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Fábula de un embajador invasivo

Giovanni Fratti
25 de febrero, 2016

Había una vez un embajador guatemalteco en Washington DC, que inició una campaña de desprestigio contra el ejército y los oficiales veteranos de guerra de los Estados Unidos. Y una injerencia en instituciones autónomas del Estado norteamericano como el Departamento de Justicia y los tribunales federales.

Del dinero de la Agencia Internacional para el Desarrollo Guatemalteca (AID G) empezó a fondear ong´s adentro de Estados Unidos, para perseguir a militares estadounidenses por la masacre de Mai Lai en Viet Nam y por los abusos en la prision de Abu Graib en Irak.

El Embajador guatemalteco se alió con los demás embajadores latinoamericanos y ellos en coro junto con el chapín, iban y venían a cuanto noticiero de tendencia liberal o progresista los invitaban, hablando de los crímenes contra los derechos humanos que el ejército norteamericano causaba en todo el mundo.

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El embajador chapín, al cual le encantaban los medios y el spotlight, salio en varios talk shows y programas de entrevistas de los medios de los Estados Unidos, hablando de los crímenes de lesa humanidad del ejército de Estados Unidos, y declarar al gobierno de los EUA un gobierno genocida.

Naturalmente, la gran mayoría de los norteamericanos, al ver a este embajador abusivo y que violaba los asuntos internos de su país, empezaron a indignarse con justa razón y motivo.  Inicio la critica y las reiteradas peticiones de declararlo non grato y exigirle al gobierno de Guatemala, respetar los asuntos internos norteamericanos y la Convención de la Habana, La Carta de Naciones Unidas y la Carta de la Organización de Estados Americanos, pero sobre todo respetar al pueblo de los Estados Unidos y su Constitución, pues no solo todos los tratados internacionales exigen a los diplomáticos actuar con respeto a los asuntos internos de los estados miembros, sin excepción; sino que los asuntos judiciales norteamericanos no son de la incumbencia de ningún otro país sino de los EUA.

Muchos comentaristas y líderes de opinión norteamericanos criticaron al embajador chapín por inmiscuirse en procesos penales de tribunales federales y en investigaciones del Departamento de Justicia, asuntos internos por excelencia, en los cuales ningún embajador, especialmente si no hay ningún ciudadano guatemalteco encartado, debiera tener injerencia alguna.

El Presidente de los Estados Unidos y el Secretario del Departamento de Estado, viendo la indignación generalizada contra un embajador que irrespeto los mas básicos principios de convivencia pacifica entre los Estados soberanos y la costumbre fundamental de las relaciones internacionales, que es el respeto a los asuntos internos, inmediatamente declaro al embajador guatemalteco, non grato, y por sus reiteradas intromisiones en asuntos internos norteamericanos y por mancillar el honor del ejército norteamericano, baluarte de la independencia y soberanía de los Estados Unidos de América, de la forma mas atenta invitaron al embajador guatemalteco a retirarse del país y le retiraron el beneplácito del gobierno para permanecer en Estados Unidos.

Mr. Robinson, en Guatemala tenemos un dicho:  así se ven las cosas cuando se voltea la tortilla.

Fábula de un embajador invasivo

Giovanni Fratti
25 de febrero, 2016

Había una vez un embajador guatemalteco en Washington DC, que inició una campaña de desprestigio contra el ejército y los oficiales veteranos de guerra de los Estados Unidos. Y una injerencia en instituciones autónomas del Estado norteamericano como el Departamento de Justicia y los tribunales federales.

Del dinero de la Agencia Internacional para el Desarrollo Guatemalteca (AID G) empezó a fondear ong´s adentro de Estados Unidos, para perseguir a militares estadounidenses por la masacre de Mai Lai en Viet Nam y por los abusos en la prision de Abu Graib en Irak.

El Embajador guatemalteco se alió con los demás embajadores latinoamericanos y ellos en coro junto con el chapín, iban y venían a cuanto noticiero de tendencia liberal o progresista los invitaban, hablando de los crímenes contra los derechos humanos que el ejército norteamericano causaba en todo el mundo.

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El embajador chapín, al cual le encantaban los medios y el spotlight, salio en varios talk shows y programas de entrevistas de los medios de los Estados Unidos, hablando de los crímenes de lesa humanidad del ejército de Estados Unidos, y declarar al gobierno de los EUA un gobierno genocida.

Naturalmente, la gran mayoría de los norteamericanos, al ver a este embajador abusivo y que violaba los asuntos internos de su país, empezaron a indignarse con justa razón y motivo.  Inicio la critica y las reiteradas peticiones de declararlo non grato y exigirle al gobierno de Guatemala, respetar los asuntos internos norteamericanos y la Convención de la Habana, La Carta de Naciones Unidas y la Carta de la Organización de Estados Americanos, pero sobre todo respetar al pueblo de los Estados Unidos y su Constitución, pues no solo todos los tratados internacionales exigen a los diplomáticos actuar con respeto a los asuntos internos de los estados miembros, sin excepción; sino que los asuntos judiciales norteamericanos no son de la incumbencia de ningún otro país sino de los EUA.

Muchos comentaristas y líderes de opinión norteamericanos criticaron al embajador chapín por inmiscuirse en procesos penales de tribunales federales y en investigaciones del Departamento de Justicia, asuntos internos por excelencia, en los cuales ningún embajador, especialmente si no hay ningún ciudadano guatemalteco encartado, debiera tener injerencia alguna.

El Presidente de los Estados Unidos y el Secretario del Departamento de Estado, viendo la indignación generalizada contra un embajador que irrespeto los mas básicos principios de convivencia pacifica entre los Estados soberanos y la costumbre fundamental de las relaciones internacionales, que es el respeto a los asuntos internos, inmediatamente declaro al embajador guatemalteco, non grato, y por sus reiteradas intromisiones en asuntos internos norteamericanos y por mancillar el honor del ejército norteamericano, baluarte de la independencia y soberanía de los Estados Unidos de América, de la forma mas atenta invitaron al embajador guatemalteco a retirarse del país y le retiraron el beneplácito del gobierno para permanecer en Estados Unidos.

Mr. Robinson, en Guatemala tenemos un dicho:  así se ven las cosas cuando se voltea la tortilla.