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Fundaju, en busca de una Guatemala socialista.

Redacción
06 de mayo, 2016

Por José Andrés Ardón

A principios de este año participé en la Mesa Ciudadana de la Juventud con la esperanza de encontrar un espacio en dónde debatir ideas y propuestas sobre el camino que como jóvenes debemos tomar si queremos tener un mejor futuro. Fui con la mente abierta, aunque he de admitir, con un poco de escepticismo con respecto a esta propuesta por lo que había acontecido en el Congreso de la República semanas atrás. Aprovechando la aprobación súbita de esta ley, diputados oportunistas propusieron una serie de enmiendas controversiales que incluían un incremento al ISR y la obligación por parte del Estado de proveer educación sexual integral. Sin embargo, esta esperanza de un diálogo verdaderamente profundo se fue perdiendo conforme avanzábamos en las mesas llegando al punto en el que discutir si en realidad era necesaria una ley parecía ser algo inaceptable.
Una serie de organizaciones insistía con necedad que llegáramos a un consenso sobre la creación de un Ministerio de la Juventud, con un presupuesto de mínimo 40 millones de quetzales (actualmente destinados a salud) para llevar a cabo sus operaciones. Entre ellas destacaba “Fundaju” guiada por un señor llamado Marlon Garcia quién sostenía que esta ley había sido parte de un consenso entre organizaciones (claramente no aquellas que estaban participando en las mesas de discusión) y entre los mismos diputados. Tras escuchar a diversos grupos de jóvenes en oposición, o al menos en duda, de la creación de este Ministerio declaró arrogantemente que no iban a desistir de su lucha de ya varios años dando a entender que lo que habláramos en estas mesas no tendría influencia alguna en ellos. No hubo consenso sobre esta ley entre las organizaciones participantes, la ley fue llevada a una comisión específica por parte de los diputados y la discusión había regresado a un punto frío.
Al cabo de un mes aparecieron en zonas estratégicas de la ciudad capital y probablemente nada baratos “Mupis” con el mensaje #SiLeydeJuventud. Como se podrán imaginar, con el logo de “Fundaju” al final. Me intrigaban cada vez más las fuertes intenciones de este grupo y como dice el dicho: “si el río truena, es porque piedras lleva” y efectivamente fue así.
Recientemente vino Adán Chávez, hermano del muy exitoso ex presidente de Venezuela a Guatemala a brindar una conferencia sobre “El pensamiento político de Hugo Chávez” que tiene hundido en la pobreza a un país potencialmente rico. ¿Patrocinado por quién? Fundaju. Pero eso no es todo, Gloria Álvarez de MCN, intentó entrar a la conferencia que de paso era abierta a todo el público y hecha en un lugar público (Paraninfo Universitario) a lo que un señor seguido por una multitud se opuso fervientemente. ¿Quién era este señor que aparece en la portada del video de Gloria? Adivinaron otra vez, Marlon Garcia de Fundaju. Todo tenía sentido ahora.
La intención era clara. Sin embargo quiero hacer un paréntesis aquí para aclarar que tener una ideología determinada no está mal, es más, en una democracia el pluralismo es una parte esencial y la disputa entre élites de todo tipo contribuye a limitar la capacidad de cualquier grupo de concentrar el poder. La crítica que aquí subyace es por lo tanto al intento de importarnos un sistema que ha probado ser un fracaso y que ha llevado al país “más rico” de Latinoamérica a un colapso catastrófico.
Venezuela actualmente tiene 30 Ministerios, más del doble que Guatemala. Pero este incremento desenfrenado de burocracia tiene una razón de ser en los países socialistas, no es una casualidad. La lógica de los socialistas es expropiar la mayor cantidad de empresas y nacionalizar la mayor cantidad de recursos para así tener el control estatal de ellos pudiendo hacer lo que se les plazcan con ellos y posteriormente asfixiando a los pocos empresarios valientes que aún tienen las fuerzas de coexistir en un régimen totalitario. Con esto lo qué logran es eliminar cualquier tipo de competencia provocando que muchas personas se queden sin empleo. Pero esto no es de preocuparse para los venezolanos, ya que el Estado te tiene un puesto listo para que trabajes para ellos sin importar que no estés siendo productivo hasta el punto en que los burócratas solo trabajan dos días a la semana y no pasa nada. ¿Y si ya no hay más puestos en el aparato estatal que pasa? Pues sencillo, crean más Ministerios, aumentando así la burocracia y provocando una demanda artificial de trabajadores.
Me preocupa que este tipo de organizaciones como Fundaju estén usando de excusa a la juventud para llevar a cabo este plan de incrementar desenfrenadamente la burocracia y condenar a este país al fracaso. Las señales están allí, es cuestión de abrir los ojos ante estos intentos de convertirnos en la nueva Venezuela y combatirlos no sólo haciendo este tipo de críticas sino que también proponiendo. Es necesario que entendamos que mientras le deleguemos al Estado más responsabilidades, los individuos estamos perdiendo más libertades. Busquemos por lo tanto, aquellas propuestas que buscan mejorar la vida no sólo de los jóvenes sino de toda la población, propuestas que están allí y es nuestro deber abrir los ojos ante ellas.

Fundaju, en busca de una Guatemala socialista.

Redacción
06 de mayo, 2016

Por José Andrés Ardón

A principios de este año participé en la Mesa Ciudadana de la Juventud con la esperanza de encontrar un espacio en dónde debatir ideas y propuestas sobre el camino que como jóvenes debemos tomar si queremos tener un mejor futuro. Fui con la mente abierta, aunque he de admitir, con un poco de escepticismo con respecto a esta propuesta por lo que había acontecido en el Congreso de la República semanas atrás. Aprovechando la aprobación súbita de esta ley, diputados oportunistas propusieron una serie de enmiendas controversiales que incluían un incremento al ISR y la obligación por parte del Estado de proveer educación sexual integral. Sin embargo, esta esperanza de un diálogo verdaderamente profundo se fue perdiendo conforme avanzábamos en las mesas llegando al punto en el que discutir si en realidad era necesaria una ley parecía ser algo inaceptable.
Una serie de organizaciones insistía con necedad que llegáramos a un consenso sobre la creación de un Ministerio de la Juventud, con un presupuesto de mínimo 40 millones de quetzales (actualmente destinados a salud) para llevar a cabo sus operaciones. Entre ellas destacaba “Fundaju” guiada por un señor llamado Marlon Garcia quién sostenía que esta ley había sido parte de un consenso entre organizaciones (claramente no aquellas que estaban participando en las mesas de discusión) y entre los mismos diputados. Tras escuchar a diversos grupos de jóvenes en oposición, o al menos en duda, de la creación de este Ministerio declaró arrogantemente que no iban a desistir de su lucha de ya varios años dando a entender que lo que habláramos en estas mesas no tendría influencia alguna en ellos. No hubo consenso sobre esta ley entre las organizaciones participantes, la ley fue llevada a una comisión específica por parte de los diputados y la discusión había regresado a un punto frío.
Al cabo de un mes aparecieron en zonas estratégicas de la ciudad capital y probablemente nada baratos “Mupis” con el mensaje #SiLeydeJuventud. Como se podrán imaginar, con el logo de “Fundaju” al final. Me intrigaban cada vez más las fuertes intenciones de este grupo y como dice el dicho: “si el río truena, es porque piedras lleva” y efectivamente fue así.
Recientemente vino Adán Chávez, hermano del muy exitoso ex presidente de Venezuela a Guatemala a brindar una conferencia sobre “El pensamiento político de Hugo Chávez” que tiene hundido en la pobreza a un país potencialmente rico. ¿Patrocinado por quién? Fundaju. Pero eso no es todo, Gloria Álvarez de MCN, intentó entrar a la conferencia que de paso era abierta a todo el público y hecha en un lugar público (Paraninfo Universitario) a lo que un señor seguido por una multitud se opuso fervientemente. ¿Quién era este señor que aparece en la portada del video de Gloria? Adivinaron otra vez, Marlon Garcia de Fundaju. Todo tenía sentido ahora.
La intención era clara. Sin embargo quiero hacer un paréntesis aquí para aclarar que tener una ideología determinada no está mal, es más, en una democracia el pluralismo es una parte esencial y la disputa entre élites de todo tipo contribuye a limitar la capacidad de cualquier grupo de concentrar el poder. La crítica que aquí subyace es por lo tanto al intento de importarnos un sistema que ha probado ser un fracaso y que ha llevado al país “más rico” de Latinoamérica a un colapso catastrófico.
Venezuela actualmente tiene 30 Ministerios, más del doble que Guatemala. Pero este incremento desenfrenado de burocracia tiene una razón de ser en los países socialistas, no es una casualidad. La lógica de los socialistas es expropiar la mayor cantidad de empresas y nacionalizar la mayor cantidad de recursos para así tener el control estatal de ellos pudiendo hacer lo que se les plazcan con ellos y posteriormente asfixiando a los pocos empresarios valientes que aún tienen las fuerzas de coexistir en un régimen totalitario. Con esto lo qué logran es eliminar cualquier tipo de competencia provocando que muchas personas se queden sin empleo. Pero esto no es de preocuparse para los venezolanos, ya que el Estado te tiene un puesto listo para que trabajes para ellos sin importar que no estés siendo productivo hasta el punto en que los burócratas solo trabajan dos días a la semana y no pasa nada. ¿Y si ya no hay más puestos en el aparato estatal que pasa? Pues sencillo, crean más Ministerios, aumentando así la burocracia y provocando una demanda artificial de trabajadores.
Me preocupa que este tipo de organizaciones como Fundaju estén usando de excusa a la juventud para llevar a cabo este plan de incrementar desenfrenadamente la burocracia y condenar a este país al fracaso. Las señales están allí, es cuestión de abrir los ojos ante estos intentos de convertirnos en la nueva Venezuela y combatirlos no sólo haciendo este tipo de críticas sino que también proponiendo. Es necesario que entendamos que mientras le deleguemos al Estado más responsabilidades, los individuos estamos perdiendo más libertades. Busquemos por lo tanto, aquellas propuestas que buscan mejorar la vida no sólo de los jóvenes sino de toda la población, propuestas que están allí y es nuestro deber abrir los ojos ante ellas.