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¿Y la nueva forma de hacer política Municipal?

Redacción
21 de enero, 2016

En esta semana el la Fiscal General, Thelma Aldana y la CICIG anunciaron que “apuntan contra la corrupción en las Municipalidades” y  “existe una cantidad importante de investigaciones de personas que acaban de concluir su relación laboral con el Estado”. Entre la primera y segunda vuelta electoral, el MP recibió más de quinientas denuncias de corrupción provenientes de los municipios. Hemos visto como quedaron fuera de las elecciones personas nefastas para sus pueblos como el ex alcalde Arnoldo Medrano y Rubelio Recinos, y hoy la noticia ha sido la captura de once personas y el ex alcalde en funciones de La Antigua.

La limpieza generalizada de los caciques de la política local, quienes se han logrado perpetuar hasta 20 años en las alcaldías están viendo con mucha preocupación la tendencia que vino para quedarse: la observancia y auditoria ciudadana de la gestión pública Municipal.

Comparto con los que han puesto en práctica el ejercicio de la transparencia en la gestión pública a nivel global, que la mejor manera de cambiar la política municipal vendrá́ determinada por el grado de exigencia de la ciudadanía del mismo pueblo o ciudad. Y para ello primero tenemos que saber qué pasa exactamente en las Municipalidades y luego exigir cambios. Pero claro, eso es más fácil de decir que de hacer…

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Desde hace al menos 15 años se implementan cientos de proyectos a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe, financiados por la Cooperación Internacional, para el fortalecimiento de la participación ciudadana y la auditoria social. Realmente los resultados son incipientes a pesar de tener la marca correcta sobre lo que hay que hacer, pero ¿Por qué los pobres resultados y los pocos avances en este ejercicio de ciudadanía vis-a-vis nuestros gobiernos locales? Algunos piensan que por ser un pueblo pequeño las dinámicas son más sencillas o que las relaciones entre ciudadanos y sus políticos son más cercanas, pero esto es en sí una utopía.

Las dinámicas y las relaciones se determinan la mayoría de las veces no por la gente, sino por el estilo de gobernar del alcalde. Entonces me pregunto ¿a cuantos alcaldes hemos medido bajo indicadores la calidad del gasto frente a la resolución de problemas prioritarios que aquejan a la gente, la calidad del gasto público y la transparencia? En la capital no hay quien se atreva a medir al alcalde Arzú y en los pueblos la debilidad de organización, propuesta y herramientas para llevar a cabo esta relación ciudadanía-alcalde, hacer la veeduría, denunciar y/o sostener un diálogo constructivo es casi cero.

Muchas campañas electorales en los municipios nos indican el informe de la CICIG sobre el financiamiento de la política en Guatemala, tienen vínculos directos con fondos del narcotráfico o contratistas de obra pública, quienes resultan ser empresas de familiares de los mismos alcaldes. Alguien que se atreva a cuestionar algo o denunciar se enfrenta al riesgo inminente de amenazas contra la vida y la de su familia. Una forma de hacer política en simbiosis con el lucro desmedido y no verificable respecto a la calidad de las obras. Si se hiciera un inventario de cuantas obras hay inconclusas en los municipios, veríamos con gran tristeza la lapidación deliberada de nuestro dinero como contribuyentes al presupuesto del gobierno.

Si la Cooperación Internacional quiere reinventar su rol en fortalecer el tejido social, debiese invertir en la creación de Oficinas Ciudadanas de Control Municipal, como una herramienta de participación ciudadana, de control democrático y transformación social. Estas serían garantes de la transparencia de la gestión Municipal, al exigir la publicación inmediata, clara y completa de los documentos presupuestarios y contractuales del municipio. Deben ser espacios abiertos, inclusivos, constantes y descentralizados de participación ciudadana a la vez que brinden a esta la posibilidad de compartir y difundir información y organizarse para interaccionar con su Municipalidad de un modo completamente distinto.

La tecnología esta a nuestra disposición con infinitas maneras de apoyar estas políticas públicas en pro de la nueva y transparente forma de hacer política. Para que haya una auditoría ciudadana tiene que haber transparencia en los datos y que estén realmente a disposición de los ciudadanos.

Estamos esperando las tres o cinco acciones inmediatas del presidente Morales para entrarle de frente a la lucha contra la corrupción. Esta columna solo trata de proponer algunas ideas para que el contagio que hoy casi todos gozamos de luchar por nuevos gobiernos mejores y transparentes, se traduzcan en hechos en el corto plazo. El reloj camina…

¿Y la nueva forma de hacer política Municipal?

Redacción
21 de enero, 2016

En esta semana el la Fiscal General, Thelma Aldana y la CICIG anunciaron que “apuntan contra la corrupción en las Municipalidades” y  “existe una cantidad importante de investigaciones de personas que acaban de concluir su relación laboral con el Estado”. Entre la primera y segunda vuelta electoral, el MP recibió más de quinientas denuncias de corrupción provenientes de los municipios. Hemos visto como quedaron fuera de las elecciones personas nefastas para sus pueblos como el ex alcalde Arnoldo Medrano y Rubelio Recinos, y hoy la noticia ha sido la captura de once personas y el ex alcalde en funciones de La Antigua.

La limpieza generalizada de los caciques de la política local, quienes se han logrado perpetuar hasta 20 años en las alcaldías están viendo con mucha preocupación la tendencia que vino para quedarse: la observancia y auditoria ciudadana de la gestión pública Municipal.

Comparto con los que han puesto en práctica el ejercicio de la transparencia en la gestión pública a nivel global, que la mejor manera de cambiar la política municipal vendrá́ determinada por el grado de exigencia de la ciudadanía del mismo pueblo o ciudad. Y para ello primero tenemos que saber qué pasa exactamente en las Municipalidades y luego exigir cambios. Pero claro, eso es más fácil de decir que de hacer…

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Desde hace al menos 15 años se implementan cientos de proyectos a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe, financiados por la Cooperación Internacional, para el fortalecimiento de la participación ciudadana y la auditoria social. Realmente los resultados son incipientes a pesar de tener la marca correcta sobre lo que hay que hacer, pero ¿Por qué los pobres resultados y los pocos avances en este ejercicio de ciudadanía vis-a-vis nuestros gobiernos locales? Algunos piensan que por ser un pueblo pequeño las dinámicas son más sencillas o que las relaciones entre ciudadanos y sus políticos son más cercanas, pero esto es en sí una utopía.

Las dinámicas y las relaciones se determinan la mayoría de las veces no por la gente, sino por el estilo de gobernar del alcalde. Entonces me pregunto ¿a cuantos alcaldes hemos medido bajo indicadores la calidad del gasto frente a la resolución de problemas prioritarios que aquejan a la gente, la calidad del gasto público y la transparencia? En la capital no hay quien se atreva a medir al alcalde Arzú y en los pueblos la debilidad de organización, propuesta y herramientas para llevar a cabo esta relación ciudadanía-alcalde, hacer la veeduría, denunciar y/o sostener un diálogo constructivo es casi cero.

Muchas campañas electorales en los municipios nos indican el informe de la CICIG sobre el financiamiento de la política en Guatemala, tienen vínculos directos con fondos del narcotráfico o contratistas de obra pública, quienes resultan ser empresas de familiares de los mismos alcaldes. Alguien que se atreva a cuestionar algo o denunciar se enfrenta al riesgo inminente de amenazas contra la vida y la de su familia. Una forma de hacer política en simbiosis con el lucro desmedido y no verificable respecto a la calidad de las obras. Si se hiciera un inventario de cuantas obras hay inconclusas en los municipios, veríamos con gran tristeza la lapidación deliberada de nuestro dinero como contribuyentes al presupuesto del gobierno.

Si la Cooperación Internacional quiere reinventar su rol en fortalecer el tejido social, debiese invertir en la creación de Oficinas Ciudadanas de Control Municipal, como una herramienta de participación ciudadana, de control democrático y transformación social. Estas serían garantes de la transparencia de la gestión Municipal, al exigir la publicación inmediata, clara y completa de los documentos presupuestarios y contractuales del municipio. Deben ser espacios abiertos, inclusivos, constantes y descentralizados de participación ciudadana a la vez que brinden a esta la posibilidad de compartir y difundir información y organizarse para interaccionar con su Municipalidad de un modo completamente distinto.

La tecnología esta a nuestra disposición con infinitas maneras de apoyar estas políticas públicas en pro de la nueva y transparente forma de hacer política. Para que haya una auditoría ciudadana tiene que haber transparencia en los datos y que estén realmente a disposición de los ciudadanos.

Estamos esperando las tres o cinco acciones inmediatas del presidente Morales para entrarle de frente a la lucha contra la corrupción. Esta columna solo trata de proponer algunas ideas para que el contagio que hoy casi todos gozamos de luchar por nuevos gobiernos mejores y transparentes, se traduzcan en hechos en el corto plazo. El reloj camina…