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Estamos celebrando el Día Internacional de la Mujer

José Carlos Ortega
12 de marzo, 2016

Nosotros como hombres debiéramos celebrar igualmente, porque en la medida que el otro género sea reconocido y valorado, nosotros crecemos. Intento escribir de mi corazón y no de ninguna rabia, enojo, miedo o venganza, por lo que en principio espero, no aplausos, solo poder dialogar.
Inicio, como reunión espiritual, pidiendo perdón, como la “chiviricuarta”, por mi y por todos los caballeros (que atrevido colocarme allí…), de toda palabra soez, subida de tono, menosprecio, burla, violenta y amenazante; de toda obra mala, que haya o no golpeado sus vidas en forma emocional, física , económica, social o intelectual; y de omisión, cuando hemos contemplado sin actuar, sin parar o sin dar su lugar a quien siendo igual, era menospreciada. Pecados hay muchos más, y por todos queremos decir que en este levantar de nuestras conciencias lucharemos, nosotros los hombres de verdad, por no cometerlos más. Seremos caballeros, que no significa tratarlas igual, pero si como iguales, pero con mayor respeto, delicadeza, cortesía, cariño y protección. Las amaremos.
Ahora, con mucho atrevimiento, pero como padre de 3 preciosas damas, compañero de una, exesposo, hijo de una más, hermano, tío, con muchas primas, amigas y compañeras, quiero contarles lo que nosotros pensamos. Sí las valoramos, y aunque a veces pareciera que no apreciamos algunos comportamientos, por parecer costumbres, nuestros corazones y vidas los aprecian. No debemos tener ninguna condición para valorarlas, toda mujer lo merece, pero sí apreciamos unas cosas más que otras, como ustedes también en nosotros.
Por eso, más que lo que nosotros querramos, quiero contarles que nos gustan las mujeres que son damas, que ante toda adversidad su carácter las mantiene, que sean alegres y positivas, puedan apoyar sin cobrar, que no manipulen, no sean mandonas, respetuosas, que las podamos tratar como princesas y reinas, pero que sean trabajadoras y echadoras de punta. Sabemos que tienen cambios de humor, y los respetamos, y sería maravilloso que no seamos los únicos en reconocerles sino ustedes también, que no sean berrinchudas, ni manipuladoras. Queremos conocer qué sienten, y poder sentir con ustedes, planear y soñar, y también luchar juntos. Que sea agradable estar a su lado y no escuchar solo exigencias, lloriqueos, molestias y enojos. Queremos hacer equipo con ustedes.
Y creo, con todo mi ser, que el primer valor se lo dan ustedes, al respetarse y amarse. Creo que las primeras que deben darse su lugar y su valor son ustedes. ¿Cómo? Respetándose y amándose a ustedes mismas. Deben darse valor en lo espiritual buscando a nuestro Creador y aprendiendo sus instrucciones, respetar su inteligencia y hacerla crecer. Trabajar en sus sentimientos para conocerlos y reconocerlos, y no utilizarlos para acusar y condenar que sólo nos aleja, usar su voluntad para luchar constantemente por las mejores decisiones, cultivar las relaciones de la familia a través del perdón, la misericordia, y también las relaciones sociales y empresariales para hacerlas crecer y prosperar sin olvidar lo más importante. Nosotros también trabajeremos en nosotros.
Tal vez escribí babosadas, y concluyo. ¡Pero sobre todo, queremos que sean felices!

Estamos celebrando el Día Internacional de la Mujer

José Carlos Ortega
12 de marzo, 2016

Nosotros como hombres debiéramos celebrar igualmente, porque en la medida que el otro género sea reconocido y valorado, nosotros crecemos. Intento escribir de mi corazón y no de ninguna rabia, enojo, miedo o venganza, por lo que en principio espero, no aplausos, solo poder dialogar.
Inicio, como reunión espiritual, pidiendo perdón, como la “chiviricuarta”, por mi y por todos los caballeros (que atrevido colocarme allí…), de toda palabra soez, subida de tono, menosprecio, burla, violenta y amenazante; de toda obra mala, que haya o no golpeado sus vidas en forma emocional, física , económica, social o intelectual; y de omisión, cuando hemos contemplado sin actuar, sin parar o sin dar su lugar a quien siendo igual, era menospreciada. Pecados hay muchos más, y por todos queremos decir que en este levantar de nuestras conciencias lucharemos, nosotros los hombres de verdad, por no cometerlos más. Seremos caballeros, que no significa tratarlas igual, pero si como iguales, pero con mayor respeto, delicadeza, cortesía, cariño y protección. Las amaremos.
Ahora, con mucho atrevimiento, pero como padre de 3 preciosas damas, compañero de una, exesposo, hijo de una más, hermano, tío, con muchas primas, amigas y compañeras, quiero contarles lo que nosotros pensamos. Sí las valoramos, y aunque a veces pareciera que no apreciamos algunos comportamientos, por parecer costumbres, nuestros corazones y vidas los aprecian. No debemos tener ninguna condición para valorarlas, toda mujer lo merece, pero sí apreciamos unas cosas más que otras, como ustedes también en nosotros.
Por eso, más que lo que nosotros querramos, quiero contarles que nos gustan las mujeres que son damas, que ante toda adversidad su carácter las mantiene, que sean alegres y positivas, puedan apoyar sin cobrar, que no manipulen, no sean mandonas, respetuosas, que las podamos tratar como princesas y reinas, pero que sean trabajadoras y echadoras de punta. Sabemos que tienen cambios de humor, y los respetamos, y sería maravilloso que no seamos los únicos en reconocerles sino ustedes también, que no sean berrinchudas, ni manipuladoras. Queremos conocer qué sienten, y poder sentir con ustedes, planear y soñar, y también luchar juntos. Que sea agradable estar a su lado y no escuchar solo exigencias, lloriqueos, molestias y enojos. Queremos hacer equipo con ustedes.
Y creo, con todo mi ser, que el primer valor se lo dan ustedes, al respetarse y amarse. Creo que las primeras que deben darse su lugar y su valor son ustedes. ¿Cómo? Respetándose y amándose a ustedes mismas. Deben darse valor en lo espiritual buscando a nuestro Creador y aprendiendo sus instrucciones, respetar su inteligencia y hacerla crecer. Trabajar en sus sentimientos para conocerlos y reconocerlos, y no utilizarlos para acusar y condenar que sólo nos aleja, usar su voluntad para luchar constantemente por las mejores decisiones, cultivar las relaciones de la familia a través del perdón, la misericordia, y también las relaciones sociales y empresariales para hacerlas crecer y prosperar sin olvidar lo más importante. Nosotros también trabajeremos en nosotros.
Tal vez escribí babosadas, y concluyo. ¡Pero sobre todo, queremos que sean felices!