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¿Qué pasa con la muerte?

Redacción
07 de mayo, 2016

La muerte es un enigma, por donde se trate de ver. Solamente una persona ha retornado de ella y bueno, ya sabemos que aunque se veía como nosotros él no era como nosotros. Es la muerte un tema tan incómodo por hablar, en pleno siglo XXI.

Y yo misma lo he dicho: “Ya dejá de hablar de eso mamá.” Porque de alguna manera nos han enseñado que hablar sobre la muerte y nuestros últimos deseos en voz alta en casi una invocación a este terrible ser, al que muchos le temen, con el que inevitablemente nos vamos a encontrar en el camino. Unos más tarde que temprano.

¿Qué es lo que pasa realmente con la muerte? Considero que es temida por muchos porque es algo completamente desconocido. Es como tener la certeza de que se recibirá un golpe fuerte sin saber cómo o en dónde. Y acaso no la sentimos siempre así… como un golpe, uno fuerte, certero y además por la espalda. Eso con respecto a la muerte de otra persona, de un allegado, un pariente o el amigo de la familia. Pero cuando individualmente nos detenemos a pensar sobre la propia muerte es donde descubrimos que igual y el temor no es morir, solo no tener el tiempo suficiente de lograr los sueños.

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¿Qué pasa con la muerte que queremos seguir viviéndolo como un misterio? Alejándola de nuestras vidas cuando en realidad estas dos situaciones, vida y muerte, interactúan entre sí. No es como que la muerte sea el fin de la vida y menos la vida el inicio de la muerte. Es un camino, si quiere verse de esta manera, uno iluminado por la luna y el otro por el sol. Un recorrido donde la mitad es acompañada, pero la siguiente se inicia, al menos solo.

Y no, no pido insensibilidad al tema de la muerta, sentir dolor por ella es justo, es válido, pero de ahí a temerle hay mucha diferencia.

Por razones de la vida esta semana estuve expuesta a sus dos caras, muerte y vida. Celebré la vida y los logros de mi mejor amiga, celebré que en su historia se agregara un año más. Pero también, en otro ambiente completamente diferente puede casi palpar el dolor de la pérdida de un hijo, hermano, novio y amigo. Al mismo tiempo pude ver a amigos reunidos celebrando lo que fue antes de dar este paso hacia el lado desconocido. Pude observar las ganas de mantener los sueños, de ganar las luchas y de contar los mismos chistes con los que se había reído antes en su presencia. Se podía sentir como esa vida estaba tomando otro rumbo, uno más grande, uno que abarca más sitios. Y aunque hay sentimientos sobre esto no nos podemos detener porque ninguno de los que ya partieron quieren eso. Seguro que en donde están se preocupan por nosotros, nos echan la mano como lo hicieron aquí y festejan cuando a través de recuerdos los traemos al presente. Porque esa sí es una muerte triste, no recordar a la persona, no traer a la mente los mejores momentos vividos. Eso es verdaderamente matar a alguien.

Pablo, desde aquí diré que sea donde sea ese corazón tan noble que tenés va a latir ahora en las acciones que logró tu ejemplo lleno de solidaridad, empatía y rebeldía.

Se le teme a la muerte porque es incomprendida. Y lo que realmente pasa con la muerte es que inevitablemente ocurre, tarde o temprano. Es mejor pensar en ella como una vieja amiga que nos volvemos a encontrar en el camino.

¿Qué pasa con la muerte?

Redacción
07 de mayo, 2016

La muerte es un enigma, por donde se trate de ver. Solamente una persona ha retornado de ella y bueno, ya sabemos que aunque se veía como nosotros él no era como nosotros. Es la muerte un tema tan incómodo por hablar, en pleno siglo XXI.

Y yo misma lo he dicho: “Ya dejá de hablar de eso mamá.” Porque de alguna manera nos han enseñado que hablar sobre la muerte y nuestros últimos deseos en voz alta en casi una invocación a este terrible ser, al que muchos le temen, con el que inevitablemente nos vamos a encontrar en el camino. Unos más tarde que temprano.

¿Qué es lo que pasa realmente con la muerte? Considero que es temida por muchos porque es algo completamente desconocido. Es como tener la certeza de que se recibirá un golpe fuerte sin saber cómo o en dónde. Y acaso no la sentimos siempre así… como un golpe, uno fuerte, certero y además por la espalda. Eso con respecto a la muerte de otra persona, de un allegado, un pariente o el amigo de la familia. Pero cuando individualmente nos detenemos a pensar sobre la propia muerte es donde descubrimos que igual y el temor no es morir, solo no tener el tiempo suficiente de lograr los sueños.

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¿Qué pasa con la muerte que queremos seguir viviéndolo como un misterio? Alejándola de nuestras vidas cuando en realidad estas dos situaciones, vida y muerte, interactúan entre sí. No es como que la muerte sea el fin de la vida y menos la vida el inicio de la muerte. Es un camino, si quiere verse de esta manera, uno iluminado por la luna y el otro por el sol. Un recorrido donde la mitad es acompañada, pero la siguiente se inicia, al menos solo.

Y no, no pido insensibilidad al tema de la muerta, sentir dolor por ella es justo, es válido, pero de ahí a temerle hay mucha diferencia.

Por razones de la vida esta semana estuve expuesta a sus dos caras, muerte y vida. Celebré la vida y los logros de mi mejor amiga, celebré que en su historia se agregara un año más. Pero también, en otro ambiente completamente diferente puede casi palpar el dolor de la pérdida de un hijo, hermano, novio y amigo. Al mismo tiempo pude ver a amigos reunidos celebrando lo que fue antes de dar este paso hacia el lado desconocido. Pude observar las ganas de mantener los sueños, de ganar las luchas y de contar los mismos chistes con los que se había reído antes en su presencia. Se podía sentir como esa vida estaba tomando otro rumbo, uno más grande, uno que abarca más sitios. Y aunque hay sentimientos sobre esto no nos podemos detener porque ninguno de los que ya partieron quieren eso. Seguro que en donde están se preocupan por nosotros, nos echan la mano como lo hicieron aquí y festejan cuando a través de recuerdos los traemos al presente. Porque esa sí es una muerte triste, no recordar a la persona, no traer a la mente los mejores momentos vividos. Eso es verdaderamente matar a alguien.

Pablo, desde aquí diré que sea donde sea ese corazón tan noble que tenés va a latir ahora en las acciones que logró tu ejemplo lleno de solidaridad, empatía y rebeldía.

Se le teme a la muerte porque es incomprendida. Y lo que realmente pasa con la muerte es que inevitablemente ocurre, tarde o temprano. Es mejor pensar en ella como una vieja amiga que nos volvemos a encontrar en el camino.