«Los libros son los amigos más silenciosos y constantes; los consejeros más accesibles y sabios y los maestros más pacientes.» Charles W. Eliot
Hoy gracias a Miguel de Cervantes y William Shakespeare, celebramos el día internacional del libro y derechos de autor. Una iniciativa surgida en España a principios del siglo pasado y luego de ser presentada a la UNESCO se conmemora en todo el mundo desde hace 21 años.
Y cómo no vamos a celebrar al menos un día a los libros si es casi seguro que todos tenemos uno que nos cambió la vida. (Aunque sea el álgebra de Baldor) Los libros sin temor a equivocarme, son el mejor invento del hombre. Es que llegan a ser tantas cosas para alguien, un consejero, un medio de transporte, un salvavidas o una buena compañía. Tan buen invento es que a pesar del tiempo, y de todos los nuevos inventos del hombre, el libro permanece. Aunque tenga que competir con la televisión, las redes sociales y muchas cosas más han logrado salir bien librado de estas batallas. Y eso es porque los libros no pelean con nada ni con nadie, simplemente se transforman para poder llegar a más personas. Sí, veámoslo así para competir con la televisión y el cine, logró que varias historias que fueron libros primero se convirtieran en material audiovisual. Para sacarle ventaja a las tecnologías móviles, logró varias redes sociales para compartir lecturas y millones de sitios en internet para conseguir (más) libros.
Gracias a los libros por permitirnos conocer a los personajes más fascinantes, por darnos consejos y lecciones de vida, por llevarnos al límite de la imaginación y transportarnos a sitios inimaginables. También gracias por acompañarnos en esa sala de espera del doctor, por las charlas y amistades iniciadas gracias a los libros. Por dejarnos ser parte de las historias que permanecen entre las páginas, por transformarnos palabra a palabra.
Gracias también a los autores que nos permiten entrar a sus mentes, hasta a sus almas. Gracias porque nos comparten un poco de ellos en cada historia. Gracias por ser brillantes y querer iluminar a más personas. Gracias por liberarnos sus ideas y dejar que toquen nuestras vidas también.
Hay tantos libros por leer allá afuera, tanto que aprender de ellos. Si usted tiene amor por la lectura, vaya y contagie a más personas. Si aún no lo tiene, vaya y encuentre un libro que le llame de verdad la atención, no se preocupe que hay uno para todos, la cuestión está en encontrar el indicado que nos llevará a los demás.
«Los libros son los amigos más silenciosos y constantes; los consejeros más accesibles y sabios y los maestros más pacientes.» Charles W. Eliot
Hoy gracias a Miguel de Cervantes y William Shakespeare, celebramos el día internacional del libro y derechos de autor. Una iniciativa surgida en España a principios del siglo pasado y luego de ser presentada a la UNESCO se conmemora en todo el mundo desde hace 21 años.
Y cómo no vamos a celebrar al menos un día a los libros si es casi seguro que todos tenemos uno que nos cambió la vida. (Aunque sea el álgebra de Baldor) Los libros sin temor a equivocarme, son el mejor invento del hombre. Es que llegan a ser tantas cosas para alguien, un consejero, un medio de transporte, un salvavidas o una buena compañía. Tan buen invento es que a pesar del tiempo, y de todos los nuevos inventos del hombre, el libro permanece. Aunque tenga que competir con la televisión, las redes sociales y muchas cosas más han logrado salir bien librado de estas batallas. Y eso es porque los libros no pelean con nada ni con nadie, simplemente se transforman para poder llegar a más personas. Sí, veámoslo así para competir con la televisión y el cine, logró que varias historias que fueron libros primero se convirtieran en material audiovisual. Para sacarle ventaja a las tecnologías móviles, logró varias redes sociales para compartir lecturas y millones de sitios en internet para conseguir (más) libros.
Gracias a los libros por permitirnos conocer a los personajes más fascinantes, por darnos consejos y lecciones de vida, por llevarnos al límite de la imaginación y transportarnos a sitios inimaginables. También gracias por acompañarnos en esa sala de espera del doctor, por las charlas y amistades iniciadas gracias a los libros. Por dejarnos ser parte de las historias que permanecen entre las páginas, por transformarnos palabra a palabra.
Gracias también a los autores que nos permiten entrar a sus mentes, hasta a sus almas. Gracias porque nos comparten un poco de ellos en cada historia. Gracias por ser brillantes y querer iluminar a más personas. Gracias por liberarnos sus ideas y dejar que toquen nuestras vidas también.
Hay tantos libros por leer allá afuera, tanto que aprender de ellos. Si usted tiene amor por la lectura, vaya y contagie a más personas. Si aún no lo tiene, vaya y encuentre un libro que le llame de verdad la atención, no se preocupe que hay uno para todos, la cuestión está en encontrar el indicado que nos llevará a los demás.