Cada día la clase política nos deja a nosotros los guatemaltecos un sabor de boca que ya no es solo amargo, si no casi parecido a la hiel, los políticos cada semana nos dejan perplejos ante su forma tan descarada de dirigir nuestra nación y más de lo cínico que se pueden volver sin más reparo que el de esperar que se les comprenda por su actuar por el simple hecho de tener una “investidura digna”, como ellos lo dicen.
En estos días se vieron una serie de actuaciones de varios políticos que en realidad solo evidencian la falta de capacidad, idoneidad y honradez del que habla el artículo 113 de nuestra Constitución Política de la República de Guatemala, y por eso los vemos riendo en la cara de los ciudadanos, se mofan y son “sarcásticos”, como lo dijo un elocuente diputado en una conversación bastante lastimera.
Es evidente que la idea de una nación con prosperidad para todos debe cambiar sobre todo estructuralmente, en la que también a quienes elegimos y representan deben tener las características mínimas de educación y voluntad para dirigirnos porque para decirnos que la “investidura se respeta”, debemos entender que se debe llevar con honor y con el más alto decoro.
Me pregunto, cómo es posible que los dignatarios de la nación se comporten con el más bajo signo de educación y con la desfachatez y mediocridad posible, es ahora que creo que guatemaltecas y guatemaltecos exijamos políticos capaces, idóneos y honrados, en donde sus actuaciones sean acorde a su tan alta investidura.
Uno de los problemas creo es la forma en que son electos, en el caso de los diputados al Congreso de la República es hora que conozcamos a nuestros representantes y que sean electos por sus cualidades, esfuerzos y méritos que hayan alcanzado en su departamento y región y no porque son hijos, parientes o bien tienen solo el recurso económico para poder estar en las primeras posiciones de los listados, es necesario que la elección sea uninominal y con eso saber que quien se postula, posee las características y que en realidad hagan propuestas personales con un sentido estricto de servicio y no de enriquecimiento o poder sin control, y hacer su antojo ante cualquier eventualidad.
La actividad ciudadana ya empezó a despertar ante estos atropellos, ya se han pronunciado por redes sociales los guatemaltecos que tienen acceso a esta plataforma informática, en la que plantean protestas, pronunciamientos y acciones que se pretenden para poder contrarrestar el actuar de nuestros políticos.
Los políticos y los que ocupan cargos públicos deben tener sinceridad propia y determinar si tienen las cualidades para ejercer la administración que se les encomienda, las necesidades son muchas y los recursos pocos, por ello debemos tener a los más idóneos en estos puestos.
Esperamos pronto tener políticos y funcionarios en todos los ámbitos del accionar público capaces, idóneos y honrados, y no solo unos cuantos como en la actualidad se cuentan, merecemos un mejor futuro. Ya es hora que todos presionemos para lograrlo.
Cada día la clase política nos deja a nosotros los guatemaltecos un sabor de boca que ya no es solo amargo, si no casi parecido a la hiel, los políticos cada semana nos dejan perplejos ante su forma tan descarada de dirigir nuestra nación y más de lo cínico que se pueden volver sin más reparo que el de esperar que se les comprenda por su actuar por el simple hecho de tener una “investidura digna”, como ellos lo dicen.
En estos días se vieron una serie de actuaciones de varios políticos que en realidad solo evidencian la falta de capacidad, idoneidad y honradez del que habla el artículo 113 de nuestra Constitución Política de la República de Guatemala, y por eso los vemos riendo en la cara de los ciudadanos, se mofan y son “sarcásticos”, como lo dijo un elocuente diputado en una conversación bastante lastimera.
Es evidente que la idea de una nación con prosperidad para todos debe cambiar sobre todo estructuralmente, en la que también a quienes elegimos y representan deben tener las características mínimas de educación y voluntad para dirigirnos porque para decirnos que la “investidura se respeta”, debemos entender que se debe llevar con honor y con el más alto decoro.
Me pregunto, cómo es posible que los dignatarios de la nación se comporten con el más bajo signo de educación y con la desfachatez y mediocridad posible, es ahora que creo que guatemaltecas y guatemaltecos exijamos políticos capaces, idóneos y honrados, en donde sus actuaciones sean acorde a su tan alta investidura.
Uno de los problemas creo es la forma en que son electos, en el caso de los diputados al Congreso de la República es hora que conozcamos a nuestros representantes y que sean electos por sus cualidades, esfuerzos y méritos que hayan alcanzado en su departamento y región y no porque son hijos, parientes o bien tienen solo el recurso económico para poder estar en las primeras posiciones de los listados, es necesario que la elección sea uninominal y con eso saber que quien se postula, posee las características y que en realidad hagan propuestas personales con un sentido estricto de servicio y no de enriquecimiento o poder sin control, y hacer su antojo ante cualquier eventualidad.
La actividad ciudadana ya empezó a despertar ante estos atropellos, ya se han pronunciado por redes sociales los guatemaltecos que tienen acceso a esta plataforma informática, en la que plantean protestas, pronunciamientos y acciones que se pretenden para poder contrarrestar el actuar de nuestros políticos.
Los políticos y los que ocupan cargos públicos deben tener sinceridad propia y determinar si tienen las cualidades para ejercer la administración que se les encomienda, las necesidades son muchas y los recursos pocos, por ello debemos tener a los más idóneos en estos puestos.
Esperamos pronto tener políticos y funcionarios en todos los ámbitos del accionar público capaces, idóneos y honrados, y no solo unos cuantos como en la actualidad se cuentan, merecemos un mejor futuro. Ya es hora que todos presionemos para lograrlo.