que inciden, que lo que un padre de familia pudiera hacer es enfocarse en evaluar aquellos factores que le son importantes y si mucho, obtener una ponderación de los mismos. Los que yo considere importantes no lo serán para mi vecino o para mi amigo y si coincidieran, posiblemente no tendrán la misma escala de importancia. En mi propia valoración incluyo la preparación como ciudadanos del futuro (no sólo en lo académico sino que en la capacidad de desarrollarse como ciudadanos que aporten positivamente a la sociedad), el nivel de felicidad que interpreto de los estudiantes (qué tan felices se ven), el nivel de compromiso de los docentes, la formación continua hacia los docentes, los valores que la institución refleja (no los que destaca en sus folletos, sino aquellos que se perciben de la institución – su trato hacia los docentes, padres y alumnos, su puntualidad, su apego a la verdad y otros), su enfoque hacia el aprendizaje, su filosofía hacia la Matemática y su compromiso con lectura. También valoro el tiempo que mis hijos pasan en el bus para llegar al colegio, la hora a la que se tienen que levantar y si pueden desayunar y nutrirse bien y si los maestros son accesibles para los padres.

Algunas de las cosas que mencioné en el párrafo anterior son las que personalmente valoro y busco para mis hijos, pero no son la que deben prevalecer en cada familia. Cada familia debe establecer los criterios que le son importantes. No pretendo descalificar el ranking elaborado por el semanario, pues como mencioné anteriormente, generar la conciencia en educadores y padres de elevar la calidad es un logro. Sin embargo, considero que hay muchos más factores que en algunos casos puedan ser más importantes que únicamente evaluar el porcentaje de estudiantes que alcanza el nivel de logro (nivel mínimo) en las evaluaciones de Matemática y Lectura.

Alexis Carrel, cirujano y biólogo francés y ganador del premio Nobel de la medicina en 1912 expresó: “Es imposible educar niños al por mayor; la escuela no puede ser el sustitutivo de la educación individual”.

El mejor colegio

Redacción
31 de enero, 2016

Muchos padres preocupados por la educación de sus hijos quieren elegir la mejor institución educativa para sus hijos sin necesariamente tener claro qué es lo que desean que la institución provea. Algunos, sin pensarlo, buscan status social; otros se impresionan por las instalaciones; otros más por la calidad académica y otros por el liderazgo deportivo; para otros padres, la enseñanza religiosa es importante y para otros, un sistema laico pero con enfoque en valores morales es prioritario; hay unos que desean un enfoque en la última tecnología y otros desean más la conciencia ecológica y de protección al medio ambiente. Seguramente hay muchos otros factores que influyen en la elección de una institución educativa para los hijos, pero ¿cómo saber cuál es la mejor?

Un semanario ha desarrollado un ranking de colegios el cual trata de calificarlos en función del nivel de Matemática y comprensión lectora. A mi criterio, este ranking mide poco: se basa en las evaluaciones que el Ministerio de Educación realiza anualmente a los estudiantes graduandos de bachillerato o diversificado. Estas evaluaciones buscan medir el avance en comprensión de ambas áreas a nivel nacional y recabar información que incida en la toma de decisiones y en el diseño de políticas educativas que fortalezcan la educación con pertinencia cultural. El esfuerzo del Ministerio de Educación y de la Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa – DIGEDUCA – la cual está a cargo de la elaboración de este proceso es importante, pues provee estadísticas que nos permiten evaluar el desempeño interanual en función de género, tipo de institución, tipo de jornada, identificación étnica, región, rama de estudios y otros factores.

Sin embargo, considero que a pesar de que el ranking se basa en una medición objetiva, utiliza una fuente de información que fue diseñada con propósitos distintos y cuyos datos en realidad son insuficientes para valorar la calidad educativa individual de cada institución. Es más, utilizar un ranking como este puede llevar a conclusiones erradas. Esto es porque las evaluaciones de graduandos que realiza la DIGEDUCA miden el nivel de logro en las competencias matemáticas y lectoras de los estudiantes; es decir, evalúan la cantidad de estudiantes que responden correctamente por lo menos el 60% de las preguntas de la evaluación y no asigna una calificación por estudiante que permita sacar una calificación promedio para la institución. La evaluación indica el porcentaje de estudiantes que alcanzaron el nivel de logro: aquellos que han desarrollado las competencias mínimas en Matemática y Lectura. La evaluación además adolece de aspectos que le darían validez para ser utilizadas en un ranking: no es vinculante, por lo que independiente del nivel de logro que obtenga cada estudiante, éste se graduará, dejando por fuera incentivos para un buen desempeño en la evaluación. Es sabido que en el pasado algunas instituciones educativas han tratado de afectar sus resultados influyendo en que los estudiantes cuyo desempeño es bajo no se presenten a la institución el día de la evaluación. También es sabido de instituciones educativas que preparan a sus estudiantes para la evaluación para elevar su nivel de logro, olvidando que lo importante es mejorar las competencias en los estudiantes.

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Este ranking tiene un aspecto positivo al cual hay que dar crédito: independiente de la validez del mismo en evaluar la calidad educativa de un colegio, ha generado conciencia en padres y educadores respecto a la calidad educativa y aunque no necesariamente con una valoración correcta, ahora los padres exigen una mejor calidad de las instituciones educativas en donde estudian sus hijos (i. e. que la institución puntee mejor en el ranking) y los educadores buscan mejorar ese ranking: algunos realmente preocupados por mejorar las competencias de sus estudiantes y otros preocupados únicamente de mejorar el ranking.

Pero asumiendo que el ranking efectivamente evaluara el desempeño de una institución educativa en Matemática y Lectura – lo cual no hace – ¿sería esto suficiente para calificar a la institución que puntee más alto como “la mejor”?. En mi opinión, está muy lejos de poder hacerlo. Son tantos los factores que deben incidir en la calificación de un colegio, que evaluar únicamente el desempeño en Matemática y en Lectura se convierte en una valoración pobre. También hay muchos aspectos subjetivos que responden a necesidades particulares de cada familia, tales como si el colegio tiene un enfoque religioso o no, si queda cerca de sus residencias, si son fuertes en un segundo idioma, la relación de alumnos por maestro, el nivel de inclusión, y muchos otros aspectos.

Entonces, ¿cómo se podrían clasificar a las instituciones educativas para saber cuál es la absolutamente mejor de todas? No se puede. Son tantos factores los que inciden, que lo que un padre de familia pudiera hacer es enfocarse en evaluar aquellos factores que le son importantes y si mucho, obtener una ponderación de los mismos. Los que yo considere importantes no lo serán para mi vecino o para mi amigo y si coincidieran, posiblemente no tendrán la misma escala de importancia. En mi propia valoración incluyo la preparación como ciudadanos del futuro (no sólo en lo académico sino que en la capacidad de desarrollarse como ciudadanos que aporten positivamente a la sociedad), el nivel de felicidad que interpreto de los estudiantes (qué tan felices se ven), el nivel de compromiso de los docentes, la formación continua hacia los docentes, los valores que la institución refleja (no los que destaca en sus folletos, sino aquellos que se perciben de la institución – su trato hacia los docentes, padres y alumnos, su puntualidad, su apego a la verdad y otros), su enfoque hacia el aprendizaje, su filosofía hacia la Matemática y su compromiso con lectura. También valoro el tiempo que mis hijos pasan en el bus para llegar al colegio, la hora a la que se tienen que levantar y si pueden desayunar y nutrirse bien y si los maestros son accesibles para los padres.

Algunas de las cosas que mencioné en el párrafo anterior son las que personalmente valoro y busco para mis hijos, pero no son la que deben prevalecer en cada familia. Cada familia debe establecer los criterios que le son importantes. No pretendo descalificar el ranking elaborado por el semanario, pues como mencioné anteriormente, generar la conciencia en educadores y padres de elevar la calidad es un logro. Sin embargo, considero que hay muchos más factores que en algunos casos puedan ser más importantes que únicamente evaluar el porcentaje de estudiantes que alcanza el nivel de logro (nivel mínimo) en las evaluaciones de Matemática y Lectura.

Alexis Carrel, cirujano y biólogo francés y ganador del premio Nobel de la medicina en 1912 expresó: “Es imposible educar niños al por mayor; la escuela no puede ser el sustitutivo de la educación individual”.