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Contradicciones

Betty Marroquin
09 de mayo, 2016

Vivimos en un país, que digo país, en un planeta, plagado de contradicciones. Sea en Guatemala, en los USA, en Italia, o donde sea, estamos viendo unas contradicciones absurdas e ilógicas. Que nos pasa a los seres humanos, es difícil de explicar y ciertamente no pretendo siquiera resolver semejante enigma. Veamos algunos ejemplos que arden.

Sea en Guatemala, en los Estados Unidos, en Alemania o Italia, en Brasil o en cualquier punto del mundo libre, deseamos mayor seguridad, pero condenamos el exceso de fuerza. ¿Cómo pretendemos que la policía nos defienda de criminales bien armados? Si usan armas de fuego y Dios los libre de dispararlas, terminan presos. Y entonces, ¿qué deben hacer para defendernos de criminales armados con armas de grueso calibre? ¿Será que si les platican éstos desalmados no disparan?

Defendemos los derechos humanos de mareros, invasores de tierras, narcos y terroristas, pero quienes los acusan quisieran ver guillotinados, quemados en la hoguera, a militares o empresarios. Es decir, durante los 36 años de guerra de guerrillas el ejército debió defender nuestra libertad con rosas y arrumacos, no con la fuerza. Para extraer información al capturar al enemigo, debieron invitarlos a un cafecito con champurradas. Igualito que vemos hoy día con Guantanamo. Los que atacan al ejército gringo por sus “abusos” en esa cárcel, o en otras, donde tienen prisioneros de guerra, mejor llamados terroristas, no entienden que por la buena éstos no sueltan prenda. ¿Cuántos atentados han sido frustrados gracias a que han hecho cantar ópera a estos asesinos? Sin duda, el valor de la vida de la mayoría en estos casos, sobrepasa la de los terroristas. Y así debiera de ser ya que al elegir ser terrorista debieran perder sus derechos humanos. La ironía es que cuando se trata de nuestro Ejército, el Embajador Robinson va a los juicios para hacer presión contra militares en los pseudo juicios donde los oenegeros defienden con furor a las supuestas víctimas del ejército. Me encantaría verles las caras a esos defensores de derechos humanos si cayeran víctimas de los terroristas que hoy defienden. En cualquier escenario del mundo donde hay terrorismo, torturaran, decapitan, quemaran vivos a sus víctimas. Quién recuerda al periodista Isidoro Zarco asesinado por el PGT en 1970. Claro, su vida para los defensores de derechos humanos, no vale nada, como no vale nada la vida del Embajador de los Estados Unidos en Guatemala, asesinado brutalmente por la guerrilla en Agosto de 1968. O por ejemplo la muerte de activista humanitario británico Alan Henning, asesinado por ISI. Seguro nuestros defensores de derechos humanos creen que podrían dialogar con ISIS, como creen que hubieran podido dialogar con el EGP, la ORPA etc. Quizás sea exceso de humanidad, aunque yo la llamo candidez, por no decir otra cosa.

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Y si hablamos de la pena de muerte, que podrá no ser un detractor, pero seguramente resolvería el alto costo de mantener vivos a una partida de bestias que merecen únicamente la muerte (terrorista, narcos, violadores, pedófilos, secuestradores, sicarios, asesinos a sueldo de cualquier tipo y mareros). Como dice una señora muy humilde cuya nieta fue violada, la gente que hace lo que estas bestias son “vómitos del diablo” (ella es muy religiosa). Preferiría que mis impuestos se fueran a educar niños para que sea personas de bien, que alimentar y pagar medicinas para esas ratas, especialmente sabiendo que desde la cárcel siguen con sus actividades criminales (sea en Guatemala o donde sea en el mundo libre porque esto sucede en los USA como en Europa). Muerto el perro se acaba la rabia, así que en este caso, y disculpándome con los perros que amo, la rabia debiera ser exterminada de raíz. Ah, pero es inhumano decir esto. Inhumano es lo que esas bestias hacen por placer, ambición o simple falta de alma. Es más, algunos merecerían que les hagan lo mismo que hicieran a sus víctimas antes de dejarlos “descansar en paz” porque aplicarles la inyección letal es demasiado blando comparado con lo que ellos hicieron. Ah, pero los derechos humanos defienden a esos criminales.

Quienes odian al sector productivo, estoy segura visten y usan productos que ese sector productivo importa (pagando o no las malditas mordidas obligatorias para poder importar), pero gracias a las cuales podemos comprar lo que se nos da la gana en cualquier parte incluyendo la Megapaca. Más despreciables son inclusive los que siendo ricos reniegan de la riqueza de la que viven, y quieren repartir el dinero ajeno (como algunos que conozco), predicando socialismo mientras beben Brunello di Montalcino y viajan en primera clase. Detonar puentes, quemar fábricas y fincas no me parece que cuente como actividad productiva. Recuerdo cuando tuve que buscar un restaurante en Washington-DC donde sirvieran Tignanello porque es uno de los vinos preferidos del ex Presidente Portillo. La cuenta no salió de su bolsillo, salió del bolsillo de los contribuyentes. Ah, pero eso a nadie interesa. A todos pareciera que se les olvida que tienen Internet gracias a que una empresa corre los riesgos implícitos en la actividad productiva para proveer un servicio, a que se extraen componentes en una mina, aunque vengan criminales a robarse el cable de cobre que luego exportan descaradamente, o comen hamburguesas porque algún empresario arriesga todos los días con su cafetería o en su cadena de restaurantes. Personalmente, amo los Shukos y me gusta comerlos frente al Colegio Liceo Guatemala. Esos vendedores, que también ejercen la actividad empresarial, saben lo que es sufrir por los mareros y me alegra ver que ahora están protegidos por gente armada. Quienes odian al sector productivo, no entienden que éste incluye a los que en él trabajan. Los autobuseros víctimas de las extorciones y asesinatos constantes merecen respeto y esos casos vigentes y constantes debieran recibir mayor atención en el MP y tribunales que los que acontecieron hace 30 o 40 años. Me alegra ver que el Presidente Morales haya puesto énfasis en las redadas que hemos visto de tanto marero y extorsionista. Quienes odian al sector productivo se niegan a ver que éste es el mayor inversor en Guatemala. Mucha infraestructura ha sido construida por empresarios porque el gobierno no lo hacía. Muchas escuelas y centros de salud en el interior son completamente abastecidos y mantenidos por empresarios que voluntariamente quieren invertir en la comunidad. ¿Qué obra ha hecho la guerrilla sea de infraestructura, proveer empleo, producir algo que represente divisas o inversión para Guatemala?

Quizás quienes no han vivido lejos de Guatemala no logren ver la enorme diferencia entre la Guatemala del 2016 y la Guatemala de hace 20 años. Hoy tenemos centros comerciales en el interior, con cines, tiendas, etc que hacen de la vida en esas comunidades algo más placentera y práctica. Hace 20 años eso no existía. Vemos a los vendedores ambulantes de fruta empujando sus carretas con el celular en la mano. Antes eso, no se veía. Vemos pequeños empresarios en el interior que están comercializando la miel que producen, tamaleras, tortilleras, tejedoras, cooperativas de café, y tantos otros ejemplos, de gente humilde que ha sabido usar su cerebro para algo productivo en lugar de aceptar los Q45 diarios que les pagan Oenegeros por hacer huelga. Esa gente merece respeto, son tan empresarios como quienes manejan las grandes corporaciones. Y la libertad que tienen para continuar creciendo, dar un mejor futuro a sus hijos, va protegida.

Los seres humanos somos buenísimos para criticar, insultar y ver lo negativo. Sea contra quien sea, es fácil hacerlo. Está bien que estemos vigilantes y atentos, es parte de nuestra obligación ciudadana, pero Guatemala ya tiene suficiente agente tóxico en el aire. Yo elijo ser positiva y creer que todos tenemos algo bueno que aportar. Quiero creer que los ex guerrilleros en lugar de seguir con su cantaleta, si emplearan sus mentes en cosas productivas, podrían hacer algo bueno por Guatemala. Claro está, la veo difícil mientras la industria de los resarcimientos esté tan pujante. Los patojos que se dedican a odiar al sector productivo, si usaran sus brillantes y jóvenes mentes en inventar algo, seguro harían maravillas para ellos y su país. Critican a los políticos, sea en Guatemala o en donde sea, pero la gente que critica porque se considera superior no se lanza al ruedo político. ¡Cómodo criticar desde el margen y no tirarse al agua! En nuestro caso, Guatemala necesita que ustedes, mentes privilegiadas, se tiren al agua por la vía democrática, sin artimañas, sin romper el orden constitucional, y sin ilegalidades. Dejen de hablar mal y propongan soluciones. Si tienen coraje para escribir, tengan coraje para servir a su patria.

Contradicciones

Betty Marroquin
09 de mayo, 2016

Vivimos en un país, que digo país, en un planeta, plagado de contradicciones. Sea en Guatemala, en los USA, en Italia, o donde sea, estamos viendo unas contradicciones absurdas e ilógicas. Que nos pasa a los seres humanos, es difícil de explicar y ciertamente no pretendo siquiera resolver semejante enigma. Veamos algunos ejemplos que arden.

Sea en Guatemala, en los Estados Unidos, en Alemania o Italia, en Brasil o en cualquier punto del mundo libre, deseamos mayor seguridad, pero condenamos el exceso de fuerza. ¿Cómo pretendemos que la policía nos defienda de criminales bien armados? Si usan armas de fuego y Dios los libre de dispararlas, terminan presos. Y entonces, ¿qué deben hacer para defendernos de criminales armados con armas de grueso calibre? ¿Será que si les platican éstos desalmados no disparan?

Defendemos los derechos humanos de mareros, invasores de tierras, narcos y terroristas, pero quienes los acusan quisieran ver guillotinados, quemados en la hoguera, a militares o empresarios. Es decir, durante los 36 años de guerra de guerrillas el ejército debió defender nuestra libertad con rosas y arrumacos, no con la fuerza. Para extraer información al capturar al enemigo, debieron invitarlos a un cafecito con champurradas. Igualito que vemos hoy día con Guantanamo. Los que atacan al ejército gringo por sus “abusos” en esa cárcel, o en otras, donde tienen prisioneros de guerra, mejor llamados terroristas, no entienden que por la buena éstos no sueltan prenda. ¿Cuántos atentados han sido frustrados gracias a que han hecho cantar ópera a estos asesinos? Sin duda, el valor de la vida de la mayoría en estos casos, sobrepasa la de los terroristas. Y así debiera de ser ya que al elegir ser terrorista debieran perder sus derechos humanos. La ironía es que cuando se trata de nuestro Ejército, el Embajador Robinson va a los juicios para hacer presión contra militares en los pseudo juicios donde los oenegeros defienden con furor a las supuestas víctimas del ejército. Me encantaría verles las caras a esos defensores de derechos humanos si cayeran víctimas de los terroristas que hoy defienden. En cualquier escenario del mundo donde hay terrorismo, torturaran, decapitan, quemaran vivos a sus víctimas. Quién recuerda al periodista Isidoro Zarco asesinado por el PGT en 1970. Claro, su vida para los defensores de derechos humanos, no vale nada, como no vale nada la vida del Embajador de los Estados Unidos en Guatemala, asesinado brutalmente por la guerrilla en Agosto de 1968. O por ejemplo la muerte de activista humanitario británico Alan Henning, asesinado por ISI. Seguro nuestros defensores de derechos humanos creen que podrían dialogar con ISIS, como creen que hubieran podido dialogar con el EGP, la ORPA etc. Quizás sea exceso de humanidad, aunque yo la llamo candidez, por no decir otra cosa.

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Y si hablamos de la pena de muerte, que podrá no ser un detractor, pero seguramente resolvería el alto costo de mantener vivos a una partida de bestias que merecen únicamente la muerte (terrorista, narcos, violadores, pedófilos, secuestradores, sicarios, asesinos a sueldo de cualquier tipo y mareros). Como dice una señora muy humilde cuya nieta fue violada, la gente que hace lo que estas bestias son “vómitos del diablo” (ella es muy religiosa). Preferiría que mis impuestos se fueran a educar niños para que sea personas de bien, que alimentar y pagar medicinas para esas ratas, especialmente sabiendo que desde la cárcel siguen con sus actividades criminales (sea en Guatemala o donde sea en el mundo libre porque esto sucede en los USA como en Europa). Muerto el perro se acaba la rabia, así que en este caso, y disculpándome con los perros que amo, la rabia debiera ser exterminada de raíz. Ah, pero es inhumano decir esto. Inhumano es lo que esas bestias hacen por placer, ambición o simple falta de alma. Es más, algunos merecerían que les hagan lo mismo que hicieran a sus víctimas antes de dejarlos “descansar en paz” porque aplicarles la inyección letal es demasiado blando comparado con lo que ellos hicieron. Ah, pero los derechos humanos defienden a esos criminales.

Quienes odian al sector productivo, estoy segura visten y usan productos que ese sector productivo importa (pagando o no las malditas mordidas obligatorias para poder importar), pero gracias a las cuales podemos comprar lo que se nos da la gana en cualquier parte incluyendo la Megapaca. Más despreciables son inclusive los que siendo ricos reniegan de la riqueza de la que viven, y quieren repartir el dinero ajeno (como algunos que conozco), predicando socialismo mientras beben Brunello di Montalcino y viajan en primera clase. Detonar puentes, quemar fábricas y fincas no me parece que cuente como actividad productiva. Recuerdo cuando tuve que buscar un restaurante en Washington-DC donde sirvieran Tignanello porque es uno de los vinos preferidos del ex Presidente Portillo. La cuenta no salió de su bolsillo, salió del bolsillo de los contribuyentes. Ah, pero eso a nadie interesa. A todos pareciera que se les olvida que tienen Internet gracias a que una empresa corre los riesgos implícitos en la actividad productiva para proveer un servicio, a que se extraen componentes en una mina, aunque vengan criminales a robarse el cable de cobre que luego exportan descaradamente, o comen hamburguesas porque algún empresario arriesga todos los días con su cafetería o en su cadena de restaurantes. Personalmente, amo los Shukos y me gusta comerlos frente al Colegio Liceo Guatemala. Esos vendedores, que también ejercen la actividad empresarial, saben lo que es sufrir por los mareros y me alegra ver que ahora están protegidos por gente armada. Quienes odian al sector productivo, no entienden que éste incluye a los que en él trabajan. Los autobuseros víctimas de las extorciones y asesinatos constantes merecen respeto y esos casos vigentes y constantes debieran recibir mayor atención en el MP y tribunales que los que acontecieron hace 30 o 40 años. Me alegra ver que el Presidente Morales haya puesto énfasis en las redadas que hemos visto de tanto marero y extorsionista. Quienes odian al sector productivo se niegan a ver que éste es el mayor inversor en Guatemala. Mucha infraestructura ha sido construida por empresarios porque el gobierno no lo hacía. Muchas escuelas y centros de salud en el interior son completamente abastecidos y mantenidos por empresarios que voluntariamente quieren invertir en la comunidad. ¿Qué obra ha hecho la guerrilla sea de infraestructura, proveer empleo, producir algo que represente divisas o inversión para Guatemala?

Quizás quienes no han vivido lejos de Guatemala no logren ver la enorme diferencia entre la Guatemala del 2016 y la Guatemala de hace 20 años. Hoy tenemos centros comerciales en el interior, con cines, tiendas, etc que hacen de la vida en esas comunidades algo más placentera y práctica. Hace 20 años eso no existía. Vemos a los vendedores ambulantes de fruta empujando sus carretas con el celular en la mano. Antes eso, no se veía. Vemos pequeños empresarios en el interior que están comercializando la miel que producen, tamaleras, tortilleras, tejedoras, cooperativas de café, y tantos otros ejemplos, de gente humilde que ha sabido usar su cerebro para algo productivo en lugar de aceptar los Q45 diarios que les pagan Oenegeros por hacer huelga. Esa gente merece respeto, son tan empresarios como quienes manejan las grandes corporaciones. Y la libertad que tienen para continuar creciendo, dar un mejor futuro a sus hijos, va protegida.

Los seres humanos somos buenísimos para criticar, insultar y ver lo negativo. Sea contra quien sea, es fácil hacerlo. Está bien que estemos vigilantes y atentos, es parte de nuestra obligación ciudadana, pero Guatemala ya tiene suficiente agente tóxico en el aire. Yo elijo ser positiva y creer que todos tenemos algo bueno que aportar. Quiero creer que los ex guerrilleros en lugar de seguir con su cantaleta, si emplearan sus mentes en cosas productivas, podrían hacer algo bueno por Guatemala. Claro está, la veo difícil mientras la industria de los resarcimientos esté tan pujante. Los patojos que se dedican a odiar al sector productivo, si usaran sus brillantes y jóvenes mentes en inventar algo, seguro harían maravillas para ellos y su país. Critican a los políticos, sea en Guatemala o en donde sea, pero la gente que critica porque se considera superior no se lanza al ruedo político. ¡Cómodo criticar desde el margen y no tirarse al agua! En nuestro caso, Guatemala necesita que ustedes, mentes privilegiadas, se tiren al agua por la vía democrática, sin artimañas, sin romper el orden constitucional, y sin ilegalidades. Dejen de hablar mal y propongan soluciones. Si tienen coraje para escribir, tengan coraje para servir a su patria.