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Una nueva actitud hacia la Matemática

Redacción
02 de mayo, 2016

Cuando entro a un restaurante frecuentemente veo a mi alrededor y cuento la cantidad de mesas. Estimo cuántas personas hay en el restaurante en ese momento y con una base totalmente subjetiva pero basado en mi intuición sobre la popularidad del restaurante, estimo cuantas rotaciones de clientes tiene al día. Eso lo multiplico por la cantidad de personas que previamente estimé por rotación y lo multiplico por la cantidad de días en el mes y el resultado, lo multiplico por el consumo promedio que estimo por cada comensal. Así llego a una cifra sobre la cual pienso que entre la mitad y el doble de esa cifra debe estar el volumen de ventas de ese restaurante. Mientras me entretengo con estos pensamientos, más de alguien me dice “ya estás haciendo numeritos otra vez”.

Hacer cálculos y estimaciones me entretiene y la Matemática me gusta y me llama la atención cada vez que escucho a padres diciéndole a sus hijos “no me pidás ayuda en Matemática porque a mi me fue muy mal cuando estaba estudiando”. He visto la cara de susto de estudiantes cuando les hablan de matemática y también he escuchado a directores escolares decir “qué bueno que alguien aquí sabe algo de Matemática por que yo no la comprendo”. Tristemente matemática es una materia en la cual jóvenes y adultos, padres, maestros y profesionales se dan licencia de comunicar – frecuentemente con orgullo – lo terrible que son para la materia, lo que les disgusta y lo complicado que la perciben. No he escuchado a nadie decir con igual énfasis que son malos para lenguaje o para ciencias, pero no se muerden la lengua para decir lo malos que son para la Matemática.

La matemática está inmersa en nuestro mundo aunque no queramos; sin embargo, muchos evitan el pensamiento numérico; la confunden con los números, con la agilidad mental para calcular o con la aritmética, pero estos elementos son sólo una parte de la matemática. El encontrar patrones, tener capacidad de abstracción y de análisis, desarrollar razonamiento lógico y tener habilidades para resolver problemas son parte de la matemática. A final de cuentas, la Matemática nos enseña a pensar. Cuando alguien dice “odio la Matemática” implica que no ha desarrollado destrezas de razonamiento lógico. Cada vez que tomamos una decisión, resolvemos un problema, pagamos una cuenta o recibimos un ingreso usamos matemática. La famosa matemática griega – Hipatia de Alejandría (350-415) – solía decir: “Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar.”

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El problema es que cuando un adulto le dice a un niño los aspectos negativos que él ha encontrado en la matemática y lo que le ha disgustado, está perpetuando un problema que de por sí ya es muy grande en Guatemala y en muchas partes del mundo. En Guatemala, 98% de los docentes de nivel Primaria que realizan pruebas de Matemática para optar a plaza no logran un resultado que demuestre que desarrollaron las competencias necesarias; 56 de cada 100 estudiantes de sexto grado no logran un nivel satisfactorio en las pruebas de Matemática y la situación se vuelve más crítica en grados superiores: 82% de los estudiantes de tercero básico y 91.5% de los estudiantes graduandos no tienen las competencias matemáticas requeridas al terminar dichos grados. De los graduandos, aproximadamente la mitad ingresan a la universidad y para estos, el resultado promedio en las pruebas de ingreso de Matemática es de 34%. Las estadísticas confirman nuestro analfabetismo matemático como nación y avala los comentarios negativos hacia la matemática. Después de todo, ¡sí!, a los guatemaltecos se nos ha dificultado esta materia y obviamente la gran mayoría ha tenido experiencias negativas o desagradables con matemática durante su vida escolar. Pero cuando adultos expresan su aversión a la Matemática dan licencia a los niños y jóvenes a replicar esta aversión y a que piensen en que no desarrollar las destrezas necesarias no puede ser tan malo, ya que su mamá o papá o incluso los maestros tampoco las desarrollaron.

Al igual que con cualquier materia o cualquier deporte, la matemática requiere práctica y paciencia. Ni los deportes ni la Matemática se pueden aprender observando a otros. De acuerdo a estadísticas de “Marca.com”, Lionel Messi mete solo 17 goles de cada 100 tiros que hace. Esto quiere decir que falla 83 de cada 100 tiros. Sin embargo es uno de los jugadores más valuados pues en 501 partidos ha metido 425 goles. Supongo que con sólo mencionar estos datos, los engranajes matemáticos de quienes están leyendo esta columna empezaron a funcionar y como se puede apreciar, hasta para disfrutar de deportes es necesaria la matemática.

Haciendo conciencia de la importancia de la matemática en la vida diaria, les haríamos un favor a nuestros hijos y a nuestros estudiantes si mostramos una actitud favorable hacia esta materia. Aún para quienes no comprendan ciertos aspectos o mantengan el temor, apoyar a los niños a desarrollar el gusto por esta materia es el inicio de romper un ciclo vicioso. La matemática es precursora de la ciencia y la ciencia es precursora del desarrollo. Al estimular el gusto por la Matemática estamos estimulando el desarrollo del país.

El famoso líder quien se convirtió en emperador francés de 1804 a 1814 y nuevamente en 1815 – Napoleón Bonaparte (1769-1821) – fue un estudiante distinguido en matemática. Dominó Europa durante más de una década y fue considerado uno de los grandes comandantes militares de toda la historia, al punto que sus guerras y campañas militares son estudiadas por escuelas militares en todo el mundo. Uno de sus pensamientos famosos fue “El avance y perfeccionamiento de las Matemáticas están estrechamente relacionados con la prosperidad de la nación”.

Una nueva actitud hacia la Matemática

Redacción
02 de mayo, 2016

Cuando entro a un restaurante frecuentemente veo a mi alrededor y cuento la cantidad de mesas. Estimo cuántas personas hay en el restaurante en ese momento y con una base totalmente subjetiva pero basado en mi intuición sobre la popularidad del restaurante, estimo cuantas rotaciones de clientes tiene al día. Eso lo multiplico por la cantidad de personas que previamente estimé por rotación y lo multiplico por la cantidad de días en el mes y el resultado, lo multiplico por el consumo promedio que estimo por cada comensal. Así llego a una cifra sobre la cual pienso que entre la mitad y el doble de esa cifra debe estar el volumen de ventas de ese restaurante. Mientras me entretengo con estos pensamientos, más de alguien me dice “ya estás haciendo numeritos otra vez”.

Hacer cálculos y estimaciones me entretiene y la Matemática me gusta y me llama la atención cada vez que escucho a padres diciéndole a sus hijos “no me pidás ayuda en Matemática porque a mi me fue muy mal cuando estaba estudiando”. He visto la cara de susto de estudiantes cuando les hablan de matemática y también he escuchado a directores escolares decir “qué bueno que alguien aquí sabe algo de Matemática por que yo no la comprendo”. Tristemente matemática es una materia en la cual jóvenes y adultos, padres, maestros y profesionales se dan licencia de comunicar – frecuentemente con orgullo – lo terrible que son para la materia, lo que les disgusta y lo complicado que la perciben. No he escuchado a nadie decir con igual énfasis que son malos para lenguaje o para ciencias, pero no se muerden la lengua para decir lo malos que son para la Matemática.

La matemática está inmersa en nuestro mundo aunque no queramos; sin embargo, muchos evitan el pensamiento numérico; la confunden con los números, con la agilidad mental para calcular o con la aritmética, pero estos elementos son sólo una parte de la matemática. El encontrar patrones, tener capacidad de abstracción y de análisis, desarrollar razonamiento lógico y tener habilidades para resolver problemas son parte de la matemática. A final de cuentas, la Matemática nos enseña a pensar. Cuando alguien dice “odio la Matemática” implica que no ha desarrollado destrezas de razonamiento lógico. Cada vez que tomamos una decisión, resolvemos un problema, pagamos una cuenta o recibimos un ingreso usamos matemática. La famosa matemática griega – Hipatia de Alejandría (350-415) – solía decir: “Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar.”

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El problema es que cuando un adulto le dice a un niño los aspectos negativos que él ha encontrado en la matemática y lo que le ha disgustado, está perpetuando un problema que de por sí ya es muy grande en Guatemala y en muchas partes del mundo. En Guatemala, 98% de los docentes de nivel Primaria que realizan pruebas de Matemática para optar a plaza no logran un resultado que demuestre que desarrollaron las competencias necesarias; 56 de cada 100 estudiantes de sexto grado no logran un nivel satisfactorio en las pruebas de Matemática y la situación se vuelve más crítica en grados superiores: 82% de los estudiantes de tercero básico y 91.5% de los estudiantes graduandos no tienen las competencias matemáticas requeridas al terminar dichos grados. De los graduandos, aproximadamente la mitad ingresan a la universidad y para estos, el resultado promedio en las pruebas de ingreso de Matemática es de 34%. Las estadísticas confirman nuestro analfabetismo matemático como nación y avala los comentarios negativos hacia la matemática. Después de todo, ¡sí!, a los guatemaltecos se nos ha dificultado esta materia y obviamente la gran mayoría ha tenido experiencias negativas o desagradables con matemática durante su vida escolar. Pero cuando adultos expresan su aversión a la Matemática dan licencia a los niños y jóvenes a replicar esta aversión y a que piensen en que no desarrollar las destrezas necesarias no puede ser tan malo, ya que su mamá o papá o incluso los maestros tampoco las desarrollaron.

Al igual que con cualquier materia o cualquier deporte, la matemática requiere práctica y paciencia. Ni los deportes ni la Matemática se pueden aprender observando a otros. De acuerdo a estadísticas de “Marca.com”, Lionel Messi mete solo 17 goles de cada 100 tiros que hace. Esto quiere decir que falla 83 de cada 100 tiros. Sin embargo es uno de los jugadores más valuados pues en 501 partidos ha metido 425 goles. Supongo que con sólo mencionar estos datos, los engranajes matemáticos de quienes están leyendo esta columna empezaron a funcionar y como se puede apreciar, hasta para disfrutar de deportes es necesaria la matemática.

Haciendo conciencia de la importancia de la matemática en la vida diaria, les haríamos un favor a nuestros hijos y a nuestros estudiantes si mostramos una actitud favorable hacia esta materia. Aún para quienes no comprendan ciertos aspectos o mantengan el temor, apoyar a los niños a desarrollar el gusto por esta materia es el inicio de romper un ciclo vicioso. La matemática es precursora de la ciencia y la ciencia es precursora del desarrollo. Al estimular el gusto por la Matemática estamos estimulando el desarrollo del país.

El famoso líder quien se convirtió en emperador francés de 1804 a 1814 y nuevamente en 1815 – Napoleón Bonaparte (1769-1821) – fue un estudiante distinguido en matemática. Dominó Europa durante más de una década y fue considerado uno de los grandes comandantes militares de toda la historia, al punto que sus guerras y campañas militares son estudiadas por escuelas militares en todo el mundo. Uno de sus pensamientos famosos fue “El avance y perfeccionamiento de las Matemáticas están estrechamente relacionados con la prosperidad de la nación”.